Jue 13.09.2007

EL PAíS

Un pedido de “derecho a réplica” que impone nuevos plazos en La Haya

Ayer se realizó una audiencia en el tribunal internacional y hubo protestas frente a la Embajada de Finlandia en Buenos Aires y en el puente que une Gualeguaychú con Fray Bentos.

La Argentina solicitó ayer en La Haya “derecho a réplica” a los argumentos que presentó Uruguay ante el tribunal internacional. Esto permitirá sumar nuevos hechos al proceso abierto por la instalación de la pastera Botnia, como el incidente que se produjo el mes pasado por el derrame de químicos. También significará que el juicio se demore durante meses. Los asambleístas de Gualeguaychú eligieron el mismo día en que se realizaba la audiencia donde quedó definido este escenario, para dar muestras de su intención de sostener con intensidad su reclamo contra la pastera. En Buenos Aires, se manifestaron en la embajada de Finlandia y en Entre Ríos un grupo de mujeres se encadenó en el puente que une esa localidad con Fray Bentos.

La Corte Internacional de Justicia había convocado ayer a los representantes de Argentina, Susana Ruiz Cerutti, y de Uruguay, Héctor Gros Espiell, para informar a los dos países los pasos a seguir en el juicio. En la audiencia, la Argentina echó mano al mecanismo de réplica previsto en el Código del tribunal para refutar los argumentos de la otra parte y cuestionar el emprendimiento que considera “ilegítimo”. Ruiz Cerruti hizo el trámite ante la presidenta de la Corte, Rossalyn Higgins, y la contraparte uruguaya. Ahora los jueces tendrán que fijar los tiempos procesales. En diálogo con la prensa de Uruguay, Gros Espiell definió el encuentro como “muy cordial”.

El gobierno argentino volvió a La Haya con la misma certeza inicial: que el país vecino violó el Estatuto del Río Uruguay al permitir unilateralmente la instalación de plantas pasteras (inicialmente la finlandesa Botnia y la española Ence) sobre márgenes del curso compartido. Ahora, cuando la Corte fije términos sobre la “réplica”, Argentina tendrá la posibilidad de sumar elementos a su demanda como el derrame de químicos que se produjo el mes pasado en Botnia y la inauguración de la terminal portuaria de Nueva Palmira. Luego, la Corte deberá otorgarle a Uruguay una instancia de “dúplica” también prevista en el reglamento.

La deliberación del conflicto en la Corte de La Haya representa el punto que menos agrada al gobierno de Tabaré Vázquez, que se apresta a otorgarle a Botnia la aprobación final para que la planta pueda comenzar a procesar pasta de celulosa a gran escala. Sin embargo, en Uruguay dieron señales acerca de que el okey podría estar para después de las elecciones del 28 de octubre, algo que espera el gobierno argentino. En paralelo, existen gestiones bilaterales para que se produzca un diálogo a fin de mes en Nueva York, en ocasión de presencias de funcionarios de ambos países en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).

El juicio se abrió en mayo, cuando Argentina argumentó que el país vecino había violado el Tratado del Río Uruguay al autorizar la instalación de Botnia. Durante el proceso, La Haya desestimó dos recursos: uno argentino, que pedía que se suspendieran las obras en Fray Bentos, y otro de Uruguay, que sostenía que los cortes en los puentes habían provocado perjuicios económicos. En enero, Argentina presentó sus argumentos, Uruguay respondió en julio. Y ahora el tribunal deberá fijar la fecha para las nuevas presentaciones.

Los asambleístas están hiperactivos tanto en Capital como en Gualeguaychú, donde un grupo de mujeres se encadenó al puente general San Martín (ver aparte). Además, la Asamblea de esa localidad advirtió que Botnia se apresta en las próximas horas a iniciar su producción. Y pidió a los vecinos de esa ciudad entrerriana que estén preparados para una protesta inmediata.

En Capital, se hicieron oír frente a la Embajada de Finlandia. Unas 200 personas, entre ambientalistas y militantes de izquierda, protestaron contra la inminente apertura de la fábrica. “Finlandia pirata”, decían las banderas. Algunos manifestantes llevaban mascarillas que cubrían sus rostros e hicieron detonar cuatro bombas lanza panfletos. En medio de la humareda emergió un hombre semidesnudo con un cartel que decía “así nos va a matar Botnia”, y comenzó a correr perseguido por una figura de negro con una guadaña que representaba a la muerte.

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