EL PAíS › EL REY JUAN CARLOS SE CRUZO CON CHAVEZ EN CHILE
El presidente de Venezuela criticó al español José María Aznar por sus ataques en una reciente visita a Caracas. Comenzó una discusión con Zapatero, hasta que intervino el rey. “Será rey, pero no me puede hacer callar”, dijo después Chávez.
El rey Juan Carlos no tuvo una buena semana. Luego de tener que escuchar las farragosas explicaciones del lado argentino y uruguayo por el fracaso de su facilitación en el conflicto de las papeleras, se vio envuelto junto con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en una doble disputa con el bolivariano Hugo Chávez y con el nicaragüense Daniel Ortega. Acompañado por un gestito con el canto de la mano, el rey terminó gritándole al venezolano: “¿Por qué no te callas?”. Y se retiró del cierre de la Cumbre Iberoamericana en Chile ante las críticas de Ortega. “Será rey, pero no me puede hacer callar”, dijo Chávez. “Espero que sea la ultima vez”, se quejó Zapatero, quien inesperadamente tuvo que defender al ex presidente José María Aznar. Para colmo de males, su ex contrincante lo llamó para agradecerle.
Aznar fue a Venezuela la semana pasada y se despachó, como de costumbre, contra Chávez y la reforma constitucional. El venezolano no es de guardarse las respuestas y aprovechó para devolverle la cortesía en su discurso en la cumbre: “El entonces presidente de España, un fascista a toda la carta, ahora es jefe del club de ex presidentes que agreden”, le regaló. “Néstor, no te sumes a ese club”, le pidió a Kirchner, quien sonrió. Las quejas de la diplomacia no se hicieron esperar.
Todo parecía que iba a quedar en protestas y contraprotestas hasta que en el cierre de la Cumbre, ayer, Chávez relató una conversación con Aznar, donde el español le ofrecía sumarse “al club del primer mundo”. “Yo le hice una preguntita. ‘Mira, Aznar, ¿tú que opinas de Haití, de Centroamérica y de Africa’. Me respondió: ‘Esos se jodieron’. Ahí mostró todo el rostro horrible del fascismo y del racismo”, sostuvo Chávez, quien lo acusó de haber respaldado el golpe de Estado de 2002. Allí se cruzó con Zapatero y con Juan Carlos, que estaban sentados a escasos metros de él. “Se puede estar en las antípodas de una posición ideológica, no seré yo el que esté cerca del ex presidente Aznar, pero el ex presidente Aznar fue elegido por los españoles, y exijo...” planteó Zapatero.
–¡Dígale a él que respete! –lo interrumpió Chávez.
–Exijo que tú..., un momentín... –intentó continuar el español, abriendo su palma en señal de que esperara.
–Dígale lo mismo a él.
–Exijo ese respeto, por una razón, además...
–Dígale lo mismo a él, presidente.
–Por supuesto...
–Dígale lo mismo a él.
–¡¿Por qué no te callas?! –intervino el rey, fuera de sus casillas.
Sin éxito, la presidenta chilena Michelle Bachelet intentó llevar cordura a la discusión que se había suscitado. “Por favor, no hagamos diálogo. Han tenido tiempo para plantear su posición. Presidente, termine”, le pidió a Zapatero. Pero Chávez volvió a la carga:
–Podrá ser español el presidente Aznar, pero es un fascista y es un...
Pero el micrófono ya había sido apagado, había vuelto a Zapatero, quien insistió: “Presidente Hugo Chávez, creo que hay una esencia y es que para respetar y para ser respetado, debemos procurar no caer en la descalificación. Se puede discrepar radicalmente de las ideas, denunciar los comportamientos, sin caer en la descalificación”, le planteó.
“El gobierno de Venezuela se reserva el derecho a responder cualquier agresión en cualquier lugar, en cualquier espacio y en cualquier tono”, zanjó Chávez, en el minuto que le cedió el nicaragüense Daniel Ortega. Tanto Ortega como el vicepresidente cubano Carlos Lage lo apoyaron.
Ortega también dejó su postal en el álbum de (malos) recuerdos que tendrán los españoles de esta cumbre. Les enrostró el papel de las empresas españolas en Nicaragua, y puso como ejemplo a la eléctrica Unión Fenosa, que tiene una deuda de 50 millones de dólares con el Estado. “Son una mafia. Es una estructura mafiosa, con tácticas gangsteriles dentro de la economía global de las que son víctimas nuestros países”, les planteó, mientras el rostro de Zapatero se convertía en un mapa de su incomodidad. “Compraron mediante actos de corrupción las empresas generadoras que estaban en buen estado, donde podían sacarles utilidades y ganar lo que estaban dando por la empresa en un año”, sostuvo.
Ortega también cuestionó al embajador español en Nicaragua. “No creo que esa sea una política del gobierno español, pero la realidad es que lo que ha hecho el embajador de España es convocar a las fuerzas de derecha para unirlas para que no triunfara el frente sandinista”, les dijo el presidente de Nicaragua, quien no se privó de recordarles los bombardeos estadounidenses de abril de 1986 a Libia donde murió la pequeña hija del presidente Omar Kadafi. “El territorio español fue utilizado para bombardear la residencia del presidente. España se prestó solícitamente a la política de los yanquis de bombardear y matar niños”, les refregó. Por las dudas, les recordó que para esa época “ya no estaba Franco”. El rey español no le pidió esta vez que se callara, porque ya se había levantado y había enfilado hacia la salida.
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