Ayer a la madrugada llegó al país Ricardo Taddei. El ex oficial de la Policía Federal vino desde Madrid en el vuelo 1133 de Aerolíneas Argentinas custodiado por efectivos de Interpol. Se trata del primer represor extraditado a la Argentina después de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.

Taddei fue detenido en febrero del año pasado en su departamento del centro de Madrid, ciudad en la que habría vivido durante veinte años sin problemas a pesar que allí el juez Baltasar Garzón investigaba las violaciones a los derechos humanos cometidas en Argentina durante la dictadura.

Pero el represor se las arregló para permanecer de incógnito para el magistrado español. Fue hallado por una solicitud del juez federal argentino Daniel Rafecas, quien había pedido su arresto internacional en el marco de la investigación por los crímenes cometidos en jurisdicción del Primer Cuerpo del Ejército. Lo acusó de pertenecer al grupo de tareas que operó en los centros clandestinos Club Atlético, Banco y Olimpo como guardia, secuestrador, interrogador y torturador y de estar involucrado en cerca de 200 casos de privaciones ilegales de la libertad y aplicación de torturas a desaparecidos que pasaron por esos sitios.

Taddei era conocido por sus víctimas con los alias de “Padre” o “Cura”, apodos que usaba porque en las sesiones de torturas se hacía pasar por sacerdote. Luego de cumplir funciones como policía durante dieciocho años, ingresó al Primer Cuerpo de Ejército y con el grado de coronel pasó a integrar los servicios de inteligencia militar.

El represor ya está en Buenos Aires y fue llevado a la Unidad Penitenciaria Número 29, para ser interrogado por Rafecas.