El radical K Horacio “Pechi” Quiroga se enfrenta mañana al candidato del Movimiento Popular Neuquino, Jorge Sapag, quien procuró mantener fuera de la campaña al gobernador Jorge Sobisch.
› Por Miguel Jorquera
Desde Neuquén
Sin ninguna mención al presidente Néstor Kirchner pero con un imponente show de fuegos artificiales, la Concertación Neuquina que postula como candidato a gobernador al radical K Horacio “Pechi” Quiroga –junto al kirchnerista Frente para la Victoria– cerró ayer por la noche su campaña electoral en la ciudad de Neuquén y llamó “a votar por el cambio” en los comicios del próximo domingo. Dos días antes, el oficialista Movimiento Popular Neuquino también iluminó el cielo de la ciudad con luces de artificio después de que confluyeran sobre la costanera del río Neuquén las cuatro caravanas que partieron desde los suburbios. Allí, su candidato Jorge Sapag también pidió el voto “por el cambio”, en una campaña donde el gran ausente fue el gobernador Jorge Sobisch. Lejos del clima electoral que viven los neuquinos, otra marcha atravesó la ciudad por otra campaña: la recolección de firmas para pedir “juicio y castigo a los autores materiales e intelectuales” del “fusilamiento” del profesor Carlos Fuentealba.
Pechi Quiroga hizo gala de su sobrenombre (“Pechito”) y saludó a sus simpatizantes en mangas de camisa sobre el escenario montado al aire libre, en una noche estrellada donde el frío de los últimos días había cedido, pero en la que el viento patagónico se hacía sentir con fuerza. “Ni el frío ni el viento nos van a parar”, repetía un locutor.
“El domingo los neuquinos vamos a hacer protagonistas de un hechos histórico. Le vamos a decir basta a 44 años ininterrumpidos de ejercicio del poder”, lanzó como consiga el candidato de la Concertación e intendente de la capital provincial y arengó a sus seguidores como un artista desde el escenario: “Todas las voces, todas”. Las más de cuatro mil personas que acudieron a la cita en el paseo Vuelta de Obligado –en los alrededores de la ahora en desuso antigua estación ferroviaria de Neuquén– coreaban “se va acabar el Movimiento Popular”, en alusión al partido oficialista.
Quiroga repasó sin demasiados detalles, aunque con duras críticas al gobierno provincial, sus propuestas sobre educación, salud y construcción de viviendas, los problemas que según las encuestas concentran las principales preocupaciones de los neuquinos. También enumeró algunos de sus “logros” como intendente y volvió a repetir “casi como un rezo laico” un deseo que pronunció cada vez que fue candidato, aunque con esta vez con una variante nada menor: “¡Que ganas que tengo de ser gobernador de Neuquén!”, les confesó a sus seguidores, que hacían flamear banderas rojas y blancas (los colores de la UCR) y otras azules (del Frente para la Victoria) con la misma leyenda: “Pechi Gana”.
Se despidió como ingresó, en medio de una lluvia de papelitos rojos y blancos. Antes que los fuegos artificiales estallaran e el cielo, les pidió a los ciudadanos de Neuquén “coraje para cambiar”.
El miércoles, pero con cinco grados bajo cero, Sapag cerró su campaña en la capital con casi la misma postal: un show de luces sobre el cielo. El candidato del MPN evitó nacionalizar la campaña y ni siquiera mencionó la candidatura presidencial de Sobisch, a quien se encargó de mantener alejado de su campaña. En cambio, recorrió en su discurso algunos de los últimos años de la historia argentina para embestir contra su principal contrincante en las elecciones del domingo. Recordó “la hiperinflación de 1989, en el gobierno de (Raúl) Alfonsín” y “cuando en 2001 (Fernando) De la Rúa se fue en helicóptero”. Todos los dardos tenían como destinatario el origen radical de Quiroga.
Después buscó la complicidad de los militantes del MPN como un gran maestro de ceremonia desde el escenario, para alentar la confianza en su victoria. “¿Nuestros adversarios están alegres?”, preguntó. La respuesta fue un rotundo “¡No!”. “¿Nosotros estamos felices?”, insistió. El “¡Sí!” desató la algarabía. Ayer, Sapag cerró su campaña a sólo 20 kilómetros de Neuquén, En las localidades de Plottier y Senillosa. El MPN confía que su aceitado aparato electoral en el interior provincial “hará la diferencia” a favor de su candidato.
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