Jue 10.05.2007

EL PAíS

LAS DOS MIRADAS

› Por Martín Piqué

DANIEL VARIZAT.

“Se clavó una barreta”

Sus declaraciones, entre curiosas y provocadoras, se están convirtiendo en un clásico. Mientras el conflicto en Santa Cruz amenaza con prolongarse sin indicios de solución –anoche la mesa de unidad sindical reclamó el alejamiento del gobierno provincial y de la Gendarmería–, el ministro Daniel Varizat sigue haciendo gala de una verdadera pirotecnia verbal. Ayer, horas después de que la policía provincial reprimiera una manifestación de los empleados municipales que dejó unos quince lastimados, Varizat aseguró que el herido más grave, Miguel Angel Aranda, al que tuvieron que amputarle tres dedos del pie, se había clavado a propósito “una barreta metálica para fingir una herida de bala”. Su diagnóstico fue desautorizado pocas horas después, cuando desde el hospital de Río Gallegos informaron que la lesión en el pie derecho de Aranda se debía a “balas de goma”. En primera instancia, una médica de ese mismo hospital había atribuido la herida a una “bala metálica”. Ni Varizat ni ningún otro funcionario de la gobernación volvieron a referirse a las heridas de Aranda.

En los últimos días, Varizat hizo declaraciones que sorprendieron tanto en Santa Cruz como en Buenos Aires. El sábado, por caso, dijo que el obispo de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín, debía someterse a una “pericia psiquiátrica” porque no estaba “en sus cabales”. Ayer volvió a hablar por las radios de Buenos Aires. “Más allá del esfuerzo de un grupo de vándalos por generar caos, la situación en la provincia es normal. Las protestas están encabezadas por un grupo de activistas de raíz política y con la Municipalidad de Río Gallegos participando e incentivando la situación de caos. Con los docentes se agotaron todas las instancias de diálogo. Un grupo de docentes quiere vender dos lastimaduras como represión”, dijo.

Luego le preguntaron por los incidentes ante la casa de Néstor Kirchner, a los que se había referido el ministro del Interior, Aníbal Fernández, cuando habló de que los manifestantes se “autolastimaron”. “No hubo heridos, sino lastimados por forcejeos que ellos mismos provocaron. Hubo más gendarmes que gente con lesiones”, aseguró Varizat. También acusó al cura de Las Heras, Luis Bicego, de “estar escondiendo armas en la parroquia” y dijo que en la Justicia local ya hay una denuncia sobre el tema (Bicego intercedió por los petroleros tras la protesta social que derivó en el asesinato del policía Jorge Sayago. En aquel momento los petroleros reclamaban la suba del piso de Ganancias).

Varizat asimismo contó que en la noche del martes un grupo de manifestantes intentó entrar a su casa, donde se encontraban su mujer y sus dos hijos. “Amenazaban a mi familia con hacerla desaparecer”, aseguró.

Varizat es un viejo conocido del Presidente. Lo conoció en La Plata cuando ambos estudiaban Derecho en los ’70.

HECTOR ROQUEL.

“Una represión inédita”

“Hoy fue un día realmente triste.” El intendente de Río Gallegos, el radical Héctor Roquel, contesta el llamado de Página/12 desde su casa. Hace pocas horas, el ministro de Gobierno provincial, Daniel Varizat, lo acusó de encabezar una marcha de municipales con fines desestabilizadores. Roquel cuenta que se sumó a la movilización del sindicato y que en la marcha había máquinas niveladoras porque “la gente se acercó con los equipos con los que estaban trabajando”. “En Santa Cruz hay antecedentes de alguna represión, pero ninguna de esta magnitud”, dice.

–¿El reclamo central pasó a ser el alejamiento del gobierno?

–Hoy a la noche hubo una manifestación, fundamentalmente en repudio a la represión de la mañana en contra de los municipales. Fue muy numerosa. El pedido de que se vaya alguien... son cuestiones que surgen de manera espontánea. Aunque lo más importante que uno percibe en la gente es la preocupación por encontrar una solución. Que se vaya (Carlos, gobernador) Sancho en sí no es una solución. Ahora el reclamo no es sólo de los docentes. Esto empezó como un reclamo salarial de un sector, pero la falta de capacidad para encauzarlo lo ha transformado en un conflicto social que involucra a mucha más gente. Algunos por solidaridad y otros porque se sienten identificados con el maltrato que han recibido los docentes.

–¿Por qué el gobernador insiste en no modificar el piso salarial de 161 pesos o, como contraoferta, propone subirlo apenas 50 pesos?

–Mi impresión es que conocen el estilo con el que han administrado Santa Cruz durante doce años y se niegan a cambiarlo. Pero las realidades han cambiado, las personas han cambiado. Y no se quieren dar cuenta.

–El ministro de Gobierno lo acusa a usted de politizar la protesta.

–No me preocupan esas acusaciones. Lo que me preocupa es que pierdan el tiempo en buscar responsables en otros y no se den cuenta que este conflicto no lo han podido resolver en dos meses. En vez de escuchar a la sociedad se distraen en estas cosas.

–¿Qué opina de la gestión del gobernador Carlos Sancho?

–No existe. Fíjese el problema que estamos viviendo hace sesenta días y yo todavía no lo escuché opinar.

–Hace poco, el diputado Eduardo Arnold dijo que en Santa Cruz parecía gobernar Batista y en el país Fidel Castro. ¿Comparte esa opinión?

–(Risas.) No deja de ser una crítica con mucha ironía.

–¿Qué opina del obispo Juan Carlos Romanín?

–Hace poco tiempo que ha sido designado en nuestra diocésis. A todos nos ha impactado su compromiso. Está muy cerca de la gente y conversando con todos, ocupándose de los problemas de la comunidad.

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