Para Luis Zamora, la política ya no pasa por los partidos ni por las elecciones. Por eso decidió no presentarse a disputar cargo alguno en el próximo comicio porteño y reforzar así su figura de referente antisistema político. En su agrupación, Autodeterminación y Libertad (AyL), hubo dos posiciones y debatieron hasta último momento, pero el plazo para presentar las listas se cumplió y venció, de hecho, la postura abstencionista. El sector que pugnaba por participar estuvo liderado por su ex mujer, Noemí Oliveto, pero se impusieron quienes sostienen que es necesario “seguir examinando críticamente lo que nos pasó”, según expresó la propia ex diputada porteña a Página/12, en alusión a la diáspora que sufrieron como partido. Sin embargo, Oliveto se entusiasma con la idea de presentarse en octubre para la elección nacional con una lista compuesta sólo por mujeres.

El ex líder del Movimiento al Socialismo (MAS) supo sacar el porcentaje más alto jamás alcanzado por fuerza de izquierda alguna, al menos desde el retorno de la democracia. Tras la debacle de 2001 y el “que se vayan todos” era uno de los pocos políticos que podían transitar por la calle sin ser insultado o agredido. Ese capital le permitió volver al Congreso nacional junto a José Roselli, y cosechó ocho diputados en la Legislatura porteña. Pero enseguida comenzaron a abandonarlo sus propios compañeros, la mayoría con acusaciones por su manejo “personalista” dentro de AyL. Respecto de ese fenómeno, la mirada de Zamora y de Oliveto son coincidentes. “Nosotros hemos cometido errores, pero los que se fueron se ‘borocotizaron’ antes que (el diputado Eduardo Lorenzo) Borocotó significara deslealtad hacia la gente y hacia los compañeros. Si no mirá a (Héctor) Bidonde, que ahora está con Patricia Walsh”, se quejó Oliveto. El actor aludido supo ser parte de AyL.

En plan autocrítico, Zamora dijo recientemente a la revista Veintitrés que en 2003 se apresuraron y les fue mal porque tenían “muchos votos y poco cuerpo”, en alusión a la falta de madurez y cohesión de su agrupación. “Venimos de una mala experiencia, de modo que quizá no esté mal reflexionar un poco más como plantean los compañeros que no quieren ir a elecciones”, comentó la ex diputada en diálogo con este diario. Dentro de ese sector se encuentra un grupo de militantes de Rosario, que dirigen una Casa de Cultura. “Es cierto que esta campaña da vergüenza, pero en octubre yo quiero participar aunque saque cero voto”, agregó. En tal sentido, a Oliveto le hubiera gustado encabezar una lista completamente femenina, pero averiguó que necesitan el 30 por ciento de hombres para armarla. “Entonces vamos a dar vuelta el cupo, seremos el 70 por ciento mujeres”, dijo convencida.

Es una incógnita cuál será el destino de los votos de Zamora. Pero esto parece preocuparle muy poco a quien llegó a contar con la adhesión de 200 mil votantes. Mientras tanto, él alterna sus actividades entre el apoyo a la lucha contra los emprendimientos mineros en La Rioja, a los asambleístas de Gualeguaychú y a la campaña por la legalización del aborto. “Discutir por los semáforos no me entusiasma, me gustaría debatir si a los pibes les gusta este mundo, este capitalismo bruto”, confesó hace pocos días al explicar su ausencia en la contienda electoral. En esa entrevista se quejó de estar “discriminado por los medios”, pero la consulta que le hizo este diario no fue respondida.