Lun 04.06.2007

EL PAíS

La izquierda, dividida, festeja por dos o tres

Patricia Walsh logró el cuarto puesto. Además de su lugar en la Legislatura esperan que Parrilli también logre una banca. Martín Hourest, de Lozano, también entraría.

› Por Adriana Meyer

Cuando la televisión anunció que Patricia Walsh había conseguido el cuarto puesto los gritos de alegría no permitieron escuchar cuál había sido el porcentaje que le daban los primeros cómputos. La candidata del MST-Nueva Izquierda se abrazó con su compañero de fórmula, Héctor Bidonde, y con su hija mayor, María, en el café del recuperado hotel Bauen. “Podemos celebrar esto que conseguimos con la lucha, el esfuerzo y la coherencia”, expresó la hija del escritor desaparecido, que obtuvo ayer un 4 por ciento de adhesiones como legisladora y un poco menos como jefa de Gobierno (encabezaba ambas candidaturas). Al cierre de esta edición, esperaban que las cifras crecieran a su favor para posibilitar que ingrese a la Legislatura el segundo de la lista, el abogado Marcelo Parrilli. Y a la misma hora, en el bunker de Claudio Lozano festejaban la casi segura entrada de su primer legislador, el economista Martín Hourest. ¿Qué actitud tendrán estas dos fuerzas en la segunda vuelta? “El fracaso del progresismo es el que le puede abrir la puerta de la ciudad a la derecha, nunca la izquierda”, dijo Walsh en respuesta a quienes instaron a unificar esfuerzos en el oficialismo contra Macri.

La candidata y virtual legisladora electa explicó: “La izquierda en su conjunto cree que no hay coincidencias programáticas con quienes van a la segunda vuelta, y vamos a debatir cómo enunciarlo pero anticipo que no compartimos la idea de los males menores”. Más temprano, en la espera que se hizo larga y por momentos tediosa, había asegurado que fueron votados para ser opositores de izquierda y por lo tanto no tenían “nada que negociar con quienes serán nuestros adversarios”. Pero aclaró que, como ocurrió en 2000, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) consideró no ser “dueño de los votos ni de decirle a la gente cómo votar, pero entonces como ahora no hay razones programáticas para apoyar a ninguno” de los contendientes. En tal sentido, Parrilli fue enfático al afirmar que “no vamos a votar a Filmus ni a Telerman, porque los son los mismos que hundieron al pueblo en toda su historia, y nosotros históricamente no hemos llamado a votar el mal menor”. Y no dudó en anticipar que su posición es “votar en blanco o nulo”.

A Lozano le pareció “exitista” la actitud de Filmus apenas conocidos los primeros resultados. Por lo tanto fue cauto respecto de cómo se moverá Movimiento por Buenos Aires en el ballottage. Pero dejó la puerta abierta a un posible acuerdo para acompañar al candidato oficialista, según “cómo se pare para discutir un acuerdo programático”. En su local de Mitre al 800, el diputado CTA adelantó que “a Macri nunca lo apoyaríamos, pero conversaremos con nuestros votantes y tras un plenario decidiremos si le damos el apoyo activo” al ministro de Educación. Según su punto de vista, “el 45 por ciento de Macri no sólo es de derecha, sino también de votantes hartos del progresismo porteño y de discursos alejados de la realidad”. El barbado candidato, que terminó ayer saliendo quinto, acudió a votar junto a su compañera de fórmula, la diputada María América González, luego partió hacia Sócrates, su café preferido ubicado en Puán y Pedro Goyena. Más tarde, en diálogo con Página/12, Lozano hizo una evaluación positiva de la jornada: “Desde nuestro intento de crear una fuerza nueva, ante la nacionalización de todo el aparato y sus recurso, estar por poner un compañero en la Legislatura es todo un triunfo”.

Walsh llegó al Bauen poco antes de las 18, con cierto cansancio por haber fiscalizado en la escuela 1 de Villa Crespo, donde votó su compañero de fórmula, el ex zamorista Héctor Bidonde. Con polera azul, y su clásico trajecito gris, contó lo sucedido en la mesa que le tocó, donde las autoridades estaban nerviosas porque no les habían avisado con anticipación y un patrullero las fue a buscar a sus casas. “Apenas empezamos el presidente de mesa comprobó que en padrón aparecía su hermano, fallecido en 1967. Y casi al cierre vino un ciudadano que aparecía como que ya había votado”, resumió. La anécdota alegre fue el aplauso que le brindaron a los jóvenes que emitieron allí su voto por primera vez. A su alrededor, Parrilli y la dirigente y ex legisladora Vilma Ripoll comentaban que en algunos lugares faltaron boletas del MST. Y se quejaron de que les deben el aporte oficial a los partidos políticos.

En un bunker austero, en contraste con la opulencia que se percibía en los demás, con algunos problemas técnicos y mucha buena voluntad de los militantes del MST y trabajadores del recuperado hotel para atender a la prensa, se empezaron a mencionar los datos de boca de urna. “Estamos esperanzados pero queremos ser prudentes”, les dijo Walsh temprano a los cronistas, muchos de ellos estudiantes, con una sonrisa que delataba su seguridad respecto de su ingreso como legisladora. La cautela tenía su razón: en la elección pasada, Luis Bazán, candidato por Izquierda Unida en Córdoba, estaba dando una nota ya como legislador electo y en ese momento le avisaron que no había entrado. “Es que donde no tenés fiscales, fuiste”, comentó un dirigente del MST, al lamentarse de la banca que les habrían quitado. Por eso ayer estaban conformes con haber podido contar con 1200 fiscales que cubrieron todas las escuelas.

Cuando le preguntaron a Walsh cuál era su cábala, también respondió riendo que siempre entraba “con el pie izquierdo”, y así esperaba llegar al Palacio de la calle Perú. Pasaban las horas y la candidata se acomodó en el bar del Bauen, junto a su vocero Pablo Vasco, sus hijos María y Mariano, militantes y periodistas. Parecía que el café y los nervios de la espera la habían despabilado. “¿Y si salgo yo a decir que estoy en el ballottage?”, bromeó cuando Telerman y Filmus aparecían adjudicándose ambos el segundo lugar. “No saben en qué momento dejar de actuar”, agregó.

A su lado se sentó Bidonde, para quien “esto es un buen punto de partida para revertir la debacle de 2005, con un grupo de extrapartidarios que nos cohesionamos y generamos confianza”. Cuando el centro de cómputos les confirmó el cuarto puesto, Ripoll gritó eufórica: “¡Volvimos, agárrense!”. E inmediatamente proyectó su optimismo para que el resultado de ayer “sirva de punta de lanza para un proyecto nacional de la Nueva Izquierda”.

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