A la hora de opinar sobre los candidatos a jefe de Gobierno porteño, Roberto Lavagna fue generoso. Luego de repasar el listado de fórmulas que competirán el próximo domingo, aseguró ver “con simpatías las candidaturas de Mauricio Macri-Gabriela Michetti y de Jorge Telerman”. También destacó “la mayor fortaleza de la propuesta social de la fórmula de Claudio Lozano y María América González”. Lavagna fue generoso ma non troppo. Daniel Filmus, el candidato del kirchnerismo en la ciudad, fue el centro de sus críticas.

Durante toda la semana pasada, el ex ministro de Economía había anunciado que haría pública una definición frente a las próximas elecciones porteñas. A pesar de la requisitoria de los periodistas, se había negado a adelantar posiciones. Pero en una rueda de prensa y a pesar de las expectativas, el candidato de la coalición UNA no adelantó preferencias. Sí quedó claro que le importa fortalecer la oposición al gobierno de Néstor Kirchner. “Nunca votaría a un delegado del Presidente para jefe de Gobierno de la ciudad”, dijo.

Para explicar por qué no se pronunció en favor de algún candidato en particular, señaló que no quiere “interferir en el trabajo de algunos amigos o aliados en la ciudad”. El dilema de Lavagna, precisamente, estaba en no restar al ecléctico ramillete de apoyos que cosecha su candidatura presidencial. Aunque en los últimas días el candidato intenta que su postulación se impregne de mayor identidad peronista, es el radicalismo el principal aporte que suma para las elecciones de octubre. Aunque en cada distrito la UCR hace gala de autonomía, en el escenario nacional se debate entre el apoyo a Lavagna o los gobernadores que se suman a la Concertación Plural que impulsa Kirchner. En la ciudad de Buenos Aires, el radicalismo porteño se encolumnó con Jorge Telerman. De esa coalición también participa Elisa Carrió. Hace no muchos días, Lavagna había definido como “risible” a esa alianza electoral. Se había mostrado sorprendido porque, en su momento, Carrió había “denunciado que Telerman era socio de Julio De Vido a través del ministro de Obras Públicas porteño”.

De todos modos, Lavagna afirmó que las diferencias que mantiene con la fundadora del ARI no les impiden “hablar en una mesa, aunque sea para marcar diferencias”. Entre las fuerzas que apoyan a Lavagna también hay no pocas que participan del armado de Macri. En lo formal, una de esas fuerzas es el desarrollismo. Lo real es que se especuló repetidamente que, luego de que Macri desistiera de la candidatura nacional, el ex ministro capitalizaría los respaldos nacionales que estaban dispuestos a dar su apoyo al presidente de Boca Juniors.

Aunque no dio nombres, Lavagna se explayó sobre el perfil que tendría que tener un jefe de Gobierno. Destacó que tendría “que demostrar personalidad política propia y capacidad de independencia del gobierno nacional”. Fiel al tono de la rueda de prensa, cuando se le preguntó por la segunda vuelta electoral, se limitó a decir: “No hagamos futurismo”.