Desde el Obispado de Neuquén se distribuyó un pronunciamiento autocrítico de la actitud de la jerarquía eclesiástica durante la represión.
› Por Elio Brat
“Con dolor no podemos dejar de reconocer que, si bien no toda la jerarquía fue sorda ante el sufrimiento de tantos hermanos, no toda la Iglesia asumió esta actitud imprescindible para ser coherentes con lo que creemos y predicamos”, señala textualmente una cartilla pastoral que se conoció ayer desde el obispado de Neuquén y que se distribuyó en todas las parroquias de la provincia. El documento fue elaborado por el equipo de la Pastoral Social de la Iglesia neuquina, coordinado por el párroco de Centenario, Rubén Omar Capitanio, quien el lunes próximo declarará como testigo en el juicio que se está llevando en La Plata contra el sacerdote y ex capellán de la Policía Bonaerense Cristian Federico von Wernich.
La crítica de los católicos neuquinos por la actuación evangélica que le cupo a la Iglesia argentina en los siete años de la última dictadura militar está resumida en el siguiente párrafo: “Demasiado silencio, falta de participación pública en las demandas de los familiares de los desaparecidos, hacer oídos sordos al reclamo de justicia, demasiada debilidad para llamar al mal provocaron que apareciéramos como cercanos a los dictadores de la muerte, mientras debíamos ser apóstoles de la vida”.
Si bien el documento no tiene la firma de Marcelo Melani –quien como obispo encabeza la diócesis neuquina–, el escrito cuenta con el respaldo de la institución. “A pesar de que trascendió públicamente ayer, el mismo fue distribuido hace un mes, desde los primeros días de agosto, en todas las parroquias de nuestra diócesis”, confirmó a Página/12 Capitanio, quien agregó que “este documento fue consensuado con todos los sacerdotes de nuestra iglesia y con el propio obispo Melani. Porque es importante que ante un hecho tan dolorosamente trascendente como el juicio a un miembro de la Iglesia (Cristian von Wernich) y su conducta en esos años terribles, no podemos dejarlo pasar sin reflexionar y debatir con nuestra gente sobre todo lo que realmente pasó”.
Capitanio confirmó a este diario que hoy viajará a La Plata para testificar el lunes ante el tribunal bonaerense que está enjuiciando a su par eclesiástico, el ex capellán de la policía Cristian von Wernich, quien fuera compañero suyo en el seminario de La Plata donde estudiaron para ser sacerdotes.
“Yo he cuestionado y sigo cuestionando el papel de la Iglesia institución, sobre todo en la jerarquía, porque no estuvimos a la altura de los acontecimientos, es decir, del lado de los crucificados”, siguió diciendo Capitanio, quien no dejó de expresar que “el caso Von Wernich es especial y más que simbólico. Porque Von Wernich se pone del lado de los crucificadores y, en ese sentido, comete una blasfemia diciendo quelo hacía en nombre de Dios. No sé de qué Dios hablaba, ya que no existe ningún Dios que sea partidario de la muerte”.
En el mismo documento autocrítico de la Iglesia neuquina se recuerda “la actitud de compromiso en esa hora negra de la patria” de obispos como Jaime Francisco de Nevares –quien fundó y por más de 30 años marcó a fuego desde su conducción al obispado de Neuquén– y al emérito de Viedma Miguel Esteban Hesayne. También se rescatan las figuras y el comportamiento en esos años del obispo de Quilmes Jorge Novak y de quien encabezó la diócesis de La Rioja Enrique Angelelli, asesinado el 4 de agosto de 1976, cuando se disponía a denunciar públicamente a los autores materiales de dos de sus curas en Chamical: el padre Gabriel Longueville y Fray Carlos de Dios Murias.
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