Durante los últimos quince años, el peruano Víctor Raúl Paiba Cossios vivió en Chile como refugiado político. Pero hace dos semanas pisó suelo argentino y terminó preso en la cárcel de Marcos Paz, debido a una orden de captura emitida por su país. Según denunció el abogado Rodolfo Yanzón, allí fue golpeado por agentes del Servicio Penitenciario Federal, quienes le quitaron su medicación, lo obligaron a “desnudarse mientras le tomaban fotografías” y le decían que era un “terrorista” y que “la protección de las Naciones Unidas no le iba a servir de nada”. Como represalia, Paiba Cossios fue llevado a una celda de aislamiento sin abrigo. Yanzón pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) urgentes “medidas cautelares” y logró la intervención de la Cancillería.

De la circular roja 1687/7 de 2006 de Interpol surge que, en Perú, Paiba habría sido uno de los mandos políticos del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), y lo acusan de “terrorista”. Sin embargo, al ser entrevistado por funcionarios del Acnur (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) y del Cepare (órgano argentino ante el que tramitan los planteos de refugiados) manifestó que se le reconociera en territorio argentino la protección de refugiado de la que gozó en Chile desde 1994, y así se lo hizo saber el representante del Acnur al juez federal Carlos Ferreiro Pella. Según Yanzón, a la fecha denunciada como en la que se sucedieron los hechos de los que lo acusan (abril-junio de 2001), Paiba ya se encontraba en Chile. Y recordó que el 11 de abril en ese país se conoció la noticia de que la Justicia había rechazado la extradición de Paiba porque “no está justificada la existencia del delito que se investiga y tampoco está probada su participación en grupos de ultraizquierda”. Este docente universitario preside la agrupación de refugiados peruanos residentes en Chile y participa en la campaña por la extradición del ex presidente peruano Alberto Fujimori. Para Yanzón, las autoridades peruanas están ejerciendo sobre él una persecución política. Si bien el Cepare ya habría decidido reconocerlo como refugiado, hasta ayer no había sido liberado.