“A los sindicatos los vamos a enfrentar con la lógica típicamente femenina: nosotras sabemos cómo desgastar a los hombres. Si no, pregúntenlo en sus casas.” Fue una de las varias chanzas festejadas con risas y aplausos que Elisa Carrió hizo ayer durante el desayuno que compartió con los empresarios de Idea. Un núcleo por cierto mucho más reducido que el que su presencia había congregado el día anterior en el almuerzo del Club del Petróleo, donde provocó a su auditorio con la misma broma sobre la presunta capacidad de las mujeres de minar pacientemente la resistencia de sus contrincantes. La candidata a presidenta de la Coalición Cívica asistió al encuentro escoltada por su anunciado ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, quien reiteró ante los hombres de negocios la necesidad de enfriar la economía y advirtió sobre los riesgos de una eventual “estanflación”, ese temido mix de inflación con recesión.

A los organizadores les costó sumar público a este tercer encuentro preelectoral, antecedido por la muy concurrida reunión con Cristina Kirchner y la relativamente más modesta con Roberto Lavagna. Los ejecutivos descuentan que la primera dama ganará las elecciones sin necesidad de ir a un ballottage. Así las cosas, el criterio patronal jerarquiza conocer el pensamiento de quien detenta el poder hoy o lo ejercerá mañana, pero da menos importancia a la prédica opositora, como lo probó en este encuentro en el Sheraton un auditorio relativamente magro.

“Vamos a atacar a toda la inseguridad”, prometió Carrió. Con un discurso esta vez despojado de referencias místicas y vaticinios apocalípticos, explicó su plan de “seguridad ciudadana”, cuya médula es combatir con políticas económicas la precarización laboral y la miseria. La Gendarmería sería reservada para luchar contra la producción de cocaína en el conurbano bonaerense y erradicar el consumo de paco “que afecta a 500 mil chicos” en las zonas aledañas a la Capital Federal. Y “la verdadera reforma política”, encarada a través de algunos puntos centrales como “no buscar su (eventual) reelección” e instrumentar el plan de asistencia universal a la niñez, que beneficiaría con un subsidio a todos los chicos, eliminando la “intermediación clientelar” de punteros e intendentes. “Sí, lo cobrarían también sus nietos y demandará no más del 1 por ciento del PBI”, aclaró, reservando para Prat Gay las definiciones sobre economía.

“¿Cómo le explicamos a un marciano que se crece al 9 por ciento y que todavía hay un 30 por ciento de argentinos bajo la línea de pobreza; o que este es un país tan rico en recursos naturales pero que hay problemas energéticos?”, cuestionó el ex titular del Banco Central, quien identificó a la inflación como uno de los principales problemas y propuso combatirla a través del enfriamiento de la economía. “En los últimos tres meses la producción industrial creció un 6 por ciento y la demanda un 17. Esa brecha genera inflación. Así como estamos nos vamos a enfriar aunque no querramos: creceremos menos y con inflación, es decir, vamos a la estanflación.”

El antecesor de Martín Redrado postuló que en los próximos años Argentina necesitará indefectiblemente un superávit fiscal de entre el 1 y el 4 por ciento, en gran medida por lo que consideró una “mala reestructuración de la deuda” y postuló la importancia de llegar a un acuerdo no sólo con los bonistas que quedaron fuera del canje sino con el Club de París. La otra idea fuerza del aspirante al Palacio de Hacienda es que “se está desperdiciando una ocasión histórica única” por los altos precios de los commodities y el consecuente ingreso fiscal por retenciones, beneficio que la administración kirchnerista “está tratando de concentrar en unas pocas personas”.