EL PAíS
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Mensaje a mi nieta
Por María Isabel Mariani
Mi querida Clara Anahí:
Hace más de veinticinco años que te estoy buscando, sola al principio, y luego desde mi lugar de fundadora y presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Asociación a la que renuncié en 1989. Continué la búsqueda otra vez sola, como cuando te secuestraron, pero acompañada por el afecto de mucha gente. A lo largo de estos veinticinco años te busqué día por día, sin descanso, llorando desesperada al principio, luego aprendí a tragarme las lágrimas, a anudar el corazón y seguir... y seguir. Crecías, y mi angustia también. Seguí algunas pistas, y cuando creía tenerte cerca mi esperanza se diluía, una y otra vez.
Pensé y pienso que debo ayudarte a salir de esa orfandad a la que te condenó la dictadura militar cuando asesinó a tus padres. Debes vivir sin las ataduras esclavizantes de las dudas y los miedos que seguramente no sabés de dónde te vienen. Debes recuperar tu identidad, tu derecho a vivir sabiendo que tenés familiares que te esperan con el mismo amor que el día en que naciste.
Muchas personas e instituciones me ayudaron en estos años y su apoyo fue invalorable, lo que agradezco, así como a los medios de comunicación que siempre me acompañaron en tu búsqueda, pero hoy aparece otra esperanza y quizá pueda llegar a tu lado. Necesito que sepas que no quiero que nada te dañe, que nada te haga sufrir. Solicité especialmente en el mes de abril que esta búsqueda mía no tomara estado público. Y no quería que esta noticia te llegara por otros. Pedí que fueras la primera en ser informada rápida y muy privadamente por la persona adecuada y que te pidiera que colaboraras apelando a tus sentimientos que presiento fuertes y nobles.
Lamentablemente, sin medir las consecuencias, personas que yo no autoricé han hablado públicamente “del caso”. Una intromisión que pone en peligro todos los cuidados tomados para preservarte. Temo que esto te aleje de mí, por lo tanto, en tu nombre y en el mío pido que nadie se entrometa, aun con buenas intenciones, en este momento tan delicado de tu vida y la mía. También pido discreción a los medios de comunicación, y solicito respeto y silencio para esa joven que podés ser vos, Clara Anahí, pero puedes no serlo. Su (o tú) privacidad debe ser resguardada, para que la Justicia resulte verdadera y humana.
Tu abuela Chicha, que te quiere, te busca, te espera...
Nota madre
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