EL PAíS › LA CANDIDATA DEL ARI PRESENTO SU COALICION CIVICA
Con múltiples citas bíblicas e históricas y un tono opositor, Carrió presentó ayer su heterogénea gama de apoyos, que van desde religiosos e intelectuales hasta representantes de ONG.
› Por Werner Pertot
Azul y verde, el logo remeda al símbolo del infinito. El emblema de la Coalición Cívica (CC) expresa el deseo de que el margen de participantes se amplíe sin límites. Así pareció ser ayer, en un acto en el que Elisa Carrió reunió un arco político con contrastes: desde el rabino Sergio Bergman hasta el senador socialista Rubén Giustiniani y desde Patricia Bullrich hasta Gerardo Conte Grand, ex diputado del Grupo Talcahuano. “No hay que tenerles miedo a los compañeros de ruta que piensan distinto”, dijo Carrió, quien sostuvo que el nacimiento de su coalición “es la salida de los hermanos judíos de Egipto. Esa salida fue confusa: muchos van a seguir mirando de reojo al faraón, pero lo importante es salir”. La nota sorpresa la dio con su presencia el ex director del Banco Central Alfonso Prat Gay, uno de los posibles candidatos a vice de Carrió.
Con banderas argentinas, papelitos que llovían cada tanto desde las tribunas y globos celestes y blancos, el escenario se aproximó al de un acto tradicional de campaña. Tras los cortinados rojos y negros del teatro Margarita Xirgu, se desplegaban los carteles de la coalición, que señalaban las palabras clave “Etica”, “República”, “Democracia” y “Distribución del ingreso”. Además de los dirigentes del ARI, el teatro lo colmaron representantes de ONG, de organizaciones de lucha contra el paco, ex combatientes de Malvinas y víctimas del gatillo fácil.
–¡Aquí están, éstos son, los soldados de Carrió! –cantaron los jóvenes aristas, remedando un viejo canto dedicado a Perón en los setenta.
La primera candidata a legisladora, Diana Maffia, leyó al comienzo del acto la declaración de principios de la CC, donde no faltaron dardos dirigidos al Gobierno. “Somos David contra Goliat. Y sabemos que fue David quien triunfó”, leyó, antes de ser envuelta por los aplausos. La escuchaban, sentados entre el público, Giustiniani y el ministro de Descentralización porteño, Roy Cortina, Conte Grand y Prat Gay, quien no descartó ser candidato a futuro. “La crisis no es económica, sino moral. Pero hablar de candidaturas es bajarle el nivel a lo de hoy”, esquivó.
El locutor leyó las adhesiones de quienes no pudieron concurrir –incluida la del cacique ranquel Carlos Pampou– y luego presentó a los integrantes de las ocho mesas de la CC. De impecable ambo blanco, Bullrich dio una clase sobre su funcionamiento con la ayuda de un powerpoint. La Coalición tendrá una mesa ejecutiva, con un virtual gabinete. “No vamos a tener un gabinete de Fernández, sino de gente seria”, lanzó la ex ministra de Trabajo, quien cosechó aplausos hasta de los aristas más ariscos.
“Vamos a ser gobierno”, repitió como una cantilena. Y, para espantar el fantasma de la Alianza, recordó que “el poder tiene dueño y cuando asume alguien que no es del poder, lo quieren sacar. Eso no nos va a pasar”. “En la Argentina vivimos un momento de violencia del discurso y de la bala, como le ocurrió a Fuentealba”, arremetió. Al comienzo del acto, hubo un minuto del silencio por el docente.
La toma de la Bastilla
“Les presento al futuro vicejefe de Gobierno”, se animó el locutor al presentar a Enrique Olivera. “Estoy emocionado porque percibo en el aire que estamos viviendo un día fundacional”, confesó, antes de comparar el acto con la toma de la Bastilla y la Revolución Francesa, con French y Berutti repartiendo escarapelas previo a la Revolución de Mayo, con el nacimiento de la UCR y el 17 de octubre. “Este día se lo van a poder contar a sus hijos y sus nietos. Este 11 de abril nació la Coalición Cívica para levantar el destino de la patria”, declamó.
En el mismo tono, Olivera recordó también el lanzamiento de la fórmula con Jorge Telerman, que ocurrió un día antes. “Ayer, el hijo nació antes que la madre. Esta figura posiblemente va a formar parte en el futuro de la mitología porteña”, estipuló Olivera, quien esgrimió una carpeta donde –contó– estaba el acuerdo programático con Telerman. “Ahora se lo voy a entregar, enfrente de todos ustedes a la futura presidenta”, dijo.
–Acá no hay pancho, no hay choripááááán, hay compromiso y contrato moral –-continuaban los jóvenes aristas, que flameaban banderas en el pullman.
Sonriente, Carrió hizo su entrada en medio de una explosión de papeles al estilo de las campañas norteamericanas. “Nuestro pueblo nos pide que nos reunamos los que militamos en la intransigencia contra el régimen”, comenzó la ex diputada. “Quizás hoy el país asista a la humillación más enorme: humillación del campo, que nos mandó a la escuela; humilló a los sectores empresarios, pero ha pactado con los de siempre; a los docentes, con una tramposa ley de educación; a los sectores religiosos, a la libertad de expresión, al Parlamento”, enumeró. Una Carrió en estado puro. “Yo voy a ser la presidente de la Nación que garantice el resurgimiento de un Parlamento que haga vivir a la República. Yo dije que iba a ser la última vez, porque sólo cuatro años voy a gobernar”, concluyó. Sólo faltó la Marsellesa mientras se cerraba el telón.
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