“Pensé y pienso que debo ayudarte a salir de esta orfandad a la que te condenó la dictadura militar cuando asesinó a tus padres. Debés vivir sin las ataduras esclavizantes de las dudas y los miedos que seguramente no sabés de dónde te vienen. Debés recuperar tu identidad, tu derecho a vivir sabiendo que tenés familiares que te esperan con el mismo amor que el día que naciste.” Este párrafo es parte de una carta que María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani le escribió a su nieta desaparecida. El mensaje fue leído ayer en la Cámara Federal de La Plata, en una audiencia inusual en la que fue desalojado de la sala el abogado de la mujer, Juan María Ramos Padilla.
“Quiero preservar a una persona. Como ustedes no lo han hecho, lo vamos a hacer nosotros y nos vamos a dirigir a Clara Anahí desde las palabras de la señora de Mariani”, aseguró Ramos Padilla ayer ante los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo. El abogado le reprochaba al tribunal –que investiga el destino de más de dos mil desaparecidos– no haber informado a una joven que, de acuerdo con varios indicios recolectados en una investigación personal de Mariani, podría ser su propia nieta.
Hace seis meses Ramos Padilla pidió a la Cámara que citara a quien podría ser Clara Anahí, que fue secuestrada el 24 de noviembre de 1976. Quería que el trámite se hiciera con la mayor discreción posible en audiencias reservadas. Pero la mayoría de los jueces del tribunal consideró que debía profundizarse la investigación y comenzó a citar a algunos testigos del caso, entre ellos, a ex policías que podrían estar relacionados con los supuestos apropiadores. Por eso ayer, mientras el tribunal interrogaba al médico Juan Carlos del Bono, Ramos Padilla realizó su crítica, cada vez en un tono más elevado. Intentó comenzar a leer la carta pero los jueces le pidieron que se retirara de la sala. El abogado se negó y los camaristas insistieron, advirtiendo que de otra manera sería arrestado. El público que presenciaba la audiencia rodeó a Ramos Padilla para evitar su desalojo y los jueces ordenaron que todos abandonaran la sala. Finalmente, el abogado se fue pero el mensaje de la abuela (ver aparte) fue leído por su otro abogado, Alejo Ramos Padilla. Tampoco lo escucharon los camaristas, que también se retiraron.
“Repudiamos la actitud de la Cámara, justamente ahora cuando los militares están presionando para que la Corte Suprema termine con todos los juicios en los que están presos los represores”, aseguró Adriana Calvo, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, que participa en el proceso. Marta Vedio, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Plata –impulsora del Juicio por la Verdad– defendió “la necesidad de reserva en los casos de los chicos desaparecidos” pero afirmó, a la vez, que “con la misma convicción reivindicamos la labor de la Cámara Federal de La Plata en la búsqueda de la verdad, que también nos da elementos para la lucha principal que es contra la impunidad”.
Después de esta poco común audiencia, la Cámara Federal siguió con los testimonios que tenía previsto y ordenó la detención de dos policías que también están vinculados con el caso Mariani. Se trata de José Antonio Damato y Vicente Oscar Tredice, quienes durante la última dictadura estuvieron destinados en la brigada de investigaciones de La Plata, donde funcionó un centro clandestino de detención. En los legajos de ambos policías figura una felicitación por haber “abatido” a varios “delincuentes” y otros datos que hacían suponer que participaron en el operativo en el que fue secuestrada Clara Anahí Mariani. Damato y Tredice durmieron en una celda y ahora deberán afrontar una causa por falso testimonio que fue impulsada por el fiscal Félix Crous.