Lun 01.10.2007

EL PAíS

“Asumimos banderas muy caras al sentimiento antiimperialista”

Ammann y De Leonardi, docentes y candidatos a presidente y a vice del FRAL, el frente que une humanistas y comunistas. Presentaron sus ideas, prometieron cambios y explicaron por qué fallaron otros intentos de frentes.

› Por Adriana Meyer

Luis Ammann y Rogelio De Leonardi tienen varias cosas en común. Además de ser los candidatos del Frente Amplio hacia la unidad Latinoamericana (FRAL) a presidente y vice, ambos son maestros y provienen del Noroeste. Juntos están recorriendo el país, haciendo campaña en nombre de la alianza que formaron los partidos Comunista y Humanista para las elecciones. Coinciden también en que el modelo a seguir es el de Bolivia y en que “los aires nuevos que se respiran en América latina traen un cambio hacia el socialismo”. Y, en el plano autocrítico, afirmaron que “los partidos de izquierda tenemos una actitud prejuiciosa de creernos todos el ombligo del mundo, de imponer hegemonías”.

El humanista Ammann es de Villa Dolores, y además de maestro es licenciado en Letras Modernas y periodista. El comunista De Leonardi es de La Rioja, secretario general de la Asociación de Maestros y Profesores, presidente del Partido Comunista en esa provincia, miembro fundador de la central docente Ctera y dirigente de la CTA. En esta entrevista con Página/12 se mostraron complementarios a la hora de las definiciones.

–¿Hay FRAL para rato?

Ammann: –Esperamos que sí, es una reedición de la alianza de 1987.

Rogelio De Leonardi: –Estamos visitando juntos todo el país, y vemos que se despierta interés en el campo de los derechos humanos, del ambientalismo, los pueblos aborígenes, especialmente en las provincias del Noroeste. Nuestra mirada está puesta en los procesos revolucionarios de América latina, en su momento la revolución cubana, ahora la revolución bolivariana, lo de Bolivia, lo de Ecuador.

–¿Cuáles son los ejes de la campaña?

L.A.: –Hay que consolidar el Mercosur, integrado al ALBA. Las perspectivas humanas deben ser prioritarias, por ejemplo, destinando un cuarto de las reservas del país a la promoción de las pequeñas y medianas empresas y a la obra pública para generar un millón de empleos en cuatro años. Eso es inversión, no es gasto público como son los planes sociales, que provocan una deformación cultural y someten a la gente al chantaje electoral. También estamos preocupados por la recuperación de los recursos energéticos. En Bolivia están en una rentabilidad del 82 por ciento; en cambio, nuestro gobierno acaba de firmar contratos por un 12 por ciento, por cuarenta años. También hay un gran déficit en la redistribución de la riqueza, y para eso proponemos una reforma impositiva que, en principio, baje el IVA, y que quien más tiene aporte más.

–¿Por qué votarlos a ustedes?

R.D.L.: –Porque asumimos banderas muy caras al sentimiento patriótico y antiimperialista. Vamos por la segunda y definitiva independencia, rescatando los valores y el ideario de Martí, Bolívar, San Martín, Artigas. Claro que hay que tocar algunos intereses para que algo cambie. Nosotros no hablamos de un “frente de los trabajadores” porque entendemos que tiene que involucrarse el conjunto de la sociedad civil. No tenemos una soberanía plena como Bolivia. Hay que hacer un vasto movimiento, sin dogmatismos, ni sectarismos. Si no, la unidad de la izquierda es declamativa.

–Pero siguen sin lograrla. Lo que dicen de los recursos suena parecido al discurso de Pino Solanas. ¿Por qué fracasó la alianza con él?

L.A.: –Tanto el Partido Comunista como el Partido Humanista son estructuras internacionales, y estamos insertados en el trabajo social, por ejemplo, en la promoción de las operaciones de cataratas, de la alfabetización, por la salida al mar de Bolivia desde Chile. Eso nos diferencia de otras fuerzas. Y nosotros acordamos un plan muy fácilmente.

–¿Ustedes tenían un proyecto, ellos otro y no consensuaron?

L.A.: –No se llegó a discutir porque aparentemente nosotros teníamos que poner la personería y los fondos, y el discurso lo ponía Solanas.

R.D.L.: –En esto de la unidad de la izquierda hay mucho personalismo. El Partido Comunista decidió por voluntad de sus componentes que no haya figuras principalísimas en el binomio del FRAL. Los partidos de izquierda tenemos una actitud prejuiciosa de creernos el ombligo del mundo, y cuando se trata de pautar los binomios se intenta imponer hegemonías. Es muy saludable el contacto con los compañeros, y podemos hacerlo porque tenemos personería en casi todos los distritos del país.

–¿Son el sector de la izquierda que más comulga con el Gobierno?

L.A.: –No. Coincidimos con algunas políticas. La de derechos humanos ha sido más simbólica que real, se bajaron los cuadros, se siguió con los juicios, pero la estructura represiva sigue intacta, tanto es así que Julio López está desaparecido porque no se lo preservó del modo adecuado, no hay protección real de testigos. La ruptura con el Fondo es simbólica porque siguen las recetas neoliberales. Lo que sí rescatamos es la mirada latinoamericana, empujada por la gente. Los gobiernos que no son ideológicos terminan respondiendo a las presiones de la opinión pública.

R.D.L.: –Además de López hay otro caso emblemático, que es el asesinato de Carlos Fuentealba; por eso convocamos a llenar las calles el jueves 4. Sobisch es uno de los responsables ideológicos.

–En una eventual segunda vuelta, ¿votarían a Cristina Kirchner?

L.A.: –Hay que discutirlo en el partido, pero privilegiaríamos la opción que esté más de acuerdo con el tema latinoamericano.

R.D.L.: –Sería prematuro anticiparnos. Si se pone en riesgo la integración regional, habrá que tomar partido.

–¿Qué es ser comunista y humanista hoy?

L.A.: –Ser humanista es una aspiración, es respetar valores en los que el ser humano es el punto central en la organización social, y esto nos aproxima al Partido Comunista.

R.D.L.: –La injusticia no ha sido superada. Esa revolución inconclusa de nuestros patriotas latinoamericanos hay que asumirla como un deber histórico. Mientras exista el enemigo de clase y la explotación capitalista es una exigencia cerrar filas en alerta todos: comunistas, humanistas, socialistas, independientes, peronismo que no ha bajado sus banderas, la sociedad civil que espera ese momento. Este aire nuevo de América latina trae un cambio hacia el socialismo, sin duda.

–¿El Gobierno es parte de ese proceso?

R.D.L.: –Más bien el pueblo es parte, que avanzó bastante en su organización.

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