Vie 16.11.2007

EL PAíS  › OPINION

El sentido de la oportunidad

› Por Gráfica Patricios *

La profundización de las políticas liberales implementadas a partir de la última dictadura oligárquico-militar que sufrió nuestro país y la continuación de éstas en los gobiernos democráticos llevaron –entre otras consecuencias– a la destrucción del aparato productivo de nuestro país.

De esta manera llegamos a fines de la década del ’90 con innumerables cierres de fábricas y empresas. Y los trabajadores pasamos e engrosar la fila de los desocupados.

Muchos resistimos y así nacimos como trabajadores de fábricas y empresas recuperadas. Es para destacar que existieron empresarios inescrupulosos que llevaron adelante las quiebras fraudulentas. Son los mismos que nos adeudaban –en la gran mayoría de los casos– hasta dos años de salarios.

Ante el inminente cierre no hicimos más que resguardar nuestra fuente de trabajo con la permanencia en los establecimientos. Así estuvimos días, semanas, meses; sin luz, sin agua, sin gas y, por sobre todo, sin el salario digno para llevar al seno de nuestras familias.

Durante ese duro lapso comprobamos la solidaridad de nuestro pueblo: nos acercaron alimentos, se organizaron festivales, fondos de huelga, entre un sinfín de actividades, pero por sobre todo nos acompañaron en nuestra lucha en forma incondicional.

Nuestro accionar jamás fue premeditado. Día a día nos encontrábamos con nuevos escollos a superar. Con resistencia y lucha conseguimos las leyes que nos permitieron hacernos cargo de las fábricas y empresas. Estábamos escribiendo nuestra propia historia.

En la actualidad, en las fábricas y empresas recuperadas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no sólo se han recuperado y creado nuevos puestos de trabajo, sino que nos abrimos a la sociedad porteña; incorporamos educación (escuelas secundarias, bachilleratos de adultos, escuela de oficios), salud (centro de salud, centros odontológicos), cultura (espacios culturales, teatro popular, cine), comunicación (radio popular comunitaria). Pero tal vez lo más importante: las fábricas y empresas funcionan y son gestionadas por sus trabajadores.

Estos logros colectivos como clase trabajadora los hemos llevado adelante sin patrón. Y queremos dejar en claro: no tenemos patrones políticos, ni voceros, ni escribas, ni opinólogos. En ese marco nos preguntamos: ¿a qué se debe el repentino interés del “dirigente” Gabriel Fuks en la problemática de los trabajadores autogestionados? ¿Posee el Sr. Fuks mandato de los trabajadores de las empresas y fábricas recuperadas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para hablar en su nombre? La respuesta es contundente: no.

A los funcionarios del Ejecutivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los legisladores porteños, si desean saber qué pensamos no tienen más que acercarse a nuestros puestos de trabajo, allí los recibiremos con la mayor cordialidad.

En ese ámbito deseamos llegar juntos a la solución de las más de mil familias que viven de su trabajo en forma diaria. Queremos ser artífices de nuestro propio destino y no instrumento de la ambición de nadie.

* Cooperativas: De Trabajo Viniplast, de Transporte Rabbione, de Trabajo Global La Nueva Esperanza, Textil Ceres, De Trabajo 19 de Diciembre, Maderera Córdoba, Chilavert, Artes Gráficas El Sol, Cooperpel.

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