“Lo que está pasando con Blumberg no nos perjudica a nosotros en la ciudad. Pero sí a nuestro armado en la provincia de Buenos Aires.” La expresión de un referente del espacio político de Mauricio Macri da cuenta de una de las encrucijadas que el PRO tiene por delante. Tras las primeras noticias del falso título de ingeniero, Juan Carlos Blumberg se llamó a silencio durante unos días pero, durante el fin de semana, salió a hablar. En varias entrevistas pidió “perdón” y admitió públicamente: “No soy ingeniero”. Y habló de su disposición a sostener una eventual candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires: “Sólo si me lo pide Macri”. En el entorno del macrismo, de momento, eligen no decir nada.

“Cero. Nada antes del 24”, dijo Horacio Rodríguez Larreta, jefe de campaña del PRO, en diálogo con Página/12. “No vamos a definir ninguna candidatura nacional o provincial antes de esa fecha, como lo venimos diciendo, y eso engloba al candidato a presidente y al gobernador de la provincia de Buenos Aires.”

Con esta decisión, el macrismo decidió no arriesgar nada. A esta altura no quieren correr riesgos antes del ballottage del próximo domingo. En el día de hoy, de todos modos, el tema puede colarse en la agenda de la reunión que todos los lunes mantiene el espacio político del presidente de Boca. “No quiere decir que nos reunamos a ver esto –explicó uno de los referentes–. Simplemente nos reunimos como todas las semanas y, como hoy (por ayer) no hablamos en todo el día, lo hacemos ahí.”

Durante el fin de semana, el falso ingeniero Blumberg reconoció que no tenía el título universitario, pero volvió a hablar de la campaña, de la posibilidad de postularse y de una aclaración que pareció destinada a recomponer el espacio político con el líder de PRO. Macri –afirmó– “se interiorizó mucho de mi enfermedad, de cómo estaba y luego me dijo: ‘Blumberg, aclare esto’. Y es lo que estoy haciendo”.

Tras estas declaraciones, y luego de repetir que está a la espera de una señal, el PRO parece tener la decisión en sus manos. “Nosotros sabemos que Blumberg es la principal fuerza opositora en la provincia de Buenos Aires”, razonaba ante este diario uno de los integrantes del espacio político, poco afecto a la permanencia del inyenieri. “Sabemos que primero viene Daniel (Scioli), pero que él lo sigue a unos quince puntos por atrás. Como alternativa, la verdad es que para nosotros es una posibilidad porque Blumberg ahí nos permitía convertirnos en segunda fuerza, que nos daría una proyección nacional muy importante.”

El problema de estas proyecciones y conjeturas –siempre según este allegado al corazón del macrismo porteño– es la oposición de Gabriela Michetti a una presencia proactiva del falso ingeniero. “Por lo poco que lo conozco a Mauricio, todo esto le pareció que es muy chanta.”

Chanta o no, un sector del macrismo parece dispuesto a medir en los próximos 20 días qué sucede con la imagen de Blumberg después de las muestras de “mea culpa” del fin de semana. En ese sentido, suponen que una “lavada de cara” como ésta le puede servir a Blumberg para recuperar imagen entre los sectores sociales alineados a la lógica de la mano dura de la provincia que tienen escasa formación política.

“Blumberg se monta la discusión de que al que roba hay que darle más años de castigo para que deje de robar –explicó esa misma voz, ducha en análisis de campañas–. A eso le suma el reclamo de la muerte del hijo, un daño irreparable y lo monta al reclamo más general de la inseguridad donde lo acompaña un 65 por ciento de los bonaerenses y esto le generaba niveles de adhesión muy importantes. Pero ahora esto del título hay que ver cómo lo deja.”