Una ONG los capacita para que las denuncias no sean descalificadas, como suele ocurrir.
› Por Pedro Lipcovich
Policías de 25 comisarías bonaerenses se están capacitando para recibir denuncias por violencia familiar. El tema no es menor, ya que en demasiados casos las personas, generalmente mujeres, que van a la sede policial para confiar ese tipo de situaciones, no son tomadas en cuenta, son descalificadas o simplemente no son escuchadas. Esto resulta grave porque el acto de denunciar es extremadamente difícil y quizá no se repetirá. “El punto crucial para poner fin a la violencia familiar consiste en romper la situación de secreto y pedir ayuda”, destacó el titular del Centro de Asistencia a la Víctima de la fiscalía de La Plata, uno de los dictantes del seminario-taller que se inició ayer. Los policías –veinte mujeres y ocho varones– contaron a su vez cómo, de no mediar una formación profesional específica, “uno llega a insensibilizarse” ante estas denuncias.
“Muchas veces las víctimas de violencia familiar, cuando acuden a la comisaría, resultan también víctimas de violencia institucional –advirtió Daniel Chazarreta, secretario de Asistencia a la Víctima de la Fiscalía General de La Plata–. Para cambiar esto, luego de dialogar con la Comisaría de la Mujer y con ONG que trabajan con nosotros, nos reunimos con todos los titulares de comisarías de la departamental La Plata (que abarca también Berisso y Ensenada, con una población de 1.200.000 personas) y organizamos este seminario.”
Los concurrentes, uno o más oficiales por cada una de las 25 comisarías de la departamental, fueron cuidadosamente seleccionados. Linda Bonvaisser –titular de la Comisaría de la Mujer de La Plata– lo explicó así: “Es importante que la persona que va a escuchar a la que pide ayuda no reviva, al hacerlo, una experiencia propia de violencia familiar: podría darse, somos parte de la sociedad y esta violencia está socialmente instalada. Y es importante que la persona no se resquebraje con cada caso que atiende”.
La modalidad de taller permite que los participantes expongan sus dificultades al recibir estas denuncias. Según observó Darío Witt –coordinador de la ONG Casa Abierta María Pueblo, que participa en la capacitación–, “una confesión reiterada es: ‘Ante este tipo de denuncias, uno se va insensibilizando’. Para evitarlo, hay que tener una metodología de abordaje. Y hay que empezar por entender algo: la persona que se dispone a revelar una situación de violencia familiar padece una tremenda contradicción interna: no va a denunciar a un extraño, sino al hombre del que una vez se enamoró, con el que tuvo hijos y construyó un proyecto de vida. Quizá finalmente no se atreva a hacer la denuncia, quizá sólo busca informarse y hablar. Y la persona que la escucha en la comisaría debe saber acompañar a esa persona aunque a fin de cuentas no haga la denuncia; si no, terminará decepcionándose, condenándola y, en definitiva, insensibilizándose”.
Una pauta de insensibilidad institucional es la fórmula que, señaló Chazarreta, circulaba o aún circula en las comisarías bonaerenses respecto de la violencia familiar: Tomale la denuncia y que se vaya. “Es importantísimo que la comisaría haga una derivación correcta e inmediata –subrayó el funcionario–: si hay lesiones, deben comunicarse con la Secretaría de Asistencia a la Víctima, y, siempre, con la Comisaría de la Mujer para que la cuestión entre también en el ámbito de los tribunales de familia. Estamos trabajando en red, también con ONG que disponen de psicólogos y trabajadores sociales que pueden atender inmediatamente a la persona afectada.” La derivación puede ser telefónica, informal: ... Tenemos en la comisaría una señora con un problema de violencia familiar, ella no cuenta con medios para viajar, así que se la mandamos en un patrullero, es una de las fórmulas que sustituyen a aquélla de la insensibilidad.
La cuestión de fondo “reside en superar el secreto que rodea la violencia familiar –advirtió Chazarreta–: para esto, el primer paso, tan doloroso, es pedir ayuda: si la respuesta no es adecuada, tal vez el pedido no vuelva a repetirse”.
El seminario, auspiciado por el Ministerio de Seguridad bonaerense, se efectúa en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata, lo cual le otorga una significación adicional. Bonvaisser –quien tiene el grado de capitán de la Policía Bonaerense– comentó que “ocupar un espacio en la Universidad para capacitarnos es un hecho histórico: es revertir aquella situación de resquemor que siempre produjo la policía entrando en la Universidad”.
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