GRACIELA OCAÑA *

El voto estratégico

En 2001, en medio de la adversidad y las dificultades que la enorme crisis económica y social producía en nuestro país, un grupo de dirigentes de distintos sectores políticos, sociales, sindicales, luchadores de derechos humanos, ecologistas e independientes formamos el ARI y comenzamos a soñar en la construcción de una Nación para todos. Decíamos que la Argentina no salía sin memoria y sin generación de trabajo digno, que la escuela debía cumplir el rol de educar y que la familia tenía que volver a compartir su pan alrededor de la mesa; que se debían aplicar políticas para impulsar al pequeño y mediano productor; y destinar todos los recursos necesarios para proteger a los niños y a los adultos mayores. A partir de mayo de 2003 empezamos a ver, sorprendidos y esperanzados, que el presidente Néstor Kirchner comenzó a hacer realidad las ideas y propuestas que nosotros sosteníamos necesarias para construir ese sueño. Es así que los argentinos advertimos que se podía terminar con la impunidad, cambiando una Corte Suprema de amigos del poder por un Tribunal que hoy tiene entre sus integrantes a reconocidos juristas. Se derogaron las leyes de obediencia debida y punto final, trayendo verdad y justicia. Se defendieron los intereses de nuestro país, renegociando la deuda externa y permitiendo un ahorro de 60 mil millones de dólares para todos los argentinos. Se pagó la deuda con el FMI y así se evitaron sus condicionamientos y recetas. Este Presidente comenzó su tarea con cifras que avergonzaban: 20 por ciento de desocupados y 58 por ciento de argentinos viviendo bajo la línea de pobreza. Y este Presidente implementó la política social más revolucionaria de los últimos tiempos: generar trabajo. A partir de una fuerte inversión en infraestructura, se crearon más de 3 millones de puestos de trabajo, bajando el índice de desocupación al 8 por ciento y el de pobreza al 23 por ciento. Esto les significó a muchos argentinos la recuperación de su dignidad, como también a más de 1,3 millón de adultos mayores que no tenían ingresos y fueron incluidos en el programa jubilatorio y de asistencia social del PAMI.

Muchos entendimos que era necesario acompañar ese proyecto en marcha; otros, por mezquindades y proyectos personales, eligieron el camino de la obstrucción y el agravio. Con tristeza observo el retroceso ideológico de estos dirigentes, la involución de la propia Elisa Carrió, que en lugar de trabajo y verdad sostiene las viejas recetas del FMI para la Argentina: menos crecimiento económico, menos empleos, menos salarios, y nos habla de olvido y de perdón para los genocidas.

Por eso los argentinos sabemos que el único voto estratégico, el que apuesta a la construcción de un país con crecimiento, con trabajo, con equidad, con verdad y con justicia, es el voto para Cristina y Julio Cobos.

* Directora ejecutiva del PAMI.

GERARDO CONTE GRAND *

Para apoyar la justicia social

En 2003, el grupo de diputados Talcahuano que integraba decidió de un modo mayoritario respaldar la candidatura de Néstor Kirchner, antes de su alianza con Eduardo Duhalde, por ser en nuestra opinión la mejor opción frente al retorno de Carlos Menem o la candidatura de Adolfo Rodríguez Saá. Kirchner representaba la esperanza de una gestión de signo contrario a la desarrollada durante el menemismo y durante el gobierno de De la Rúa y, fundamentalmente, implicaba una opción para evitar el retorno de Menem al gobierno, cuya reinstauración hubiera sido muy negativa para el país.

En los primeros meses de la gestión de Kirchner, compartimos algunos avances institucionales de significación, como –por ejemplo– los juicios a los ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el dictado del decreto 222 de audiencia pública para la designación de los nuevos miembros de la Corte y la jerarquía jurídica de las personas que fueron propuestas para sustituir a los miembros destituidos.

Con posterioridad se fueron poniendo en evidencia, progresivamente, los graves defectos de gestión que fueron alejando a varios miembros del grupo Talcahuano del respaldo a la gestión de Kirchner. Estaba el cesarismo hegemónico que convirtió al Congreso en una mera escribanía ratificatoria de los proyectos del Poder Ejecutivo, evitando todo debate, no sólo con las fuerzas de la oposición, sino también al seno del propio bloque justicialista, más la permanente sesión de facultades del Congreso de la Nación en beneficio del Ejecutivo, entre ellos los superpoderes. Un segundo aspecto fue la progresiva puesta en evidencia de graves y orgánicos hechos de corrupción en áreas de gobierno, con particular incidencia en el área de la obra pública, que volvían falsas y declamatorias las reivindicaciones de honestidad y lucha contra la corrupción.

Por último, la inexistencia de resultados vinculados con la redistribución del ingreso y la generación de una sociedad más equitativa e igualitaria, en tanto el crecimiento macroeconómico no ha variado la concentración de la riqueza en pocas manos como vicio reiterado de la gestión de Menem, De la Rúa y el actual gobierno.

En ese marco, y ante la inexistencia en el seno del peronismo de cualquier alternativa de un gobierno mejor, como fue la opción por Bordón frente a Menem en 1995, la única opción para los peronistas que creemos en la esencia de la justicia social como corazón de nuestro movimiento es apoyar la justicia social que ofrece la figura de Elisa Carrió con mayor convicción y sinceridad que Kirchner y su esposa, porque no habrá jamás justicia social sin República y sin ética, que es simplemente la firme decisión de no robar.

* Ex diputado nacional, fue anunciado como su futuro jefe de Gabinete

por Elisa Carrió.