Los asambleístas de la ciudad entrerriana de Colón fueron obligados ayer a levantar por la fuerza el corte que mantenían por tiempo indeterminado sobre la ruta 135 desde el miércoles pasado. Si bien no hubo heridos, los abordó un grupo de personas que estaban armados con machetes y hachas con los que rompieron todo lo que encontraron a su paso para después prenderle fuego. En abril del año pasado los agresores ya habían hecho lo mismo. Los ecologistas decidían anoche si cortaban nuevamente.

El tránsito no llegó a normalizarse, pero quedó despejado un carril que permitió la circulación de vehículos. Todo comenzó en las primeras horas de la mañana cuando arribaron al lugar un auto y una camioneta cargadas de gente. La coordinadora de la asamblea, Silvia “Poli” Serrano, denunció que el auto era de “patente uruguaya”, y que el otro móvil era conducido por “el hijo del dueño de una estación de servicio que perpetró un atentado contra el corte el año pasado”. En aquella ocasión, los comerciantes Neris Bouvet y Marcelo Fernández, dueños de una expendedora de combustibles ubicada a tres cuadras del piquete, aparecieron junto a otras 30 personas y realizaron la misma maniobra agresiva, con la presencia de la Gendarmería delante, a “limpiar la ruta”, según las propias declaraciones de Bouvet.

Serrano agregó también que “en la caja de la camioneta venían 13 o 14 personas que llevaban bidones con gasoil, botellas con combustible y elementos para cortar alambre, con los que empezaron a desarmar parte de la barricada. Luego amontonaron las tablas de madera y algunos toldos y los prendieron fuego”, aparte de correr “el acoplado que estaba en la mitad de la ruta y amenazar con quemar la carpa principal que está a la vera del camino desde hace más de un año mientras repetían frases amenazantes”. Luego aseguró que tenían fotos de los agresores, incluso de las patentes de los vehículos, con las que pensaban asentar la denuncia policial.

Los asambleístas se juntaron anoche para discutir las medidas que iban a tomar con respecto a las agresiones sufridas y con la modalidad que impondrían al corte. Carlos Serrati, militante de la Asamblea, denunció que antes de los incidentes ya habían recibido algunos mensajes de texto intimidatorios en sus teléfonos celulares, y que “no existe posibilidad alguna de que haya un enfrentamiento. Nuestra forma de expresarnos es pacífica”.

Al cierre de esta edición, los vecinos ya habían decidido volver a los cortes parciales, reforzados los fines de semana, aunque restaba definir los horarios. Y no descartaban la posibilidad del corte por tiempo indefinido aplicando la misma metodología que los ambientalistas de Gualeguaychú.