La definición de las candidaturas empieza a provocar roces en la tropa lavagnista y la provincia de Buenos Aires se convirtió en el principal lugar de disputa. Francisco de Narváez insiste en afirmarse en su candidatura a la gobernación bonaerense mientras otros peronistas antikirchneristas promueven a Jorge Sarghini como candidato. Sarghini dijo que De Narváez “es un precandidato” y admitió que aceptaría encabezar la fórmula para gobernar la provincia si el espacio que representa se lo pide. El flamante empresario multimedio se mostró molesto por la puja: “Si Sarghini quiere ser candidato que lo diga públicamente y le pediré internas abiertas”, sentenció a Página/12. A pesar de la pelea intestina, coinciden en que aún no está cerrada la posibilidad de que Roberto Lavagna confluya en un frente común con Mauricio Macri.

Los gigantescos afiches distribuidos en lugares estratégicos de Capital, el conurbano y la costa atlántica muestran la enorme fotografía de plano americano, con prolijo saco y corbata, el pelo rojizo y la única leyenda que acompaña a su nombre: “Por la provincia 2007”. Francisco de Narváez ya había apostado fuerte y contribuido económicamente de la misma forma en las candidaturas presidenciales de Carlos Menem para su frustrado tercer mandato y cuando el duhaldismo enfrentó a Cristina Fernández de Kirchner en territorio bonaerense, y que terminó convirtiéndolo en diputado. Obviamente, ahora no escatima recursos para promocionar su candidatura.

Pero la “primeriada” no cayó del todo simpática entre sus compañeros del grupo El General, con el que impulsó la candidatura de Lavagna junto a los ex duhaldistas Eduardo Camaño, Juan José Alvarez y el propio Sarghini. Las discrepancias crecieron en forma proporcional al despliegue de la candidatura del empresario. Fue entonces que otros peronistas anti-K empezaron a insistir en que Sarghini, quien encabeza el bloque de diputados del Justicialismo Nacional, “es mejor candidato”. Incluso, le atribuyeron la opinión al propio Lavagna.

–¿De Narváez es el candidato del lavagnismo en la provincia? –le preguntó Página/12 a Sarghini, de “vacaciones a pleno” en Pinamar.

–Por ahora es un legítimo precandidato. Falta mucho todavía para definir eso porque es un tema muy vinculado a la construcción del espacio y el tiempo que esto demanda en la provincia. Esa construcción lleva un orden lógico que pasa primero por la discusión con otros sectores sobre el proyecto y después las candidaturas. Ahí se verá cuál es la más adecuada.

Pero Sarghini tampoco descartó su posible candidatura a gobernador ante la consulta de este diario. “Estoy muy compenetrado con el trabajo legislativo en mi rol de diputado nacional, aunque si la construcción del espacio lo requiere tampoco me opondré”, afirmó el legislador.

“Soy candidato a gobernador”, respondió De Narváez también desde la costa. Pero el empresario se molestó cuando este diario lo consultó sobre la posibilidad de dirimir con Sarghini esa candidatura. “Estoy cansado de los que hacen política con los celulares. Si Sarghini quiere ser candidato que lo diga públicamente y le pediré internas abiertas. Yo hago política públicamente”, remarcó De Narváez.

Pero, a pesar de la pelea abierta por la candidatura a gobernador, ambos dirigentes coincidieron en los pasos que debe dar la política de alianzas del lavagnismo. Los dos calificaron la propuesta unificadora de Juan Carlos Blumberg como “bien intencionada” pero “ambigua e imprecisa” sobre la amplitud de la convocatoria. También consideran que una posible alianza con Macri no está totalmente descartada. Sarghini la fundamentó en que “si logramos acuerdos parlamentarios e institucionales por qué no podríamos llegar a un acuerdo electoral”. De Narváez esgrimió argumentos parecidos pero especificó que “la experiencia de Lavagna como ministro en la gestión de gobierno lo hacen más presidenciable”.