Sáb 10.11.2007

EL PAíS

Botnia sólo despierta palos de la oposición

De Macri a Carrió, pasando por la UCR y Vilma Ripoll, todo el arco coincidió en echarle la culpa de la crisis al Gobierno, por lo que hizo y también por lo que dejó sin hacer.

› Por Werner Pertot

La culpa es del Gobierno. Por lo que hizo y por lo que no hizo. Este es, grosso modo, el diagnóstico de la oposición en el día en que comenzó a funcionar Botnia. Renglón seguido, cada dirigente dejó sus propias propuestas y recomendaciones. Desde Punta del Este, donde está descansando, la líder de la Coalición Cívica Elisa Carrió consideró que la controversia “ha tomado un grado de irracionalidad de la cual, por acción u omisión, son responsables ambos gobiernos”. Por su parte, el líder de PRO Mauricio Macri señaló a Página/12 que “esto es consecuencia de que el Gobierno no escuchó los reclamos de los vecinos de Gualeguaychú en su momento, cuando todavía existía la posibilidad de lograr la relocalización de la planta”.

“Siempre que hay un conflicto estoy en Uruguay”, suele decir Lilita. No se trata de una recriminación a sí misma: al contrario, lo considera una marca de su voluntad de “reforzar la hermandad”. Esta vez, no fue distinto. Desde las playas uruguayas dijo que “es indispensable retomar un diálogo racional, suspender la puesta en marcha de Botnia y evitar el enfrentamiento entre dos pueblos hermanos, que no sólo no resolvería el conflicto sino que lo agravaría”. La dirigente remarcó que “sólo la no violencia, el diálogo y la racionalidad son la salida a este conflicto”.

Macri, por su parte, interpretó que “si se hubiera escuchado antes a los asambleístas, si el problema hubiera sido atacado de entrada, la planta hubiera sido relocalizada”. El jefe de Gobierno electo no planteó ninguna alternativa de solución al conflicto. El titular del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales, coincidió con el empresario en que “el responsable de que la planta no se haya relocalizado es el propio Gobierno y, fundamentalmente, el Presidente”. “Kirchner, después de haber dicho otra cosa, sostuvo que está de acuerdo con la relocalización de la planta de Botnia, que hoy es un hecho imposible”, evaluó.

Por su parte, su correligionario Ricardo Gil Lavedra advirtió que “Uruguay no ha tenido la prudencia que el caso aconsejaba. Se metió en una encrucijada en la que prevalecía el más macho. Me parece que el Gobierno optó por la Corte Internacional de La Haya y ahora tiene que someterse a la decisión del tribunal. Era previsible que una cuestión que fue manejada mal desde sus inicios terminara de esta manera. La relocalización está perimida”, afirmó el dirigente de la UCR porteña a Página/12.

“Este conflicto revela los límites profundos del Mercosur a partir de un conjunto de medidas tomadas en los noventa, que no han sido replanteadas más allá de la retórica discursiva”, explicó ante este diario el diputado de la CTA, Claudio Lozano. “Los acuerdos bilaterales de inversión desfondan la integración regional. Concretamente, el caso Botnia es un acuerdo bilateral de Uruguay con Finlandia”, indicó Lozano. “Este tema revela hasta qué punto está ausente la complementación productiva. Porque resulta ridículo que en un lado del río se especialice en una industria contaminante y, del otro, en el turismo”, sostuvo. “Estos temas hubieran permitido reformular el conflicto hacia la discusión global. En ningún momento hubo vocación de avanzar en esta dirección”, dijo.

“Desde el primer momento, Kirchner tendría que haber sentado a la mesa de negociación a los representantes de la asamblea de Gualeguaychú”, advirtió la dirigente del MST, Vilma Ripoll, quien estimó que “este resultado demuestra que las multinacionales les imponen sus reglas a ambos gobiernos. Y muestra el fracaso total de la política de Kirchner. La culpa es de Kirchner, no de los demás. De Kirchner”.

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