EL PAíS › SEMANA SANTA 1987-2007
Se hicieron famosos con las caras untadas, tomando Campo de Mayo. En estos años se dedicaron a la política partidaria, a los negocios y a escaparle a la Justicia por sus crímenes durante la dictadura. Un quién es quién de los “guerreros” que quisieron jaquear a la democracia.
› Por Laura Vales
Hace veinte años tomaban Campo de Mayo en lo que sería el primer levantamiento carapintada. Hoy se dedican a la política y a los negocios. Algunos de ellos con notorio éxito, como el mayor Ernesto “Nabo” Barreiro, recientemente detenido en Estados Unidos, donde vivía en un chalet de dos plantas de un barrio residencial valuado en un cuarto de millón de dólares. Otros, como Enrique Venturino y el propio Aldo Rico, siguen soñando con recuperar su incidencia política. Y están quienes, pese a los sucesos en los que participaron, siguen cobrando un retiro militar. En las líneas que siguen, un panorama de cómo viven hoy los principales jefes del motín de Semana Santa, el alzamiento que en abril de 1987 puso en jaque a la joven democracia de entonces, con el objetivo de frenar los juicios contra represores acusados de violaciones a los derechos humanos.
- Aldo Rico: Está instalado en San Miguel, con nueva mujer y un hijo de un año y medio. En los últimos meses dejó trascender, a través de su familiares, que quería volver a ser intendente y que se preparaba para candidatearse en las próximas elecciones. El problema es que sus antiguos camaradas del distrito, que lo ayudaron a fundar el Modín, ahora se reivindican kirchneristas y no quieren saber nada con él.
El municipio que lo eligió intendente dos veces hoy está gobernado por Oscar Zilocchi, quien fuera su mano derecha y lo sucedió como jefe comunal. A finales del 2005, Zilocchi fue reelecto y se acercó a las filas K junto con los diputados del Frente Popular Bonaerense, entre los que estaban la hija del carapintada, Manola Rico. Desde que hicieron el pase, sus ex aliados se muestran muy poco dispuestos a que el ex militar vuelva a escena.
El año pasado Rico apareció asociado a un escándalo inmobiliario: el proyecto de construir un complejo de torres en el lugar donde funcionan la sede social del club San Miguel y una escuela. La cara visible de este emprendimiento es Santiago Cúneo, viejo socio de Rico en negocios petroleros. El proyecto de las torres generó un fuerte rechazo entre los padres del colegio, que organizaron marchas, hicieron un abrazo simbólico a la escuela y les declararon la guerra a las torres. En medio del conflicto, Rico fue visto en las oficinas de Cúneo por el periodista Alfredo Sayub, del diario local La Hoja. Cúneo le aseguró que Rico estaba con él en el tema de las torres. El año pasado, el Concejo Deliberante frenó la iniciativa, que desde entonces pareció congelada, aunque hace unos días Cúneo reapareció y ofreció al club, que está en quiebra, comprarlo por nueve millones de pesos.
- Ernesto “Nabo” Barreiro: En abril de 1987 fue el detonante del levantamiento, cuando se negó a presentarse ante la Justicia federal, que quería interrogarlo sobre su responsabilidad en el secuestro y la muerte de un grupo de militantes en el centro clandestino de detención de La Perla. El pasado 2 de abril, después de estar dos años prófugo, fue detenido en Virginia, Estados Unidos. El gobierno norteamericano debe resolver ahora si lo extradita a la Argentina para ser juzgado por la desaparición del estudiante Diego Hunziker, secuestrado en septiembre de 1977.
Durante la dictadura, Barreiro había llegado a ser jefe en La Perla. De 1976 a 1979 estuvo a cargo de los interrogatorios; se convirtió en uno de los torturadores más denunciados por los sobrevivientes.
Escapó del país en el año 2004, enterado de que la jueza Cristina Garzón de Lascano estaba a punto de dictar su orden de captura.
En Virginia había comprado un chalet de dos pisos valuado en 250 mil dólares y se dedicaba a la venta de arte y antigüedades.
- Luis Polo: El ex teniente coronel fue quien dio refugio a Barreiro en el Regimiento 14 de Infantería de Córdoba. Luego del alzamiento, pasó a integrar la dirección del movimiento carapintada. Fue diputado nacional del Modín por un mandato. Hoy trabaja en una empresa de seguridad porteña donde, dice, se dedica a dar capacitación a los empleados.
- Enrique Venturino: Fue el encargado de inteligencia de Rico para el copamiento de Campo de Mayo. Hasta hace poco tenía un restaurante en Buenos Aires, junto a otros socios. Dice que actualmente vive sólo de su retiro como teniente coronel.
Venturino se quedó con el sello del Modín, tras distanciarse de Rico en 1994 por el acuerdo con Eduardo Duhalde. Los ex riquistas acusan a su antiguo líder de haberle facilitado la reelección al ex gobernador bonaerense a cambio de cinco millones de dólares.
Pasados los años, el Modín tiene una actividad política muy marginal pero mantiene una interna llena de conflictos. La última crisis fue el lanzamiento del periodista Guillermo Cherashny como candidato a jefe de Gobierno porteño. Cherashny se proclamó el candidato del Modín y Venturino lo denunció ante la Justicia por impostor. Acusa al anterior titular del partido, el ex asesor de Rico Alejandro Montiel, de haberle vendido la candidatura.
Dato insólito: Venturino creó en la crisis del 2001 una “Confederación para que se Vayan Todos” de la que se autotituló presidente. Luego, le cambiaría ese nombre por otro de reminiscencias peronistas, “Lealtad Popular”, con la que se prepara a participar de las próximas elecciones de octubre.
Venturino reivindica el levantamiento de Semana Santa con ahínco, especialmente ahora que se han reabierto los procesos judiciales contra los represores: “Lo volvería a hacer. Estoy convencido de que era necesario, no para dar un golpe de Estado, sino para arreglar con Alfonsín. Obviamente, lo que nos preocupaba era el tema de los juicios”, dice. “Los mismos objetivos del Operativo Dignidad planteados en aquella Semana Santa hoy siguen vigentes.”
- Gustavo Breide Obeid: Ex integrante del estado mayor riquista y uno de los carapintadas que habló con Raúl Alfonsín, Breide Obeid fue uno de los militares que participaron en los cuatro alzamientos que se sucedieron desde Semana, en 1987, hasta la toma del Edificio Libertador, en 1990. También está al frente de un sello político, el Partido Popular de la Reconstrucción. Abrió una empresa de limpieza de oficinas.
- Mohamed Alí Seineldín: Aunque haría su debut en los motines carapintadas posteriores al de Semana Santa, los protagonistas de la época relatan que, en realidad, era Seineldín quien iba a encabezar el motín de abril del ’87. En aquellos días residía en Panamá, como instructor de las fuerzas de Noriega, y habría desistido de viajar a la Argentina advertido por su mujer, siendo entonces reemplazado por Rico. Condenado a cadena perpetua en 1990 y luego indultado en el 2003, por Eduardo Duhalde, Seineldín reapareció este año públicamente para hablar de las Malvinas. En el panel se quejó del “desarme” de las fuerzas armadas.
A los 73 años, su discurso suele estar teñido de misticismo: “A Malvinas la envió Dios a través de la Providencia”, dijo en esos días. “Yo sé interpretar la señal de Dios. Eso me permite ver que, a 25 años, nadie entendió. El país fue demolido por armas políticas como el indigenismo, el ecumenismo, el ecologismo, la droga, la prostitución y el control de la natalidad.”
En su casa del barrio porteño de Versailles da ocasionales charlas políticas en las que suele verse a Zulema Yoma.
Al militar no le faltaron admiradores dispuestos a darle una mano cuando salió de prisión tras el indulto. Encontró trabajo como director de una escuela de Tiro de Lanús, donde enseña el uso de armas y defensa personal, y administra campos en Chaco y Santiago del Estero.
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