Lun 26.03.2007

EL PAíS

A 30 años de su desaparición, un homenaje a Rodolfo Walsh en la ESMA

Estuvo su hija Patricia Walsh, quien criticó a los diputados que la semana pasada no dieron quórum para anular los indultos. También hablaron Vicente Zito Lema, la viuda de Oesterheld y Osvaldo Bayer, quien contrastó a Rodolfo Walsh con Mariano Grondona.

“Este es un contrahomenaje”, anunció desde el escenario Patricia Walsh. “A mi padre le molestaba el bronce y los discursos de los alcahuetes; pero nosotros somos diferentes, hablamos de una herencia legítima: la lucha. Hoy acá los que homenajeamos a los luchadores, somos luchadores”, destacó la hija del escritor Rodolfo Walsh, a 30 años de su desaparición. Durante el acto realizado ayer frente a la ESMA, la ex diputada, acompañada por sus hijos, criticó la falta de quórum en la Cámara baja para anular los indultos de Carlos Menem e insistió sobre la filiación política de su padre: “Era un hombre de izquierda marxista, militó en el peronismo de izquierda, estuvo en Montoneros; pero siempre fue con la izquierda, ¡la izquierda!, que pedía dar respuestas”. Entre los oradores, estuvieron Vicente Zito Lema, la viuda de Oesterheld y Osvaldo Bayer, que contrastó la “Carta abierta contra la dictadura militar” con un artículo de Mariano Grondona, publicado en 1976.

Pese al calor y las pocas posibilidades de cortar la Avenida del Libertador, ayer los militantes estudiantiles y gremiales del MST se aventuraron a copar la entrada de la ESMA. A las 10.30, sin presencia policial aún, pusieron un camión sobre la avenida y se bancaron las puteadas de los automovilistas. Tocaron los bombos para ahuyentar los insultos hasta que la dirigente Vilma Ripoll les pidió que hicieran silencio: detrás de la fila de autos esperaba un carro fúnebre. Una hora antes del acto, rodeada de cámaras y micrófonos, Walsh respondía a la prensa mientras algunos organizadores protestaban porque no les habían dejado hacer el acto dentro de la ESMA.

Al mediodía, el dirigente del MST Pablo Vasco fue llamando a los oradores, entre los que estaban Ana Parnas, de la comisión de Derechos Humanos de uruguayos en Argentina; el diputado Carlos Tinirello y Marcelo Parrilli, abogado de la causa Walsh. También leyó las adhesiones (la asamblea del Hospital Francés y los docentes de Santa Cruz fueron los más aplaudidos). “Nos sentimos chiquitos al hablar de alguien tan grande”, principió Parnas, que trazó un paralelo entre el escritor argentino y Zelmar Michelini, cuya carta ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos “también le costó la vida”. “El Frente Amplio no fue capaz de anular las ley de amnistía, algo parecido pasó acá la semana pasada: nadie fue capaz de sentarse en su banca para terminar con los indultos”, fue otra de las analogías de la uruguaya. Por su parte, Tinirello –“que sí estuvo presente para tratar el tema de los indultos”, aclaró Vasco– reclamó por los derechos humanos “de ahora”, denunció “la militarización de Santa Cruz” y recordó que los asesinos de Walsh siguen libres.

“No soy una persona amiga de este tipo de actos –aclaró Elsa de Oesterheld– pero llegó el momento de hablar y decir lo que uno siente.” La viuda del dibujante recordó “la fuerza y la coherencia” de Walsh y, con la voz quebrada, confesó: “A los 82 años ni siquiera pensé que estaría con vida”. Sin nombrar a alguien en particular, Zito Lema criticó a quienes “usan a nuestros muertos para mantenerse en el poder” y leyó una carta abierta al periodista desaparecido el 25 de marzo de 1977, en la que elogia a los que murieron por “el mismo delito que con pasión cometiste: vivir por los otros”.

Parrilli levantó la voz para señalar a “los gorilas de Casación” y le pidió al Presidente que deje de criticarlos “y utilice sus resortes” para terminar con el principal tapón que tienen las causas contra los represores en la Justicia.

“Voy a leer dos documentos históricos para abordar la crueldad argentina”, anunció Bayer y manoteó un artículo de Grondona en la revista Visión, de mayo de 1976. “Ya no se habla de revolución, a la nueva mentalidad la palabra le parece altisonante. Se habla con modestia, se habla de reorganización”, citó entre chiflidos. Al final reflexionó: “Perdimos al mejor y mantuvimos al más hipócrita”.

María Eva, una de las nietas de Rodolfo Walsh, tomó el micrófono para leer una opinión que sacó en Página/12 el año pasado, donde criticó el feriado del 24 de marzo y acotó: “Este lugar nunca podrá ser un museo porque es un cementerio”. También lamentó que muchos sobrevivientes mueran sin poder conseguir justicia. Fiorella, su hermana de 14 años, le avisó a su abuelo: “Te olvidaste tus anteojos. Quiero saber donde están los ojos que miraban por estos cristales”. Emocionada, Patricia Walsh señaló a Bayer y le pidió perdón por una infidencia. “Usted es de 1927, como Rodolfo Walsh –le dijo–. Te miro y me imagino a mi padre, con tu misma edad, como si estuviera con nosotros.” Luego de referirse a los vericuetos militantes de su padre, tomó su voz para afirmar que “él se sentía parte de una derrota, se imaginaba el genocidio y escribió su testamento político”. Esa carta, recordó, ya hablaba de la “miseria planificada”. “No basta con hablar de sus ideales, hay que sostener su lucha”, arengó.

Informe: Emilio Ruchansky.

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