EL PAíS › ACTO DE CRISTINA FERNANDEZ CON LA CGT EN LA MATANZA
En el Día de la Lealtad, junto a Kirchner, CFK trazó un paralelo entre el ’45 y la actualidad. Defendió la política oficial de derechos humanos y de “mayor inclusión social”. El acto sirvió para inaugurar una escuela-fábrica que lleva el nombre de un desaparecido.
› Por Miguel Jorquera
Cristina Fernández bajó del escenario, recorrió el angosto pasillo que bordeaba la platea para funcionarios y se acercó a la valla que separaba a los militantes kirchneristas, donde repartió besos, apretones de manos y hasta posó para las fotos que le sacaban con sus celulares. Arriba del escenario, Néstor Kirchner se entusiasmó con la marcha peronista, que entonó junto a algunos funcionarios y frente a los popes de la CGT. El Presidente y su esposa tuvieron su propio acto del 17 de Octubre en el “bastión” peronista de La Matanza. La inauguración de una escuela de oficios de la UOM, que lleva el nombre de un delegado metalúrgico desaparecido, fue el marco para que la candidata presidencial se explayara sobre la fecha histórica y trazara un paralelo con la actualidad para defender la política oficial sobre derechos humanos y de “mayor productividad e inclusión social”. “Hoy el objetivo es el mismo: construir el futuro, el presente para nosotros y para nuestros hijos, para que nunca más nos vuelvan a dividir”, sentenció la candidata.
El largo playón de la fábrica de aberturas estaba repleto de militantes y funcionarios kirchneristas bajo el inclemente sol del mediodía. El locutor esforzó su voz para anunciar la llegada del presidente Kirchner, pero la primera en subir al escenario cubierto fue Cristina Fernández. La candidata presidencial –vestida con un trajecito color salmón– fue la principal oradora en el acto de la inauguración “oficial” de la “escuela-fábrica Emilio Tomasín” (ver aparte) creada por la UOM de La Matanza. Por allí pasan unos 400 alumnos por cuatrimestre para aprender los oficios de matricero, fresador, soldador, y a manejar los tornos de control numérico computados y los programadores lógicos computarizados.
“Cuando los partidos nacionales, populares y democráticos se dividieron, nos hicieron creer que un radical, un socialista, o un peronista podía ser nuestro enemigo. Es allí donde hicieron pie las minorías que nunca quisieron a los argentinos y entonces nos llevaron a un proyecto de hambre, miseria y dolor”, dijo la senadora, antes de reclamar: “Hagamos un aprendizaje histórico para que nadie nos vuelva a dividir”.
Desde el escenario seguían con atención su discurso el propio Presidente, que no habló en el acto; el gobernador bonaerense, Felipe Solá, y la fórmula que aspira a sucederlo: Daniel Scioli y Alberto Balestrini, junto al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. En una segunda línea también estaban los ministros de Trabajo, Carlos Tomada –promotor del acto–, de Educación, Daniel Filmus, y de Justicia, Alberto Iribarne. Los líderes cegetistas se ubicaban en los primeros lugares de una extensa fila de sillas que oficiaba de platea. Allí estaban el camionero Hugo Moyano, el taxista Omar Viviani, Gerónimo Venegas de peones rurales y líder de las 62 Organizaciones Sindicales Peronistas, y José Luis Lingeri de AySA.
Cristina Kirchner recorrió en su discurso la “gesta popular” del ’45, los oscuros años de la dictadura y la década de los ’90 con los “desaparecidos sociales”, para defender las políticas del Gobierno. Lo mismo hizo con la estrategia electoral de la Concertación Plural que trazó el oficialismo. “Estamos en el buen sendero. Hemos aprendido todos de las equivocaciones de muchos años atrás, de décadas pasadas. Todos nos hemos equivocado, hagamos ese aprendizaje y quienes hoy tienen responsabilidades no tenemos derecho a volver a equivocarnos. Por eso estamos convocando a todos los hombres y mujeres que crean que un país mejor es posible a construirlo con el esfuerzo de todos”, dijo la senadora.
La candidata admitió que la “buena senda” tampoco será un camino de rosas. “Va a haber dificultades. Yo no quiero engañar a ningún argentino. Siempre hubo dificultades. Lo importantes es la actitud frente a la vida, a los problemas. Los dirigentes no debemos plantarnos frente a la comunidad para profundizar los problemas, para solazarnos si a otro le va mal, porque si al otro le fue mal quiere decir que nos fue mal a todos los argentinos”, señaló, en respuesta a críticas opositoras.
Desde antes del mediodía, la larga fila de micros estacionados sobre la avenida Crovara, frente al ex Regimiento 3 de Infantería de La Tablada, era una clara referencia para quienes llegaban al acto. El dispositivo de seguridad y las columnas de militantes que arribaron desde todos los barrios de La Matanza marcaban el camino hasta la fábrica de aberturas 3B, que cedió uno de sus edificios para que funcione la “escuela-fábrica” de la UOM, a cambio de exenciones impositivas.
El lugar y la fecha los eligió Cristina Kirchner, después de que el jefe de la cartera laboral le ofreciera varias alternativas para el final de la campaña. La escuela de oficios que lleva el nombre de un delegado desaparecido, que funciona en una fábrica, con un sindicato de base y en el distrito bonaerense más poblado de la provincia calzaban a medida con la imagen y el discurso que pretendía transmitir la candidata. Lejos de los fantasmas de la feroz pelea sindical de un año atrás, en el traslado de los restos de Juan Perón a San Vicente, fue un 17 de Octubre distendido para el oficialismo. Y hasta el Presidente volvió a meterse de lleno en la campaña en un cruce con los periodistas: “Solamente buena memoria”, contestó el Presidente cuando le consultaron qué les pediría a los ciudadanos para el domingo 28.
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