De los tribunales a la política, dar el salto ya es toda una tendencia. Al menos así lo revelan los pedidos de licencia que se tramitan en la Procuración General de la Nación. Todo hace pensar que el fiscal federal Carlos Stornelli no estará solo en el Ministerio de Seguridad bonaerense, donde asumirá el 10 de diciembre: otros dos de sus colegas, Paulo Starc, de Tres de Febrero, y Martín López Perrando, fiscal de instrucción porteño, ya pidieron permiso para dejar transitoriamente sus puestos e irse a trabajar con él. A ellos, incluso, podría sumarse Carlos Cearras.

Para sumarse al futuro gobierno de Daniel Scioli, Stornelli consiguió su licencia la semana pasada después de algunas idas y vueltas. El procurador Esteban Righi se la concedió, por el tiempo que dure su nueva función, con una advertencia: no puede hacer proselitismo ni incursionar en actividades de política partidaria. Con la autorización firmada, el fiscal –que ganó fama en la causa sobre la venta ilegal de armas y este año a raíz del caso Skanska– empezó a avanzar en las tratativas con sus pares.

Starc y López Perrando seguramente ocuparán lugares importantes en el equipo de Stornelli. La semana próxima recibirían una respuesta positiva de parte de la Procuración a sus pedidos de licencia, según pudo saber Página/12. Hasta hace unos días, Cearras no había decidido si irse o quedarse. De hecho, todavía no hizo planteo ante Righi.

Starc fue fiscal federal en los tribunales de Comodoro Py. Era adjunto de la entonces fiscalía de Guillermo Montenegro, con quien se llevaba bastante mal. Allí tuvo causas rimbombantes, como la de los sobresueldos del menemismo. Cuando Montenegro devino juez, Starc esperaba una promoción a fiscal titular, que no llegó. Fue a parar a una fiscalía de San Martín, donde ganó experiencia en secuestros extorsivos y trato con la Policía Bonaerense. Tuvo, por ejemplo, la investigación del secuestro de Hernán Iannone, liberado tras 26 días. Montenegro renunció para ser ministro de Mauricio Macri. Starc se encamina hacia la gobernación K de Scioli.

López Perrando, fiscal de instrucción, suele jactarse de haber conocido en persona al ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, rey de la mano dura y de la “tolerancia cero”. Cerca de Stornelli insisten en que no será ése el perfil de su ministerio. López Perrando investigó concursos telefónicos de la TV y se opuso a las fiscalías barriales. Cearras, de bajo perfil, intervino en la causa sobre las coimas de IBM-Banco Nación y en la de las irregularidades de la investigación sobre el atentado a la AMIA, aún en trámite. También acusó a María Julia Alsogaray por un fraude millonario en una contratación a la empresa Pecom-Nec. En los tribunales de Retiro podrían sumarse al éxodo algunos secretarios. Daniel Presti, del juzgado de Montenegro, podría sumarse al dream team de Stornelli. Matías Molinero se iría con el ex juez.

A Stornelli lo reemplazará Patricio Evers, que tendrá que remontar el caso Skanska. En la causa sobre la explosión de la fábrica militar de Río Tercero actuará el fiscal Mariano Borinsky.