Lun 04.06.2007

EL PAíS  › TRIUNFADORES Y DERROTADOS EN LOS COMICIOS PORTEÑOS

Quién ganó y quién perdió

› Por Fernando Cibeira

GANARON

Mauricio Macri

Cuando en febrero pasado hizo aquel recordado anuncio en un basural de Villa Lugano de que volvería a competir por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, muchos de sus propios colaboradores dudaron. Opinaban que la elección porteña no se veía sencilla y que a Macri le convenía más posicionarse como referente opositor nacional, buscando el segundo lugar en la elección presidencial de octubre. El ingeniero de la derecha siguió su propio camino y sólo escuchó a su asesor de imagen. Diagramó su campaña lejos de cualquier otro referente nacional, no atacó al Gobierno y limitó a lo indispensable las críticas a sus rivales. “Tengo una propuesta”, fue su obvio latiguillo durante el debate televisivo y le salió redondo. Ayer obtuvo más votos que en sus anteriores presentaciones, consiguiendo lo mismo que sus dos principales perseguidores sumados. El 45 por ciento lo dejó a un pasito del ansiado objetivo de ser jefe de Gobierno en tres semanas lo que, de yapa, lo dispararía como referente número uno de la oposición a nivel nacional, justamente donde querían ubicarlo quienes le aconsejaban apuntar a la Casa Rosada.

Daniel Filmus

Se convirtió en candidato de un día para el otro, a partir de la pirueta inventada por la Casa Rosada que disparó a Daniel Scioli a la provincia de Buenos Aires. Filmus cargó desde el vamos con la mochila del elevado nivel de desconocimiento que tenía entre los porteños, algo contra lo que además atentaba –decían sus detractores– un ánimo demasiado apocado para un aspirante en desventaja. Sin embargo, Filmus aceptó el convite y sorprendió a más de uno con su actitud en campaña. Para más, tuvo que lidiar con algunos contratiempos impensados como el paro de los docentes en Santa Cruz. A medida que se fue acercando a la fecha de las elecciones, consiguió equilibrar con elegancia su imagen de candidato con perfil propio y el apoyo total que le brindó la Casa Rosada, empezando por el presidente Néstor Kirchner. El ballottage se le presenta como un objetivo muy complicado, pero el ministro de Educación demostró que el traje no le queda grande y que puede aspirar a convertirse en factor aglutinante del voto progresista, como en 2003 resultó Aníbal Ibarra.

Aníbal Ibarra

Apostó a todo y nada en su vuelta a la política luego de su destitución, y le salió bien. “De la mano de la gente”, prometía en sus carteles y si bien no fue un aluvión, el ex jefe de Gobierno consigió sacar una diferencia con respecto a la lista oficial del Frente para la Victoria que encabezó el ministro Ginés González García. Como en toda la campaña, ayer –al momento de votar–, Ibarra debió soportar el asedio de los familiares de las víctimas de Cromañón pero, una vez más, no respondió. Ahora, desde la Legislatura –el mismo cuerpo donde se hizo conocido cuando todavía era el viejo Concejo Deliberante–, Ibarra intentará reconstruir su liderazgo como dirigente porteño. Si Macri finalmente resulta jefe de gobierno, seguramente buscará encabezar la oposición local. Quedará ahora por estudiar cuáles son las ventajas y cuáles los inconvenientes de que permanezca junto a Filmus en la campaña por el ballottage. Ibarra siempre aclaró que no es kirchnerista, por lo que deberá dilucidar el carácter de su relación con el Gobierno nacional para determinar su futuro político.


EMPATARON

Néstor Kirchner

El Presidente jugó una carta fuerte cuando desechó la posibilidad de habilitar en primera vuelta una virtual interna abierta entre Telerman y su candidato. Kirchner ungió a Filmus y le dio todo su apoyo. Apenas dos semanas atrás, Filmus aparecía lejos de llegar al desempate. En gran medida gracias al empuje presidencial, esa tendencia se revirtió ayer. Por otro lado, no es menor el hecho de que el candidato oficial haya perdido por más de 20 puntos en la Capital Federal. También queda en veremos la oportunidad de haber cambiado a Daniel Scioli del distrito porteño cuando aparecía como el dirigente del oficialismo mejor plantado para derrotar a Macri. Las tres semanas de campaña que quedan por delante lo mostrarán seguramente de nuevo junto a Filmus buscando revertir el resultado. Si lo consigue, pasará de “empatador” a gran ganador.

López Murphy

Podría haber sacado tajada del triunfo de Mauricio Macri, sin embargo el Bulldog se dedicó a intercambiar ladridos con su aliado durante la campaña. Desde el vamos buscó que Macri respaldara sus deseos de convertirse en el candidato presidencial de PRO, algo a lo que el ingeniero no estaba dispuesto a consentir. Macri lo colocó en la misma fila que Jorge Sobisch o Roberto Lavagna y dijo que recién diría quién era su favorito después de la elección capitalina. El gesto disgustó a López Murphy, quien se mantuvo distante de la actividad del presidente de Boca durante estos meses, salvo alguna esporádica aparición. Recién un día antes de la veda electoral, y cuando ya todas las encuestas anticipaban lo que sucedería, desde Chile, López Murphy llamó a votar por su aliado. Y dejó que pasara el tren.

Patricia Walsh

Lejos del trío Macri-Filmus-Telerman, la candidata del MST-Nueva Izquierda ganaba anoche por décimas su pulseada particular con Claudio Lozano por el cuarto puesto. Gracias a su doble candidatura a jefa de gobierno y legisladora, consiguió una banca en el Parlamento porteño, el único logro de la múltiple oferta de izquierda tradicional en esta elección. Sin embargo, pese a las expectativas previas, Walsh se mostró lejos de capitalizar el caudal que alguna vez supo cosechar Luis Zamora el distrito porteño. Lanzada desde hace tiempo también como candidata presidencial, luego de ayer Walsh no la tendrá fácil para convencer al resto de los partidos de izquierda que se encolumnan detrás de ella con miras a las elecciones nacionales octubre.

Claudio Lozano

Por poco no sacó tablas en su duelo personal con Patricia Walsh por el cuarto puesto y, según los cómputos al cierre de esta edición, consiguió el objetivo de mínima de hacer entrar un legislador, el caso del también dirigente de la CTA Martín Hourest. Pero el porcentaje alcanza apenas para salvar la ropa. Lejos estuvo de la pretensión de mostrarse como el representante de la centroizquierda no kirchnerista, que se supone fuerte en el distrito porteño y que, sin ir más lejos, dejó a Carrió segunda en la última elección de diputados. Como experiencia piloto de la política electoral de la CTA que pretende llevar adelante Víctor De Gennaro, el resultado genera casi tantas dudas como confirmaciones. Lozano, De Gennaro y compañía buscaban mostrar anoche su cosecha como un triunfo.


PERDIERON

Jorge Telerman

Primero buscó una bendición de la Casa Rosada, que no consiguió. Luego comenzó a rebuscar aliados que le permitieran ampliar su base electoral entre un amplio espectro político, y cerró trato con Elisa Carrió. La alianza le hizo fortalecer la adhesión de un sector del voto radical, pero perdió definitivamente el interesante perfil “kirchnerista crítico” que había elaborado con ingenio y se colocó en un blanco al que los dardos oficiales no dejaron de apuntarle. Telerman nunca pudo adaptarse del todo a su nueva posición –algo así como opositor no convencido– y redobló su apuesta por una campaña tal vez en exceso personalista y con ribetes excéntricos que no a todos resultó simpática. Apostó su suerte en la elección de ayer y quedó tercero. Su futuro en la política es un gran signo de interrogación.

Elisa Carrió

Prometió una sorpresa que cambiaría el mapa político de la ciudad, pero las opciones que barajó para candidato a jefe de Gobierno –periodistas, intelectuales– se fueron cayendo y corrió serio riesgo de presentar una opción meramente testimonial. La posibilidad de un acuerdo con un candidato con chances como Telerman le cayó como anillo al dedo. De repente, Carrió revivió en una campaña que la tenía como mera espectadora. Desde su nueva función subió los decibeles del discurso opositor de la lista que pasó de “crítica” a resueltamente antikirchnerista. De nuevo vaticinó ciclones, tempestades y demás yerbas, pero los vientos se le volvieron en contra. “Bueno, yo no perdí”, aclaró anoche. Con todo, la aspiración de que un buen resultado en el comicio porteño la reposicionara en la carrera presidencial se diluyó con el primer boca de urna.

Roberto Lavagna

De principio a fin su papel en la elección porteña resultó indescifrable. Primero amagó con presentar candidato propio y luego no lo hizo. Jugó a que Mauricio Macri hiciera algún gesto de acercamiento, pero el gesto nunca llegó. Así, aseguró que pese a ser un candidato presidencial ya lanzado, se mantendría al margen de una elección de gran trascendencia. Luego se lo pensó mejor y anticipó que revelaría a quién apoyaría una semana antes del comicio. Pero cuando lo hizo habló bien de Macri, de Telerman y hasta de Lozano. Es decir, nada. Ayer, cuando fue a votar, buscó restarle importancia al comicio del cual todo el mundo estaba pendiente y dijo que se trataba sólo de una elección local. Para peor, sus aliados radicales en el distrito apoyaron a Telerman. Ni una a favor.

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