“Ahora empiezan a sonar los teléfonos”, comentó Aníbal Ibarra con el pecho henchido. El gesto expresaba confianza, cierta revancha personal. La misma seguridad se le había notado al candidato a jefe de Gobierno, Daniel Filmus. “Aquellos que decían que no existíamos, están empezando a temblar al ver cómo sus propias encuestas muestran que vamos a estar en el ballottage.” El cierre de campaña de Diálogo por Buenos Aires, la lista que postula a Filmus y lleva a Ibarra como primer candidato a legislador, mostró un clima de mucha confianza sobre las posibilidades de entrar en la segunda vuelta. “Vamos a ganar. Esta ciudad va a ser la que encabece la profundización de las transformaciones en el país”, prometió Filmus. “Cuidemos los votos, que es cuidar el pronunciamiento popular. Muchos nos quieren hacer una trapisonda”, advirtió después Ibarra. En el Teatro Avenida se respiraba un aire de euforia contenida, como si la participación en el ballottage ya fuera un hecho.

Las paredes aledañas al teatro, en Avenida de Mayo al 1200, mostraban un enchastre de huevos y harina que se escurría sobre los afiches de campaña. De la amenaza de escrache de los familiares de los chicos muertos en Cromañón –incluso se llegó a hablar de que intentarían quemar el teatro– al final sólo hubo algunos huevazos. A la hora en que estaba anunciado el acto en la vereda, había un cordón de militantes que chequeaba identidades y dejaba pasar a los invitados que iban llegando. Por ese cordón pasaron el superintendente de seguros de Salud, Héctor Capaccioli; el embajador de Cascos Blancos, Gabriel Fuks, y la candidata a legisladora Gabriela Alegre. Unos veinte policías con pecheras naranjas esperaban aburridos en la esquina. Pero los familiares de Cromañón no aparecieron.

Dentro del teatro se notaba la diversidad del espacio que fundaron Ibarra, el diputado Miguel Bonasso y el candidato a vicejefe Carlos Heller. De los palcos colgaban banderas con la rosa socialista y globos rojos. También había banderas del PRD de Bonasso y del Movimiento Social Popular, agrupación encabezada por Gladys Miño, del barrio Ramón Carrillo. “Tiene aguante/ y Gladys tiene aguante”, cantaba un grupo de mujeres muy jóvenes en las butacas del medio. Imitaban el cantito que inventaron las admiradoras de Marianela en Gran Hermano.

Los discursos llegaron después de un set de Horacio Fontova, que recurrió a sus dotes de humorista para cargar a Mauricio Macri y Jorge Telerman. Filmus habló primero porque tenía otro compromiso: “Vamos a volver a ganar el 24. Vamos a encabezar el gobierno más justo de la historia de la ciudad”, prometió. Tras los discursos de Bonasso y Heller, llegó el cierre con Ibarra. Mientras el auditorio gritaba “salta/ pequeña langosta/ Ibarra y el Pelado son la misma bosta”, Ibarra acusó a Macri y Telerman de firmar “un pacto a espaldas de la gente”. “Hubo una cara visible, que expresa a la derecha y es Macri. Y hubo una cara oculta que buscó quedarse con el gobierno por la ventana, y ése fue Macri”. Todo terminó con una lluvia de papelitos y “Verano del 98”, de Los Piojos, sonando por los parlantes.