Jue 29.08.2002

EL PAíS

“La Argentina ingresó en una espiral de corrupción”

El informe de Transparencia Internacional señaló que durante la gestión de la Alianza y los gobiernos de transición se acentuó la corrupción.

Durante la gestión de la Alianza y los gobiernos de transición que le siguieron, Argentina bajó trece posiciones en la escala de corrupción que mide todos los años la organización no gubernamental Transparencia Internacional (TI). Con 2,8 puntos, el país quedó muy lejos de Finlandia, el menos corrupto y cerca de los 1,2 de Bangladesh, el peor rankeado. “El ranking 2002 revela que la corrupción no es de un partido sino de toda la dirigencia, y no sólo la política sino también la empresarial”, aseguró Christian Gruenberg, encargado del programa anticorrupción de Poder Ciudadano, capítulo argentino de TI.
“En Argentina, primero bajo el presidente (Carlos) Menem, luego bajo el presidente (Fernando) De la Rúa, el Estado parece haber sido capturado por una red de líderes que lo mal utilizan a su servicio. Esa es la razón por la que la crisis económica y social ingresó en una espiral ascendente hasta quedar fuera de control. Si los empresarios sólo hacen lobby para asegurar contratos ilegales o para obtener beneficios sectoriales sus compañías dejarán de tener valor real para cualquier inversor”, dijo el presidente de TI, Peter Eigen, al hacer alusión especial al país, en la cumbre de Naciones Unidas en Johannesburgo. “El Estado argentino está capturado por una red de dirigentes que lo tienen al servicio de sus negocios y de sus intereses políticos”, coincidió Luis Moreno Ocampo, presidente de Poder Ciudadano, en una conferencia que dio la organización ayer.
El índice de Percepción de la Corrupción clasificó a 102 países en una escala de 1 a 10 en función del grado de corrupción percibida entre funcionarios públicos y políticos. En 2001, la nota de Argentina había sido de 3,5 puntos, lo que la ubicaba en el puesto 57 dentro de un ranking de 99 países. Este año (que incluye encuestas hechas entre 1999 y 2002, es decir, también el fin del gobierno de Menem) recibió un puntaje de 2,8 y quedó situada, dentro del grupo de los “bochados”, por debajo de Colombia, El Salvador, Turquía, Senegal y Croacia, en el lugar 70.
“No creo que el descenso de trece puestos de Argentina se deba a que hubieron más casos de corrupción. Sí se vio el tema de las coimas en el Senado, un gobierno que se tuvo que ir dos años antes, un Estado desintegrado, y hasta una democracia en crisis”, explicó Gruenberg.
Argentina quedó abajo del promedio de los países de América latina y el Caribe, que fue de 3,4. Dentro de la región, Chile fue el mejor posicionado, con un índice de 7,5 puntos, poco menos que Estados Unidos, que recibió 7,7. A pesar de los últimos escándalos empresariales, la potencia norteamericana superó ligeramente a algunos países de la Unión Europea como Alemania (7,3), Bélgica y España (7,1) y con cierta claridad a otros como Francia (6,3), Italia (5,2) o Grecia (4,2).
Eigen subrayó que, aunque en la parte inferior de la lista hay algunas de las naciones del Tercer Mundo, “la corrupción no es un monopolio de los países pobres” y resaltó que “los países industrializados tienen una responsabilidad especial porque tienen recursos suficientes para investigar y perseguir penalmente casos de corrupción y de sobornos”, señaló la organización en un comunicado de prensa.
En Argentina, Moreno Ocampo presentó una propuesta de Poder Ciudadano para combatir la corrupción. Se trata de organizar una red de 100 políticos de diferentes partidos que monitoreen los negocios ilegales de sus propias agrupaciones, una red de 100 empresas que hagan lobby por la legalidad y una comisión permanente, con apoyo nacional e internacional, que monitoree el funcionamiento de la Justicia, el gasto público y la ayuda social.

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