Los ambientalistas de Gualeguaychú realizaron una protesta conjunta en Buenos Aires y en las aguas frente a Entre Ríos, donde tuvieron otro enfrentamiento con la prefectura uruguaya, en el que –advirtieron– hubo un “herido leve”. Dos de los asambleístas (uno de ellos disfrazado de pirata) denunciaron haber sido agredidos físicamente por la prefectura, en medio de una manifestación en el río Uruguay que se internó en aguas más que turbias. Según la versión de los vecinos de Gualeguaychú, un prefecto uruguayo se subió a una de los botes argentinos en forma imprevista, lo que provocó que se cayera al agua. La caída enfureció a los uniformados, según el confuso relato de los hechos.

Gustavo Zapata era uno de los asambleístas que participaba de la manifestación-parodia a bordo de un barco motovelero, caracterizado como un “barco pirata” con la bandera negra, las tibias y la calavera, sobre el río Uruguay. Lo acompañaban otras veinte lanchas custodiadas por tres de la prefectura argentina y otras cinco de la uruguaya, que ya da muestras de cansancio con las protestas. Otras veces, los asambleístas habían pasado el límite fluvial a Uruguay y evitado su prefectura con la velocidad de sus lanchas, mofándose de sus vanos intentos de atraparlos. Zapata estaba disfrazado de pirata, como parte de la protesta. Fue quien comandaba el motovelero.

El momento de mayor tensión se vivió a las tres de la tarde, cuando prefectura uruguaya detuvo transitoriamente al “barco pirata” –como lo llamaban los asambleístas– y uno de los prefectos intentó abordarlo. Zapata sostuvo que tenía la intención de “agredirlo” y que esto provocó una reacción, una maniobra del barco, que hizo que el oficial cayera al agua. Los ánimos de los uniformados se caldearon. “Estaban sacados”, describió Raúl Almeida, otro de los asambleístas que participó de la movilización náutica. El vecino relató el mismo hecho y sostuvo que otras lanchas terminaron con daños por la “desmesurada” reacción de la prefectura uruguaya. “Nos encontrábamos en una protesta pacífica cerca de la costa uruguaya, cuando tres lanchas de la prefectura uruguaya nos rodearon y quisieron encerrarnos para detenernos”, contó Zapata. “En esa ocasión fui golpeado por un prefecto con codazos, y luego me apretaron un tobillo cuando quisieron detenernos. Nos dijeron que cumplían órdenes”, aseguró Zapata, quien insistió en que “fue una protesta pacífica, y la agresión salió del lado uruguayo”.