Los siete meses de la desaparición del testigo Julio López, cumplidos ayer, se expresaron con una marcha que incluyó el repudio al asesinato del docente Carlos Fuentealba y la denuncia de gravísimas irregularidades en la investigación que llevarían a “la impunidad del caso”. Tras un estudio minucioso de la causa, los organismos de Justicia Ya! La Plata elaboraron un documento, según el cual “no hay un equipo con dedicación exclusiva y no se controla el cumplimiento de la prueba ni el accionar de las fuerzas de seguridad y de inteligencia”. Expedientes paralelos, actividad de inteligencia autónoma, fuerzas de seguridad trabajando sin comunicación entre sí, sospechas de pruebas plantadas y pistas absurdas (basadas, por ejemplo, en el sueño de una “mujer-pájaro”) que acaparan la atención de los investigadores en detrimento de otras que los querellantes consideran “más serias”, tal la síntesis del caso.

“Es una mezcla explosiva de inoperancia, encubrimiento y complicidad de los funcionarios y las fuerzas de seguridad”, sintetizó Adriana Calvo, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Lo hizo al final de la concurrida manifestación que comenzó en la Casa de Neuquén, donde militantes de izquierda y de derechos humanos junto con centros de estudiantes secundarios y universitarios quemaron un muñeco con el rostro del gobernador Jorge Sobisch, y que culminó en Plaza de Mayo. “Nadie impulsa medidas de prueba más allá de los querellantes y no se ha cambiado todavía la carátula a ‘desaparición forzada de persona’”, agregó. Consultado por Página/12, el juez federal Arnaldo Corazza elogió la tarea de los querellantes porque “colaboran y aportan ideas”. Respecto de las denuncias se limitó a expresar que los escuchará, pero guardará silencio, al menos a nivel público. Estos son los puntos esenciales del documento elaborado por Justicia YA!:

- Sobre un cadáver calcinado NN aparecido en Punta Lara. Ocurrió dos días después del secuestro de López. Una persona que dijo llamarse Victoria Huck y ser miembro de la Policía Bonaerense llamó al diario Hoy de La Plata e informó que el cuerpo “era Julio López”. La mujer no fue citada. El horario de la muerte de esa persona coincide con el de la lectura del veredicto en el juicio a Miguel Etchecolatz. Seis meses después se supo que dos guardaparques declararon que el 19 un automóvil había ingresado al lugar donde luego se encontró el cadáver, aportando un identikit de las dos personas que ocupaban el auto y la descripción del vehículo.

- Investigación preliminar. Cuando la hipótesis era el extravío o la ausencia voluntaria de López, en lugar de un secuestro político, los investigadores del Ministerio de Seguridad y de la SIDE se basaron en datos de la guía telefónica y preguntas genéricas a vecinos. La Policía Federal reconoció por escrito que nunca investigó a los represores mencionados en las declaraciones de López y, por otra parte, tomó 600 testimonios que no adjuntaron a la causa. Hubo rastrillajes en base a denuncias de videntes y pendulistas.

- La SIDE, la Bonaerense y la Federal actuaron sin control judicial. Tampoco compartían la información obtenida. Los querellantes encontraron superposiciones y contradicciones entre ellas.

- Etchecolatz no, Von Wernich sí. Los agentes de inteligencia niegan haber efectuado tareas de inteligencia respecto de ese juicio pero, sugestivamente, enviaron un informe sobre el futuro juicio oral al capellán Christian Von Wernich. Además, entregaron teléfonos celulares a los allegados de López y constan en la causa detalladísimos informes respecto de familiares, vecinos y amigos de López pero no aportaron ninguno sobre el entorno de Etchecolatz.

- Las llaves de López. Aparecieron en su jardín. Los querellantes creen que habrían sido plantadas, o fue mal revisado el lugar. Asimismo, en un procedimiento realizado en Atalaya, los perros enloquecieron al olfatear un colchón. “O plantaron pruebas o se frustró la generación de un potencial valioso elemento probatorio”, dice el escrito. Se desconoce la identidad de los dos agentes que lo realizaron.

- Líneas de investigación inverosímiles. Se realizó un procedimiento en base a las declaraciones de una persona de origen peruano que se comunicó telefónicamente con una amiga que vive en Perú, la que, según el declarante, “por la noches se convierte en águila”. En uno de sus vuelos nocturnos la mujer-pájaro avistó a Julio López en un campo cercano a La Plata. Esta declaración provocó la movilización de tres comisarías y un procedimiento que incluyó decenas de traslados, móviles, identificación de personas y declaraciones testimoniales. Pero no fue citado, por ejemplo, el periodista de la agencia alemana DPA que sobre el final del año pasado dijo que tenía datos sobre el supuesto asesinato de Julio López. Tampoco fueron investigados los policías denunciados por López, no se sabe dónde viven y ni siquiera si viven.