EL PAíS
• SUBNOTA › DIFERENTES CONSIGNAS EN LA SEGUNDA MARCHA
Juntos pero no amontonados
”Piqueteros carajo, piqueteros carajo” cantaban los desocupados que, luego de concentrarse en el Obelisco, marchaban hacia la Plaza de Mayo. “No tengo mucha idea de quién es Paul O’Neill, vengo porque nosotros tenemos hambre, y el Gobierno tiene que ayudarnos a nosotros y no al FMI” decía Cristian, mientras caminaba tratando de formar un cordón con sus compañeros. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, fue, en cambio, el cántico más repetido por las asambleas barriales, los partidos de izquierda y organizaciones sociales, que llegaron 40 minutos más tarde frente a la Casa Rosada para concretar la segunda protesta contra el funcionario norteamericano, que volvió a juntar a “piquetes y cacerolas”. A las 17, las columnas del Bloque Piquetero Nacional –formado por el Polo Obrero, el Movimiento Teresa Rodríguez y el Movimiento Territorial de Liberación–, el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, y el Movimiento Barrios de Pie se preparaban para comenzar la movilización. “Fuera Duhalde y O’Neill”, decía una de las banderas colgadas en la reja que protege el Obelisco. “No sólo queremos que se vaya este delincuente internacional, queremos que se resuelva el problema de trabajo, y para lograrlo pensamos que es necesario echar a este gobierno y convocar a una asamblea constituyente”, contó José Martínez, un desocupado de 53 años que encabezaba la columna de Florencio Varela del Polo Obrero (la línea piquetera del Partido Obrero).
A esa altura de la tarde ya se había difundido la noticia de que la policía había vallado la Plaza de Mayo, y se podía ver a los dirigentes piqueteros discutiendo sobre cómo proceder. “Vamos a entrar a la Plaza porque tenemos reivindicaciones que son urgentes, como trabajo genuino para nuestra gente, y el aumento de los subsidios para el desempleo”, afirmaba Chacho, uno de los líderes del Teresa Rodríguez. “Que haya incidentes va a depender de la policía, no de nosotros”, agregó.
A la hora de partir a Plaza de Mayo, se pudo ver que detrás de los desocupados también se movilizaban unas pocas asambleas barriales y el Centro de Estudiantes de Psicología. “A vos te queda poco, Duhalde botón” cantaba la columna, entonando la melodía “a mí me vuelve loco tu forma de ser”.
La marcha que salió del Congreso a las 19 se destacó por la gran cantidad de asambleas populares y la masiva participación de los partidos de izquierda. “En pelotas, pero libres”, decía un cartel de los vecinos de Ituzaingó. Otra pancarta proponía: “Por la unidad de la resistencia, no a la división del movimiento popular”. Entre los asambleístas se respiraba entusiasmo debido a la buena convocatoria. “Volvimos a la calle y demostramos que no estamos muertos como algunos creen; aunque es cierto que ya no somos tantos como en enero, cuando hay que salir, salimos”, declaró Fernando, vecino de Palermo. Además del Gobierno y Paul O’Neill, la policía fue otro de los blancos a los que apuntaron los cantitos y los carteles de asambleístas y militantes. “Esta es la policía de Hadad”, decía un cartel con una foto gigante que mostraba a dos uniformados rompiendo a patadas las puertas del local del Partido Comunista, durante la represión de Avellaneda. “Yo sabía, yo sabía, que a los pibes los mató la policía”, cantó la multitud mientras cruzaba el vallado policial.
Informe: Alejandro Gaggero.
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