EL PAíS › OPINION
› Por Gabriel Fuks *
La gran mayoría de la Legislatura porteña, en un pase de magia al que nos tiene acostumbrados –de la mano de Santiago de Estrada–, ha demostrado su vocación de ser una vez más instrumento de las corporaciones. En un trámite ultrarrápido en el que algunos legisladores dieron cuenta de haber recibido aprietes y “conversaciones especiales” y sin llegar a cometer un delito, le dieron salida legal a la demolición de una vivienda con protección histórica en el barrio de Caballito. Todo esto, para forzar un interesante negocio inmobiliario, según informó la portada de este diario el sábado 4 de noviembre.
Es común escuchar hablar a muchos legisladores, independientemente de los sectores a los que pertenecen, de la calma y sabiduría que Santiago de Estrada suele darle a la conducción de ese Palacio Legislativo. Ahora conocemos para qué sirve esa sabiduría y capacidad de persuasión.
Frente a esta Legislatura que prioriza temas de esta pequeña banalidad económica con tanta urgencia y preocupación, y otros tantos del mismo tenor, los trabajadores de las fábricas recuperadas reclaman el definitivo reconocimiento de que son una realidad y que el gobierno debe tener políticas claras, que la ciudad afronte sus obligaciones y que se incluya en el presupuesto el monto de las expropiaciones, recordando que los trabajadores se harán cargo de la deuda El trabajo autogestionado no obtiene respuesta sobre sus justos reclamos. Las cooperativas de las recuperadas que se encuentran bajo la ley 1529/2004 que les otorga la expropiación definitiva de sus bienes, implementada a título oneroso con un plazo de pago hasta 20 años, ven peligrar su continuidad porque Jorge Telerman no ha afrontado ninguna de las quiebras y la mencionada ley ni siquiera ha sido instrumentada para su aplicación.
Frente a esta situación sólo cuentan con un proyecto de posible prórroga, el que no aporta ninguna solución, por lo que no es aceptado por las trece cooperativas nucleadas en la mencionada ley. Conjuntamente a este reclamo se suman seis recuperadas más con tenencia temporaria vencida que solicitan la expropiación definitiva.
Esta lucha se choca con un general desinterés, falta de apoyo y decisión política de la gran mayoría de los legisladores, especialmente del bloque macrista y sumado a la abulia de otros miembros de esa cámara, quienes hacen caso omiso de un reclamo legítimo de los trabajadores, que no sólo han sabido defender sus puestos de trabajo sino que afrontaron la puesta en marcha de sus empresas para convertirlas en rentables y competitivas. Justo es decir que en contadas excepciones algunos legisladores están tratando de encaminar esta reivindicación.
Como si fuera poco, al mismo tiempo los dineros del erario de la ciudad fueron desviados con fines para los cuales no estaban destinados. En la exigua partida incluida en el presupuesto del 2007 de siete millones de pesos, solamente se ejecutó un millón y medio.
Se está finalizando el ejercicio y desconocemos dónde se encuentra el resto del dinero. En el presupuesto al 2008, próximo a ser aprobado, no existe remesa alguna destinada. Entonces las preguntas y las dudas son muchas: ¿existe un acuerdo Jorge Telerman-Mauricio Macri? –nos preguntamos para que el discurso de la prórroga–, ¿aparece como cierto que los fondos no van a existir, o es que el macrismo sólo busca ver morir todas las recuperadas el año próximo? ¿Cuál es el destino que les espera a los más de mil puestos de trabajo? Ahora, la respuesta la tienen los legisladores, los mismos que según informa este diario decidieron no inmolarse para no enfrentar los poderes constituidos.
* Dirigente kirchnerista porteño.
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