EL PAíS › RECLAMO DE KIRCHNER EN LA ONU AL GOBIERNO IRANI POR LA CAUSA DEL ATENTADO A LA AMIA
En su último discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas, el Presidente sostuvo que Irán no colaboró con la Justicia argentina en el esclarecimiento del ataque. Luego, el presidente iraní no hizo mención al tema. Kirchner también tuvo una enérgica respuesta a la pretensión británica de ampliar su plataforma alrededor de las Malvinas.
› Por Luis Bruschtein
desde Nueva York
“Quiero dejar sentado aquí, en la sede de las Naciones Unidas, y ante el resto de los países del mundo, que hasta hoy, lamentablemente, la República Islámica de Irán no ha brindado toda la colaboración requerida por la justicia argentina para el esclarecimiento de los hechos”, expresó en forma taxativa ayer, y refiriéndose al atentado contra la AMIA, el presidente Néstor Kirchner ante la 62a Asamblea General de la ONU. El reclamo a Irán fue uno de los temas, quizás el más ríspido, del último discurso de Kirchner ante la ONU, que también incluyó, a lo largo de 14 carillas, la protesta contra Gran Bretaña, por la intención de reclamar espacios de la plataforma continental alrededor de Malvinas (ver aparte), críticas al FMI, una exhortación por la defensa de los derechos humanos, –en la que mencionó la desaparición del testigo Jorge Julio López y a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo–, insistió con el pedido de reestructuración del Consejo de Seguridad de la ONU y realizó un apretado relato sobre los logros de su gobierno tras la crisis de 2002.
Primero se había discutido sobre si Kirchner haría efectivamente el reclamo a Irán ante la ONU, luego se discutió en qué términos y en el medio se produjeron declaraciones del lado iraní y de la colectividad argentina. O cierto es que el texto de todo el discurso fue mantenido en secreto hasta ayer a las 16, cuando Kirchner habló en el plenario de la ONU. Ni los ministros, ni los representantes de la colectividad judía argentina que viajaron aquí para presenciar la lectura del discurso podían decir las palabras que usaría el Presidente.
Y si bien estaba planteado, como todos los años, el reclamo por la soberanía en las Malvinas, no estaba claro si incluiría una protesta por el intento de Gran Bretaña de avanzar sobre la plataforma continental. Finalmente, Kirchner incluyó ambos temas, y fue enérgico en el caso de Irán, si bien lo encuadró estrictamente en la poca colaboración en la investigación.
“La Justicia argentina requirió en noviembre del año pasado la colaboración internacional para la captura de nueve personas sospechadas de decidir y planificar el atentado perpetrado el 18 de julio de 1994 en la AMIA y el Comité Ejecutivo de Interpol recomendó la captura de seis ciudadanos iraníes y un ciudadano libanés”, señaló al abrir el cuestionamiento a Irán.
“En ese contexto –agregó– es que esperamos que la República Islámica de Irán, en el marco del derecho internacional aplicable, acepte y respete la jurisdicción de la justicia argentina y colabore eficazmente con los jueces argentinos para lograr el sometimiento a juicio de las personas imputadas en aquellos hechos.” En este punto planteó que Irán no había brindado toda la colaboración requerida. “Y ello lo hacemos para alcanzar el único objetivo que tenemos; lograr el esclarecimiento de los hechos y el juzgamiento a quienes resulten responsables de los mismos. El respeto a la memoria de nuestras 102 víctimas exige la realización del valor justicia. Estamos pidiendo que la República Islámica de Irán colabore en la aplicación de las normas del derecho internacional para posibilitar arribar a la verdad. Nada más, pero tampoco nada menos.”
Este duelo entre Kirchner y Mahmud Ahmadinejad provocó la atención de argentinos e iraníes, pero pasó bastante desapercibido para el resto, por lo menos hasta ayer, por el duelo entre el mandatario persa y el norteamericano George Bush. Ahmadinejad había ganado el primer round cuando pidió visitar el Ground Zero –y obligó a que le negaran el permiso con una excusa fortuita– y cuando fue invitado por la universidad de Columbia. El lunes, el Daily News había anunciado con un titular tipo catástrofe en su portada: “El demonio está en el país”, con un gran primer plano de Ahmadinejad. Rápidamente, en su charla en Columbia, Ahmadinejad perdió puntos al pedir que se investigue el Holocausto, echar dudas sobre el atentado a las Torres Gemelas y al responder de manera poco graciosa sobre los homosexuales. Con esas respuestas alejó a los norteamericanos que se oponen a la guerra. En su discurso de ayer a la mañana ante la ONU, Bush no lo mencionó, sólo incluyó a Irán entre otros países donde “existen regímenes brutales que no respetan los derechos básicos de sus ciudadanos” (ver página 5).
Sin embargo, para argentinos e iraníes el tema estaba presente. Y además, Ahmadinejad debía hablar inmediatamente después de Kirchner. Ambos mandatarios se cruzaron, fuera de la vista del público, detrás del imponente escenario. De todos modos, Ahmadinejad no se refirió a la protesta argentina en su discurso, cargado de referencias al Corán y los Profetas, ni en la conferencia de prensa que ofreció poco después.
Los otros temas que abordó Kirchner parecieron en parte estar destinados al consumo interno, como fue el balance de su gobierno y los favorables índices macro que puede exhibir tras la crisis de 2002. Allí incluyó su crítica al Fondo Monetario Internacional. “Constituimos hoy la prueba empírica de que hay vida después del Fondo”, sostuvo, y reclamó la reestructuración del organismo financiero.
Con respecto a los derechos humanos, señaló que “están comenzando las condenas contra los responsables de las violaciones a los derechos humanos. Quienes creían haber logrado la impunidad opusieron fuerte resistencia a los juicios y, en un intento de atemorizar a los testigos, han provocado la desaparición del testigo Jorge Julio López, enviando una oscura señal a la sociedad”.
En ese capítulo, elogió la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y destacó la Convención Internacional para la Protección de Personas contra la Desaparición Forzada y otras dos declaraciones contra la discriminación de la mujer y de discapacitados, que fueron impulsados por Argentina y adoptados por la ONU.
Kirchner leyó rápidamente y sin demasiado énfasis, como se estila en este recinto, al punto que era muy difícil tomar nota. Prácticamente incluyó todos los aspectos de su gobierno, destacó que en cuatro años Argentina duplicó sus exportaciones, ratificó la prioridad en el Mercosur y cuestionó los lineamientos del comercio internacional que limitan a los países en desarrollo. De la misma manera, insistió con la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, un reclamo que hacen varios países para que se incluyan nuevos representantes de los países en desarrollo.
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