Vie 11.05.2007

EL PAíS  › RENUNCIO EL GOBERNADOR DE SANTA CRUZ, CARLOS SANCHO. HOY ASUME SU SUCESOR

Un viraje para descomprimir

Tras la represión policial contra los municipales de Río Gallegos, que dejó varios heridos de balas de goma, desde la Rosada anunciaron ayer la renuncia de Sancho y su reemplazo por Daniel Peralta. Expectativa de docentes y estatales, que hoy cumplirán con un paro general en repudio a la violencia policial.

› Por Nora Veiras

“Carlos Sancho finalmente habló: dijo renuncio.” La ironía rebotaba en los despachos oficiales al confirmarse que el gobernador de Santa Cruz se alejó del cargo, desbordado por el conflicto social que terminó en la represión policial de anteayer. Hoy asumirá en su lugar el diputado provincial Daniel Peralta, un ex sindicalista que ocupaba hasta ayer la intervención de Yacimientos Carboníferos Fiscales. Después de dos meses de una imparable protesta de maestros potenciada por la inercia oficial, este otro hombre de confianza del presidente Néstor Kirchner parece haber sido elegido para bajar la tensión: anticipó que presentará un proyecto para convocar a negociaciones paritarias, anuladas en 1991. En forma paralela, en Buenos Aires se reactivaron las charlas oficiosas para encontrarle una salida a la huelga docente, que acumula 23 días desde el 5 de marzo. Peralta será el tercer gobernador que intentará completar el mismo mandato en la provincia que Kirchner gobernó entre el ’91 y el 2003.

El secretario general de la Asociación de Docentes de Santa Cruz (Adosac), Pedro Muñoz, le dijo a Página/12 que el cambio “es una bocanada de aire para el Gobierno frente a la gestión de Sancho, que no manejó nada. A partir de ahora, nada va a ser igual en la relación que tendrá que mantener con la sociedad el Frente para la Victoria de cara a las elecciones de octubre” y pronosticó que “a Peralta le van a dar oxígeno, de lo contrario lo van a inmolar”.

“El oxígeno”, en términos del conflicto docente, se podría empezar a suministrar hoy en un encuentro oficioso entre funcionarios de Trabajo y Educación de la Nación, Adosac y la Ctera. La propuesta –que todavía nadie formalizó– consistiría en elevar de 161 a 500 pesos el salario básico, manteniendo el inicial en 1800, la devolución de los salarios caídos y el compromiso de reestructurar en junio la composición integral del sueldo y la relación entre cargos. El fin de semana, el congreso del gremio evaluará qué hacer si se precisa la oferta. Por ahora, lo único cierto es el rechazo a la conciliación obligatoria dispuesta por el ministro Carlos Tomada y la continuidad de los cinco días de huelga que terminarán hoy con la advertencia de nuevos paros.

Peralta es un ex sindicalista bancario que fue legislador, ministro y ocupó distintos cargos ejecutivos en la provincia. En el 2004 pidió licencia en su banca provincial para asumir como interventor de Yacimientos Carboníferos Fiscales. Hace dos semanas la empresa fue allanada en medio de la investigación por evasión impositiva y presunto cohecho conocido como caso Skanska. “Es un viejo zorro”, sintetizó un sindicalista con cierta esperanza de que alguien logre “conducir” la provincia que quedó virtualmente acéfala desde la renuncia de Sergio Acevedo en marzo del 2006. Sancho, socio de la inmobiliaria Sanfelice, Sancho y Asociados, donde trabaja el hijo del Presidente, Máximo Kirchner, alcanzó sólo formalmente la jefatura de la provincia.

A poco de asumir estuvo internado varias semanas en Buenos Aires. Reasumió el cargo, pero nada se supo de las funciones. En marzo, al despuntar el conflicto docente, el gobernador dejó de aparecer en público y a medida que se profundizó se reforzó la inexistencia de su autoridad. El desmanejo se hizo evidente la semana pasada, cuando fueron los ministros nacionales Carlos Tomada (Trabajo) y Daniel Filmus (Educación) quienes se pusieron a la cabeza de la negociación para resolver una protesta que transformó en un objetivo imposible los 180 días de clase.

El intento fracasó, Trabajo dictó la conciliación obligatoria, el gremio lo rechazó, hubo una marcha frente a la casa de Kirchner en Río Gallegos, gendarmes golpearon a algunos manifestantes, el Presidente acusó a los maestros de “patoteros” y de haber hostigado a su madre con gritos frente a su casa. Al día siguiente, la bomba de tiempo estalló. Anteayer hubo quince heridos de balas de goma y gases lacrimógenos, a uno de ellos le amputaron tres dedos de un pie. El ministro de Gobierno, Daniel Varizat, llegó a decir que el obrero municipal Miguel Angel Aranda se había “autoagredido clavándose una barreta de hierro” para simular que le habían disparado. Horas después apareció Sancho en una entrevista por la televisión oficial de la provincia para acusar a los municipales por agredir a la policía. Ya era demasiado tarde. El escándalo había estallado en la Casa Rosada. La imagen de la represión en la provincia del Presidente decidió el recambio de Sancho por Peralta (ver aparte).

Tanto los docentes como los estatales esperaban la renuncia de los ministros Juan Bontempo, Varizat y del secretario de la Gobernación, Roque Ocampo, quienes actuaron como fuerza de choque. Los únicos que parecen zafar son la virtual ministra de Educación, Silvia Esteban, y el de Acción Social, Juan Carlos Nadalich. Hoy, a las 19, Peralta asumirá y tendrá que definir si renueva todo el elenco o sólo separa a los más desgastados.

El escenario está más que convulsionado. La Mesa de Unidad Sindical llevará adelante un paro general en repudio a la represión. El obispo Juan Carlos Romanín fue sondeado para reencauzar el diálogo, a pesar de la belicosidad que marcó sus últimas apariciones. Había dicho que en Santa Cruz cualquiera que critique es considerado un enemigo. Varizat lo había descalificado como demente.

A partir de la protesta docente, en dos meses Santa Cruz llegó al podio de la agenda de los medios nacionales. El crescendo tuvo un punto de inflexión ayer con la renuncia del segundo gobernador en poco más de un año. El control remoto de la Rosada no funcionó para manejar los reclamos de apenas siete mil docentes y las demandas sectoriales saltaron la valla para instalarse como una crisis política y social. Las secuelas del desmanejo enturbiaron, de hecho, la campaña de Filmus, el ministro de Educación y candidato a jefe de Gobierno porteño. También impactó sobre el anuncio de la postulación de Alicia Kirchner a la gobernación santacruceña.

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