EL PAíS › HUBO PRESENTACION DE CANDIDATOS
› Por Diego Schurman
Estaba pensado como un agasajo a Jorge “Coqui” Capitanich, el gobernador electo del Chaco, pero la cena-show organizada antenoche por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se transformó en un encuentro para promocionar a los candidatos kirchneristas que enfrentarán en sus distritos al aparato del PJ, como el caso de Juan Manuel Urtubey en Salta o Darío Díaz Pérez en la intendencia de Lanús.
Capitanich, convertido en la estrella de la noche, arribó a la cita alrededor de las 23. Recibió abrazos, besos y también algunos sinceramientos. No fueron pocos los que se sorprendieron con su triunfo sobre el radical Angel Rozas. Ante las cámaras de televisión, Coqui reveló un compromiso asumido horas antes por el presidente Néstor Kirchner para –dijo– implementar un Plan Marshall en el Chaco. Aludió así a los préstamos, a largo plazo y tasas bajas, otorgados durante la posguerra.
El lugar de encuentro elegido fue Happening, un tradicional restaurante de la costanera, cuyo nombre evoca el flower power y las fiestas del movimiento hi-ppie de otras décadas. En la madrugada de ayer hubo un clima festivo y lo suficientemente distendido como para que los comensales entonaran a capella clásicos patrios, como la Marcha de San Lorenzo. El alcohol ayudó a los presentes a borrar ciertos “mecanismos de represión”, para expresarlo con una terminología freudiana. Probablemente el guitarrista Esteban Morgado, que en su repertorio incluyó éxitos infantiles, haya incentivado ciertas “asociaciones libres” –siguiendo con el psicoanálisis– entre los kirchneristas, quienes a los postres libraron sus voces para entonar canciones de escuela primaria.
El cargo de director de orquesta, por decirlo de algún modo, se lo disputaban el superintendente de Salud, Héctor Cappaciolli, y el sindicalista Víctor Santa María, quienes pusieron ritmo haciendo sonar las copas con los cubiertos. Ambos compartían la mesa principal con los ministros Daniel Filmus, Carlos Tomada y Ginés González García.
Cuando llegó Fernández, al filo de la medianoche, Urtubey salió a escena para explicar el complejo escenario electoral de Salta. Con el fondo de Libertango –el clásico de Piazzolla– expuso cómo piensa vencer a Walter Wayar, actual vicegobernador provincial. Se trata de un delfín del mandatario Juan Carlos Romero, el ex compañero de fórmula presidencial de Carlos Menem en el 2003.
La ofensiva de Fernández para corroer el poder de viejos caciques peronistas no le genera demasiados riesgos al Gobierno: tanto Urtubey como Romero se colgarán de la boleta presidencial de Cristina Fernández. O sea, el kirchnerismo capitalizará cualquier resultado.
Un escenario similar se vislumbra en Lanús. El jefe de Gabinete y el senador José Pampuro impulsan la candidatura de Díaz Pérez, otro de los comensales de Happening. El propósito es terminar con el perenne Manolo Quindimil, quien maneja la intendencia desde el ’73, con el intervalo de los siete años de dictadura. En rigor de verdad, también fue intendente durante 62 días en los años de plomo, período en el que –resaltan los opositores– se registraron desapariciones en el distrito.
Pérez fue funcionario de Quindimil en el ’87. Después rompió gradualmente lazos. “Llega Darío y llega el cambio”, es el slogan de campaña para batallar al viejo Manolo, quien se hizo devoto “K” después de haber participado en el 2005 de la campaña a senadora de Chiche Duhalde. La decisión de la Casa Rosada de acompañar a Díaz Pérez quedará plasmada nuevamente hoy, cuando comparta un acto con Filmus. Por si no quedó claro, vale la pena reiterarlo: el kirchnerismo ya avisó que, gane Díaz Pérez o Quindimil, se presentará igualmente como triunfador.
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