Mar 06.02.2007

EL PAíS  › TERMINO MAL LA ACTIVIDAD DE LOS ASAMBLEISTAS EN MONTEVIDEO

Otro candombe por las papeleras

Insultos, huevazos y algunas patadas recolectaron los asambleístas entrerrianos y porteños que ayer fueron a la capital uruguaya a intentar explicar su posición. Un grupo de uruguayos tomó la incursión como una provocación y los obligó a irse.

Les gritaron “hijos de puta”, “sinvergüenzas” y “fascistas”. Se llevaron de recuerdo algunos huevazos y una que otra patada. La incursión de los asambleístas argentinos en Montevideo fue tomada como una provocación y en Gualeguaychú, según adelantó a Página/12 el ambientalista José Pouler, los cortes “podrían endurecerse” al punto de no dejar pasar ni a la gente que cruza a pie. “Fue un grupo de inadaptados como el que atacó a los argentinos en Punta del Este. Encima el gobierno uruguayo permitió las agresiones, que ya empiezan a acumularse. Acá la gente se está calentando”, advirtió el coordinador de la Asamblea, que anoche esperaba en la terminal porteña de Buquebús a sus colegas.

Desde temprano, en Montevideo, una agrupación interna del Frente Amplio llamada “Capintería” pidió a la población que no pase por la Plaza Independencia para “no favorecer ni responder a esta actitud provocadora” de los “piqueteros”. Sin embargo, unos cuarenta vecinos de Montevideo se congregaron en la Plaza Independencia para insultar a la decena de compatriotas que se acercaron para apoyar el reclamo contra la pastera finlandesa, en su mayoría integrantes de la Asamblea del Callejón.

–Lo de ellos es una falta de respeto, ¿cómo van a venir a joder acá? Pero ustedes, ¿para qué se meten? –preguntó un hombre, totalmente sacado.

–Me meto porque soy uruguaya y tengo hijos argentinos –le contestó una señora.

–Seguro que tu marido te dice “pegame y llamame Marta” –la descalificó el hombre.

La bienvenida

Del otro lado del río, en el embarque de Buquebús, el asambleísta Gustavo Rivollier declaraba temprano, sin sospechar lo que sucedería, que la idea era “conversar con la gente en Montevideo”. “Nos vamos a parar en una plaza y vamos a tratar de contestar todas las preguntas que podamos. Es una forma de iniciar un diálogo, que no se da entre los gobiernos, a través de los pueblos”, detalló. A su lado, Rubén Saboulard, de la Asamblea de San Telmo, advertía que “si esto no se resuelve, habrá dos o tres generaciones de argentinos y uruguayos enemistados”.

Entre el equipaje iban los volantes titulados “No a la papelera Botnia”, que incluían una lista de artistas uruguayos que trabajan en Argentina, y de argentinos que desarrollan actividades en el vecino país, como ejemplo de la comunión que se mantiene entre ambos pueblos. Buena parte de los volantes fueron retenidos en la Aduana uruguaya, sin ninguna explicación.

Los siete asambleístas llegaron pasadas las 12 a la capital uruguaya y caminaron más de diez cuadras en dirección a la Plaza Independencia. Allí los esperaban más de un centenar de manifestantes apostados al pie del monumento al prócer José Artigas con pancartas de bienvenida: “Piqueteros cerdos, fuera de Uruguay”, “Uruguay país libre, mejor limpien el Riachuelo” y “No nos dejaremos pisotear por un grupo de ratas piqueteras”. No bien pusieron un pie en el lugar, los asambleístas quedaron rodeados entre las cámaras y los manifestantes. Comenzaron a insultarlos, les lanzaron huevos y les quitaron y rompieron los volantes que les quedaban para distribuir a los transeúntes. Desde los edificios que rodean la plaza les tiraban agua. “Que te creés, que somos un departamento (provincia) de Argentina, nosotros resolvemos nuestro problemas acá”, increpó una señora a Rubén Saboulard. “El río es de los dos”, respondió el asambleísta.

La retirada

No estuvieron ni media hora en la Plaza Independencia. Uno de los asambleístas se fue en un taxi que terminó abollado por las piñas y patadas de los manifestantes. La policía, que en ningún momento intervino para calmar la situación, reaccionó ante el ataque a la propiedad privada y protegió al vehículo del taxista. El resto de los ambientalistas fue trasladado por una camioneta que consiguieron los uniformados para alejarlos de la zona de disputa. Detrás, sonaban los cánticos de despedida: “Mandarina, mandarina, si es que tienen tantos huevos recuperen las Malvinas”.

Los ambientalistas, según contó Analía Casafu, de la Asamblea de San Telmo, fueron trasladados hasta la comisaría primera de Montevideo por cuestiones de seguridad. Allí, radicaron una denuncia por agresiones y luego concurrieron al hospital local para verificar las lesiones sufridas durante la agresión. Ya en la terminal portuaria, el asambleísta porteño Jorge García refirió que el ataque “fue una provocación montada con el apoyo policial” y describió la plaza como una “zona liberada”. “Fuimos recibidos con un nacionalismo que no piensa”, concluyó.

Los asambleístas, que no concretaron las entrevistas pautadas con dirigentes políticos del Frente Amplio y grupos ecologistas de ese país, esperaron hasta las 20 para irse de Montevideo. “A esta altura del campeonato no sé si la Asamblea de Gualeguaychú es la indicada para venir acá”, comentó Rivollier, a horas de subirse al ferry, aunque sostuvo que “vale la pena volver... siempre que se pueda”.

Informe: Emilio Ruchansky

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