Jue 08.08.2002

EL PAíS

Los piqueteros acamparon sin carpas en la Plaza

Fue el corolario de una marcha y acto que realizaron para repudiar a O’Neill y al FMI. Fue la segunda en dos días. Hubo negociación con la Policía. Se quedarán todo el día de hoy.

› Por Laura Vales

Rodeados de un fuerte operativo policial, desocupados, asambleístas, trabajadores de fábricas ocupadas y partidos de izquierda se movilizaron ayer con dos marchas que confluyeron frente a la Casa Rosada, en repudio a la visita de Paul O’Neill y con la consigna “Que se vayan todos”. La protesta se realizó en un clima de tensión, pero sin que se produjeran incidentes. A su término los piqueteros instalaron un campamento en la Plaza de Mayo. Lo hicieron en medio de complicadas negociaciones con la policía: armaron las carpas sobre los canteros, las tuvieron que desarmar después, decidieron finalmente permanecer en el lugar aunque fuera a la intemperie. Anoche, después de tanta negociación, en la Plaza no se veían carpas, tal como quería el Gobierno. Los canteros estaban en cambio llenos de ollas populares.
Los piqueteros llevaron a la plaza cinco puntos de reclamo:
- Aumento salarial y del importe de los planes de empleo para que cubran el costo de la canasta familiar.
- Extensión del programa Jefes y Jefas de Hogar a jóvenes y ancianos.
- La libertad de Raúl Castells y el desprocesamiento de quienes tienen causas judiciales por cortar rutas.
- El esclarecimiento de las muertes de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.
- Apoyo del Estado para que se haga cargo de las fábricas en quiebra que fueron reabiertas por sus trabajadores.
La medida había sido programada inicialmente para el 9 de julio, pero la represión en el Puente Pueyrredón obligó a postergarla. La intención de los convocantes es permanecer en el lugar hasta hoy, acompañar a las Madres de Plaza de Mayo en su ronda de los jueves y luego realizar un acto de cierre.
Previendo el día de movilizaciones, el perímetro de la Plaza de Mayo fue totalmente vallado antes del mediodía. La Policía Federal colocó paneles de hierro y alambre tejido de dos metros de alto en todas las calles de acceso al lugar. Aseguró las vallas entre sí con cadenas y desplegó detrás efectivos armados con itakas, gases lacrimógenos y bastones. Sacó a la calle los perros y los camiones hidrantes. A las cinco de la tarde ya no había forma de entrar a la plaza sin atravesar un cordón policial.
“El Gobierno aprende de sus ciudadanos”, consideró Jorge Ceballos, abogado y dirigente de Barrios de Pie, frente al operativo. “Está haciendo su propio piquete para defender a O’Neill y a los pocos beneficiados con su política.”
De las dos columnas que marcharon ayer, la primera en ponerse en movimiento fue la de desocupados, integrada por el Bloque Piquetero Nacional, el Movimiento de Jubilados y Desocupados (Raúl Castells) y Barrios de Pie (CTA). Acompañando a los marchantes caminó mucha gente con cámaras fotográficas y de video. No eran necesariamente profesionales: muchos llevaban la cámara de fotos de los cumpleaños o las vacaciones. “Por si hay represión”, explicaron a Página/12.
Los piqueteros realizaron un pequeño acto frente a la sede central de Repsol, antes de llegar al vallado. Cruzarlo necesitó de una extensa discusión que los canales de televisión transmitieron en directo. A las seis y diez de la tarde, el jefe del operativo policial, comisario Raúl Trezeguet, accedió a dejar pasar a los manifestantes sin cachearlos y los manifestantes le prometieron ingresar sin carpas. Diez minutos más tarde gente, ollas, garrafas, camionetas y equipos de sonido entraban a la plaza.
Los desocupados tomaron sus propias medidas para que no hubiera incidentes con la policía: armaron cordones de seguridad para que los uniformados siempre quedaran a varios metros de distancia de los manifestantes, e incluso tendieron en la zona de la Pirámide de Mayo una cinta de plástico paralela al vallado policial, para crear así una franja desierta entre ellos y los efectivos apostados frente a la Casa Rosada. Néstor Pitrola, del Polo Obrero, denunció que hubo requisas en el Puente Pueyrredón, donde personal de la Prefectura y la Policía Bonaerense hizo descender de los micros a los manifestantes que iban camino a la movilización.
En la plaza había mujeres con bebés. También chicos tratando de vender, sin demasiada suerte, comidas caseras, como tortas y empanadas. Hacía mucho frío: menos de diez grados. Roberto Alvarez, con sus vecinos de Villa Jardín (Lanús), fue el primero en armar una carpa de lona azul sobre el cantero frente al Cabildo. Para pasar la noche, detalló, el barrio había llevado “un olla de 50 litros, un anafe, una garrafa, fideos y verdura para un guiso, yerba para el mate”.
La Coordinadora Aníbal Verón no fue a la plaza, aunque realizó al mediodía una marcha frente al Ministerio de Trabajo en repudio a O’Neill y para reclamar el pago de mil planes de empleo de los que quedaron fuera los desocupados del conurbano sur.
La segunda columna de marchantes, que se movilizó desde el Congreso,
llegó frente a la Casa Rosada a las 7 y media de la tarde. Estuvo compuesta por asambleas barriales, estudiantes de la FUBA y la Federación Universitaria de La Plata y organizaciones sociales. En el sector de los partidos políticos se encolumnaron Izquierda Unida (Partido Comunista y Movimiento Socialista de los Trabajadores), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Patria Libre y Convergencia Socialista, entre otros. Se trata de las organizaciones que se vienen reuniendo en la casa de Colombres 25. Por diferencias internas, los convocantes de este espacio y los de la Multisectorial de Nazareth (que se movilizaron el martes) no lograron coincidir en una protesta conjunta contra el secretario del Tesoro norteamericano. Todos marcharon bajo la misma consigna de “Fuera O’Neill y el FMI de la Argentina”.
Las asambleas barriales volvieron a movilizarse de manera masiva. Sin cacerolas y cantando “ya lo veo esta noche somos todos piqueteros”, los vecinos acompañaron el campamento de los desocupados hasta entrada la noche y participaron del acto que se realizó sobre un escenario con la consigna “Basta de hambre y represión. Que se vayan todos”.
Al cierre de esta edición no había habido disturbios. En torno a la plaza la policía mantenía una importante presencia. La zona permanecía vallada con grupos de efectivos sobre las calles Balcarce, Defensa, Bolívar, Diagonal Sur, Hipólito Yrigoyen, Avenida de Mayo, Diagonal Norte, Reconquista, 25 de Mayo y sobre la plaza, varios metros detrás de la Pirámide de Mayo.

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