EL PAíS › CUATRO ENCUESTADORES ANALIZAN LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES
Para los encuestadores consultados por Página/12, el voto expresó las expectativas distintas de los grupos sociales. También pesó el factor del peronismo y antiperonismo.
› Por Raúl Kollmann
Fractura social, cortes de boleta y las aristas del resultado. Estas son las polémicas que surgieron a partir de los votos emitidos el domingo. No son pocos los que sostienen que el voto oficialista tuvo su centro en los sectores de menores recursos y que los de la oposición provienen de las clases medias de las grandes ciudades. Paralelamente, se afirma que el corte de boleta fue inédito y eso evidencia una elección más confusa o, por el contrario, un voto más pensado. Por último, hay visiones distintas sobre las certezas e interrogantes que se plantean de ahora en adelante.
Página/12 dialogó con cuatro consultores sobre estas cuestiones. Respondieron Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM; Hugo Haime, de Hugo Haime y Asociados; Analía Del Franco, de Analogías, y Roberto Bacman, del CEOP.
–¿El resultado electoral deja planteada una fractura social?
Bacman: Deja abierta una diferencia, no sé si una fractura. Está claro que el voto a Cristina proviene de los sectores de menos recursos y la gente del interior. Del otro lado quedaron los distritos con mayor presencia de clase media. No se trata de una crisis social, sino de preocupaciones diferentes. La gente más pobre y la del interior está concentrada en que siga habiendo trabajo, crecimiento y no tanto en la inseguridad. Su problema central es que no vuelvan los índices de desocupación de los años ’90. Los sectores medios de las grandes ciudades sienten que tienen la economía asegurada y entonces se concentran más en la ética, en la política, en la búsqueda de un perfil que le controle poder a los Kirchner.Y por ahí se concentran en el perfil de Cristina, si es autoritaria, soberbia o lo que fuera. En los sectores humildes, donde hay más miseria, más exclusión, reclaman un estado activo y los Kirchner les garantizan un nivel de atención.
Zuleta Puceiro: No veo una fractura social tan grande. Más bien una territorialización de la política. Se podría pensar que los pobres votaron a Cristina y los ricos a la oposición. Pero hay ciudades pequeñas, por ejemplo, que se las supone lugares de pobres y no lo son para nada. Hay correlaciones de lo que queda de la cultura del peronismo y una franja que enfrenta a esa cultura, como ocurrió con el Frepaso a fines de los ’90. Y yo veo que el fenómeno del clientelismo se mantiene, entre otras cosas porque continúan los bolsones de pobreza y las maquinarias políticas. Se han hecho milagros económicos en los últimos años, pero ninguna reforma social en serio. Desde ya que las grandes ciudades tienen una cultura Boer (los racistas sudafricanos).
Haime: Hay un sesgo social en el voto, pero también se refleja un electorado del interior que, a través de los gobernadores, tiene una relación más estrecha con el Ejecutivo nacional. Es cierto que en las Recoletas del interior, tampoco votaron a Cristina, pero allí se expresa más la cuestión del peronismo y el antiperonismo. Si tuviera que guiarme por un solo parámetro, tal vez usaría el del nivel educativo: a menor nivel educativo, más voto al peronismo; a mayor nivel educativo, menos voto al peronismo. Me parece que el Gobierno tiene que entender lo que pasó. Habla de concertación, pero yo diría que no fue muy efectiva. Cristina sacó casi el voto peronista tradicional, muy poco por encima de lo que consiguió en 2003. No se puede ir a los viejos enfrentamientos y hay que hacer convocatorias para superar esos choques.
Del Franco: Hay una fractura relativa. Si el resumen es pobres contra ricos, diría que no. La composición del voto oficialista es de sectores bajos y medios-bajos. Estos últimos también votaron por Cristina. Yo veo una cuestión que tiene que ver más con el pensamiento político. Los sectores medios se ven fuera de la crisis y quieren un cambio político. Tienen miedo a que el peronismo se instale para siempre. Decir que es pobres contra ricos resulta exagerado.
–¿Hubo mucho corte de boleta?
Zuleta: Es un proceso que viene desde hace tiempo. Las elecciones se han hecho muy locales y condicionaron mucho el voto nacional. Había lugares en que el ciudadano entraba y veía 140 boletas. Pero sabía a quien votar. Atención a los intendentes que cada vez son factores de mayor transformación y peso. Muchos llegan a gobernadores y marcan pautas. En Mendoza, por ejemplo, Celso Jaque, un intendente de Malargüe, le ganó la elección al candidato a vicepresidente, Julio Cobos.
Bacman: Hubo corte en la provincia de Buenos Aires, pero menos de lo previsto. De lo contrario, hubiera salido segundo De Narváez. En Capital pasó lo mismo. Por eso María Eugenia Estenssoro, llevada por la boleta de Carrió, ganó las dos senadurías. Scioli sacó más votos que Cristina, pero apenas dos puntos más. Menos de lo previsto.
Haime: No me parece tan significativo. En Capital, las dos boletas de Carrió a senadores y diputados sumaron más o menos lo mismo que la boleta presidencial. Lo mismo fue con Miguel Bona-sso y Carlos Tomada, que sumaron lo mismo que Cristina. En provincia de Buenos Aires estuvo el caso de De Narváez, que no tenía candidato a presidente y hubo que cortar para votarlo. Pero no veo nada decisivo.
Del Franco: Hubo corte en algunos distritos, sobre todo en los niveles locales. Cortes inevitables, como el voto a De Narváez o a muchos intendentes, con gran arraigo, que no llevaban candidato a presidente. Yo igual diría que fue una elección pensada, y que no todo fue arrastre.
–¿Qué le llamó la atención del resultado final?
Zuleta: Hay que rescatar que gracias a la concertación, Cristina ganó sin necesidad de ballottage. En las siete provincias de gobiernos radicales, Cristina sacó más del 50 por ciento. Y eso, que ocurrió sin clientelismo, fue clave en el resultado. Por eso no hubo segunda vuelta.
Haime: Hay una clase media que se rebela contra el Gobierno por una discusión en torno a las formas. En gran parte es un debate sobre estilos: el enfrentamiento, la polarización, la soberbia, los gritos, las peleas, el hecho de que “nos diga lo que tenemos que hacer”. A eso hay que agregar el tema de la inseguridad. El Gobierno debe tener claro que una semana antes de las elecciones, Cristina estaba en más de 50 puntos.
Del Franco: Creo que se viene una etapa con expectativa sobre Cristina y menor energía negativa en su contra. La relación con la gente va a mejorar, porque creo que los Kirchner son mejores gestionando que haciendo campaña. La oposición no queda mejor. Quedan dudas sobre Macri, que no se portó bien con sus aliados, y habrá que ver Carrió, porque no es fácil aglutinar un voto más opositor que de adhesión a ella.
Bacman: La sociedad aparece bastante dividida y ese es un desafío para el Gobierno. Carrió tendrá que construir una nueva fuerza, pero ojo que en estos comicios ella ocupó el lugar del centro-derecha. Y esos son votos que van y vienen. El Pro recibió un golpe electoral. Lavagna no pudo levantar cabeza. No está claro qué va a pasar con el peronismo.
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