HECTOR “TOTY” FLORES, CC
Las encuestas no le auguraban un destino promisorio, pero Héctor “Toty” Flores, el piquetero de la Coalición Cívica (CC), logró colarse en la Cámara de Diputados de la mano de la buena elección que Margarita Stolbizer hizo en la provincia de Buenos Aires. Pero la noticia es curiosa no sólo por el sexto lugar que ocupaba en la lista, sino por la tradición política con la que carga. Ocurre que Toty es la cara visible del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de La Matanza, una de las primeras organizaciones de este tipo, creada en 1995. Su movimiento supo conseguir popularidad a finales de los ’90 como el más antisistema de todos los MTD por sus prácticas asamblearias que desafiaban el modelo de representación y por su negativa rotunda a aceptar planes Trabajar, ya que consideraban que “el asistencialismo como política de Estado reproduce, desde las propias organizaciones sociales, una cultura de domesticación”.
Con el correr del tiempo y el cambio de las circunstancias, su movimiento fue dejando atrás los piquetes y se abocó al trabajo interno. Para eso, construyó el Centro para la Educación y Formación de Cultura Comunitaria (Cefocc) en el barrio La Juanita de Laferrère, donde funcionan emprendimientos como un jardín de educación popular y talleres de costura desde los que, con el apoyo del diseñador Martín Churba, exportan guardapolvos a Japón y remeras a Italia. Este es Toty Flores, quien ahora desde el armado de Elisa Carrió deberá aprender a moverse en un espacio, según él mismo, “desprestigiado y lleno de vicios”.
–¿Se lo esperaba?
–Siempre creímos que el proyecto que teníamos con la CC iba a pegar en sectores importantes, porque era un proyecto integrador. Nuestra percepción no viene de las encuestas, sino del trabajo que hacemos en los barrios y de las capas medias, con las que nos conectamos cuando damos charlas en las universidades.
–¿Desde dónde piensa aportar en el Congreso?
–Tenemos en mente formular una ley que ordene la “economía solidaria”. Lo más importante es convocar a los distintos sectores, como pueden ser las fábricas recuperadas o las cooperativas, e integrarlos con otros espacios diferentes, como las facultades, para poder debatir y consensuar una ley entre todos. La idea es llevar al Parlamento lo que estábamos construyendo en los barrios, con nuestros valores y principios, para que se expanda todo esto.
–¿No teme que se lo coman ahí adentro?
–Ese es un peligro, ya que el Congreso es un espacio desprestigiado, donde se oculta gran parte de la corrupción de la Argentina. Pero creemos que las instituciones no hacen a los hombres, sino que los hombres hacen a las instituciones. Si se las llena de contenido, las instituciones pueden cambiar.
–¿Por qué con Carrió?
–La propuesta de Carrió es la de una coalición amplia y parte de la necesidad de integración de diferentes sectores social. Nosotros veníamos viendo que nuestra construcción iba encontrando sus límites. Si nos integrábamos a un partido político, sabíamos que íbamos a tener que aceptar nuevas reglas. Aspiramos a un espacio de construcción distinta, pero no somos ingenuos y sabemos que vamos a confrontar con muchos vicios, incluso dentro de la CC. Sin embargo, consideramos que hay actores emergentes de todos lados: hay jueces que son honestos, hay empresarios, dirigentes sindicalistas, fiscales, políticos que son honestos...
–¿Cómo ve al movimiento piquetero en general?
–Nuestro pasaje a la lucha política partidaria se da exactamente cuando el movimiento piquetero está sufriendo un creciente proceso de fragmentación. Muchos habían sido cooptados y la impresión era que la conducción debía ser de nuevos emprendedores sociales. En la crisis opinábamos que el desocupado era el actor principal. Pero ahora, con la reactivación económica, entendemos que el protagonismo pasó al emprendedor social que genera propuestas desde otro lado. Este nuevo actor parte de la crisis y reivindica valores como la cultura del trabajo; tiene propuestas constructivas.
–El movimiento encontró difusión justamente por haber sido el más antisistema de todos los MTD. ¿Cómo viven ahora la tensión de ingresar al Congreso?
–Durante los dos últimos años se debatió sobre la capacidad y las características de nuestra autonomía. El Cefocc y el MTD siguen manteniendo su concepto de autonomía y nunca prohibimos la posibilidad de que un compañero integre una organización política. Lo que todos teníamos en claro era la importancia de que las cosas surgieran de la construcción de base. La mayoría de los compañeros me han acompañado en mi decisión y no hubo rupturas significativas. Sin embargo, es Héctor “Toty” Flores y no el MTD el que se sumó a la Coalición Cívica.
Informe: Diego González.
VICTORIA DONDA, FPV
Por Julián Bruschtein
Se llama Victoria Donda Pérez. Tiene 28 años y asumirá como diputada por la provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria (FPV) el próximo 10 de diciembre. Pero hasta 2004, cuando recuperó su identidad y se convirtió en la nieta número 78 de las Abuelas de Plaza de Mayo, tenía otro nombre producto de su apropiación como botín de guerra en 1977, como parte del plan sistemático de robo de bebés que ejecutaron los militares durante la dictadura. El día que el presidente Néstor Kirchner anunció el traspaso de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) a la ciudad para transformarla en un museo de la memoria, decidió hacerse el análisis de ADN que le devolvió su verdadero nombre, su familia biológica y su historia. Allí se enteró de que sus padres, María Hilda Pérez, quien dio a luz a Victoria en la ESMA, y José María Laureano Donda, habían sido secuestrados y trasladados a distintos centros clandestinos de detención. A pesar de convivir con sus apropiadores y desconociendo sus raíces, se volcó a la militancia social y política a los 16 años, desde el Movimiento Libres del Sur, por el que se desempeña actualmente como concejal en Avellaneda.
–¿De qué forma va a encarar su desembarco en la Cámara de Diputados?
–En principio, voy a estar acompañada por mi compañera (Cecilia) Checha Merchán, que ocupará una banca por Córdoba y también es de Libres del Sur. Estamos todos muy contentos, porque lo que hicimos en Córdoba fue espectacular. La Checha fue la referente de la provincia y reflejó no sólo el apoyo de la provincia al proyecto nacional, sino el arraigo que tiene nuestro movimiento entre los cordobeses. Pero más allá de los proyectos que tenemos, nuestro primer objetivo será lograr que el Congreso, que hasta ahora fue un lugar que ha trabajado de espaldas al pueblo, con una propuesta bastante cerrada y oscura, empiece a ser lo que corresponde: un foco de debate donde se puedan expresar diferentes ideas en un marco democrático y plural para sancionar leyes que beneficien al pueblo y no vayan en detrimento de las condiciones de vida de la gente.
–¿Cuál es la propuesta con la que piensa lograrlo?
–Lo más importante es abrirlo a toda la sociedad. Tenemos la experiencia de la diputada provincial Laura Berardo, también de Libres del Sur, que desde los primeros días de su gestión empezó a plantear la necesidad de que se acerquen compañeros que representan a diferentes sectores sociales para discutir sus problemáticas en un foro. En el caso particular de las mujeres, tomaron el lugar donde se sientan los legisladores y discutieron sus diferentes problemáticas. Esta experiencia la rescatamos y la tomamos para impulsarla también en el Congreso Nacional. La idea es armar foros de jóvenes, de mujeres, donde aquellos que trabajan sobre esos ejes puedan ir y expresar sus ideas, porque es de ahí de donde van a salir proyectos mucho más ricos que los que pueda plantear solo un sector.
–¿Cuáles van a ser las medidas que llevará a la Cámara?
–En primer lugar vamos a impulsar la impugnación de la ley de Radiodifusión que está vigente en la actualidad y fue sancionada durante la dictadura. No podemos seguir teniendo estas mal llamadas leyes, que en realidad no lo son, porque el Congreso no funcionaba durante la dictadura. Seguimos teniendo mandatos impuestos por los genocidas y esto no puede ser tolerado. Por eso hay que derogar esta ley y suplantarla por una nueva que esté en sintonía con un nuevo proyecto de país. De la misma forma que creemos que por ley se tiene que impedir que cualquier genocida o cómplice del terrorismo de Estado, como (el ex comisario Luis Abelardo) Patti, puedan presentarse a cargos públicos. Pero también la Ley de Educación Superior que fue sancionada durante el menemismo debe ser derogada, porque su función es evitar que todos tengamos la posibilidad de llegar a la universidad. Es una ley que avanza en el armado de universidades de elites, y por eso es indispensable empezar a discutir qué universidad queremos, qué proyecto de universidad queremos para el país que estamos construyendo.
–Es kirchnerista, pero a la vez está dentro de una agrupación con posiciones que a veces son diferentes de las del oficialismo. ¿Puede haber rispideces en el bloque si se discuten leyes “incómodas”?
–El FPV es un frente absolutamente heterogéneo, pero que responde a la realidad que tiene el país. Resulta absolutamente necesario tener un proyecto como el que proponemos. Pero sobre todo creo que los sectores populares y aquellos que siempre hemos estado contra el neoliberalismo tenemos que ser más vigorosos y más fuertes. En esta elección se reflejó eso mismo, el pueblo apoyó la profundización de cambios de paradigma con respecto a los distintos gobernantes que estuvieron antes de Kirchner. Las leyes incómodas las discutiremos cuando aparezca la situación concreta. Pero la verdad es que vamos a pelear para que no existan tales leyes incómodas.
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