EL PAíS › CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER SE PRUEBA LA BANDA PRESIDENCIAL
Un sastre y una modista de la Sastrería Militar le tomaron las medidas a la presidenta electa para diseñar la banda presidencial. Sobre una tela de raso y seda, la banda la recibirá CFK de su esposo, Néstor Kirchner.
› Por Martín Piqué
“¿Acá está la tela?” La puerta se abrió de golpe, sin que nadie golpeara. Era la presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner. Vestida con un traje color crema, la mandataria había aparecido de improviso en la puerta del despacho de Oscar Parrilli. Cumpliendo con una de sus tareas cotidianas –llevar la agenda del día–, el secretario general de la Presidencia le había avisado que dos empleados de la Sastrería Militar la esperaban en la antesala de su oficina. Los dos empleados eran un sastre y una modista, venían a tomarle las medidas para diseñar la banda presidencial. Habían traído dos modelos de la tela de seda y raso con bordados de hilos de oro. Una más liviana, otra más pesada. La presidenta electa debía elegir una de las dos. Hace tres años, su marido había elegido la más liviana ¿Habrá hecho la misma elección, quizá para mantener la cábala? La respuesta sólo la conocen Ramón Díaz (sí, igual que el DT riojano) y Claudia Martínez, el sastre y la modista que confeccionarán la banda que CFK se cruzará sobre el pecho.
El trámite se repite con cada nuevo presidente. Los empleados de la Sastrería Militar deben presentarse ante el candidato triunfante para tomar sus medidas y luego confeccionar la banda. Esta vez el trámite se realizó el miércoles a la noche, en una de las salas de la Secretaría General. Los dos empleados tuvieron que esperar varias horas. La mandataria electa había participado del acto por la inauguración del Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado en Costanera Norte; también había estado en la reunión con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. El sastre y la modista estaban acompañados por dos oficiales de la Casa Militar, entre ellos uno de los edecanes del Ejército que suele aparecer detrás de Kirchner cuando usa el atril del Salón Blanco.
Los visitantes parecían algo nerviosos. Quizá por la novedad de tener que tomarle las medidas a una mujer. De 60 años, Díaz se presentó como profesor de maestros sastres de la Sastrería Militar y de la Asociación Argentina de Moda. Aprendió su oficio en el Centro de Estudios Técnicos para la Industria (CETI). Su compañera de trabajo es modelista y modista, estudió en las Academias Fernández de Scalabrini Ortiz y Santa Fe. “Hace 24 años que trabajo en la sastrería”, dijo la modista a Página/12. “Lo que lleva más tiempo es el bordado. En diez días vendremos otra vez para probarla.” Con el orgullo de los especialistas, los dos contaron que la tela que se usa para hacer la banda es una combinación de raso y seda y que el bordado del sol se hace con un hilo amarillo muy especial. “Tiene algunos gramos de oro”, comentó el maestro de sastres.
La espera en la antesala de la Secretaría General se hizo larga. El sastre y la modista no eran los únicos que pasaban por allí. Sin esperarlo, se habían convertido en testigos privilegiados de la intimidad del centro del poder político (se sabe: el poder económico no usa bandas presidenciales). Delante suyo pasó el intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, a la vez titular de la Federación Argentina de Municipios (FAM). Lo acompañaba el intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo. Ambos son muy cercanos a Kirchner, fueron beneficiados con la exclusión de colectoras en sus distritos. Luego se sumó a la espera la senadora Diana Conti. A través de una puerta se lo vio al ministro del Interior, Aníbal Fernández. Lo seguía el gobernador de Río Negro, Miguel Saiz, quien venía de una cumbre de radicales K en el Hotel Elevage.
El sastre y la modista trabajan en el edificio de la Sastrería Militar. Queda en la calle Clay al 3000, cerca de Las Cañitas. Al homónimo del técnico de San Lorenzo lo encontraron en 2000. Su compañera lleva 24 años confeccionando prendas de color verde oliva. En los últimos tiempos hubo algunos cambios. Díaz dijo que hasta la gestión de De la Rúa los uniformes (“equipos de combate”, los llamó) se importaban de Estados Unidos. Y que ahora se hacen en la repartición del Ejército.
Díaz y Martínez ya conocían la Rosada. Una vez tuvieron que presentarse en Balcarce 50 para tomarle las medidas a un miembro de la Casa Militar que había sido enviado al Exterior como agregado de una embajada. Claro, no es lo mismo prepararle la banda presidencial a la primera mujer electa en las urnas. “Uno tiene entusiasmo porque le vamos a tomar las medidas a la primera dama. Esto es importante para la carrera”, reconoció Díaz.
–¿Hay alguna diferencia en confeccionar la banda para una mujer? –le preguntó Página/12.
–Lo vamos a estudiar ahora. Con los presidentes no había problema. Habrá que probársela.
–¿Conocen a la presidenta electa?
–La vimos por televisión.
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