El cronograma electoral que propone el gobierno central se ha complicado. No sólo el justicialismo lo critica, la Justicia también. El centroizquierda, encarnada por Elisa Carrió y Luis Zamora, lo definió como “tramposo”. Ambos dirigentes, unidos ahora en la “batalla” por el “que se vayan todos”, evalúan diferentes alternativas a seguir en caso de que su pelea no tenga éxito. Sin haberlo conversado aún, ambos coinciden en la posibilidad de promover la abstención. De concretarse, dejarían prácticamente sólo al PJ compitiendo, si es que hay, en las convocadas elecciones de marzo próximo.
“Estamos abiertos a todas las posibilidades”, repite la candidata presidencial del ARI ante la consulta de este diario. Y agrega que la abstención está entre la gama de alternativas. Palabras más, palabras menos, Zamora se expresa igual. “Si coincidimos en no participar, porque la convocatoria es antidemocrática, es posible entonces acordar hacerlos en forma conjunta en los próximos comicios”, señaló el diputado de Autodeterminación y Libertad (AyL).
La amenaza, al menos en Carrió, no es nueva. El 3 de julio pasado, la diputada chaqueña realizó su primer anuncio. Fue poco antes de participar de la multitudinaria marcha de repudio a la represión de Avellaneda donde fuerzas policiales asesinaron a los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. “Estamos frente al pacto concretado entre (Carlos) Menem y (Eduardo) Duhalde, que incluye fundamentalmente la impunidad para los integrantes de la Corte Suprema”, dijo para luego advertir que estaba pensando convocar a un “abstencionismo intransigente”. La sola mención de la palabra abstención provocó un cimbronazo en el justicialismo, que salió a responder con dureza los dichos de la candidata de centroizquierda.
En aquella oportunidad Carrió estuvo sola. Ahora con Zamora en la misma línea, promover la abstención puede ser para el gobierno un duro traspié en su salida institucional. Ambos candidatos concitan buena parte de las preferencias del electorado. Si los suman, en las encuestas arañan el 25 por ciento, datos manejados tanto en el ARI como en AyL. Dirigentes de ambas fuerzas coinciden en señalar que sería un “fabuloso golpe al intento del justicialismo y el radicalismo de perpetuar el modelo económico”. En el ARI consideran que “si somos derrotados en esta pelea, la abstención dejará al justicialismo solo en una elección totalmente deslegitimada donde el radicalismo y la derecha no cuentan por el escaso caudal que tendrán”.
De todas formas todavía este tema es una posibilidad. Carrió sostiene que aún resta “dar la batalla por la caducidad de los mandatos”. Zamora le agrega a ello un ítem más: la asamblea constituyente “donde debe concretarse el verdadero cambio de modelo, donde se defina qué tipo de país queremos y cómo lo haremos”, repite. Este último punto forma parte de la agenda prevista para la reunión del martes donde volverán a encontrarse ambos legisladores con el titular de la CTA, De Gennaro, los líderes piqueteros D’Elía y Alderete. Ese día se espera una mayor presencia de intelectuales, partidos políticos y organizaciones, entre las que se encuentran otros sectores piqueteros como la Aníbal Verón. En esa reunión deberá surgir los detalles de la movilización convocada para el viernes 30. “Ese día va a ser fundamental para el futuro de la pelea por la caducidad de los mandatos. Por supuesto que el Gobierno no se quedará de brazos cruzados”, señalan en el ARI.
La dificultad del peronismo para resolver su elección interna llevó a sus representantes a una alocada búsqueda de la resolución del conflicto. La ley de Lemas, como la que propone el senador Lamberto, o la cortoplacista que presentó el diputado recién retornado al peronismo, Gerardo Conte Grand, donde cada partido presenta las fórmulas que quiera. Esta última, que ya cuenta con un guiño del Gobierno, no busca otra cosa que zafar al PJ de su encrucijada y seducir al radicalismo y al ARI. Carrió la rechazó de plano. Por ahora el radicalismo también, habrá que ver cuando la estudien.