EL PAíS › LA INVESTIGACION SOBRE EL ASESINATO DEL DIRIGENTE CAMIONERO
A la posibilidad de que el crimen estuviera vinculado con la actividad gremial de la víctima se sumó ahora la hipótesis pasional.
› Por Raúl Kollmann
Un fuerte conflicto se desató ayer en la investigación de la muerte del dirigente camionero Abel Beroiz. El juez Osvaldo Barbero se enfrentó con la policía rosarina al señalar que de ninguna manera el crimen está esclarecido y que los hombres de uniforme actuaron en forma “irresponsable” al develar la identidad del presunto autor material del crimen, Raúl Flores, un hombre que se fugó del penal de Coronda. Barbero, en diálogo con Página/12, ratificó que la principal pista que sigue es la del asesinato por encargo y que, al no estar identificado el que mandó a matar a Beroiz, de ninguna manera se puede hablar de esclarecimiento. Hasta ahora, desde el juzgado había trascendido que el origen del supuesto encargo estaba relacionado con algún tipo de interna gremial. Ayer cobró fuerza una pista vinculada con el carácter sectario del crimen: un análisis detallado de la fotografía de Beroiz que llevaban los atacantes demuestra que tiene una marca de sangre o de pintura roja en el corazón y otra en el estómago. Eso llevó en las últimas horas a investigar las relaciones de la víctima con una mujer. Por otro lado, el líder camionero, Hugo Moyano, disparó contra el magistrado en un curioso escrito en el que cita a Michel Foucault. Moyano sostiene que nunca fue convocado por el juez y que carece de datos o información útil para la investigación.
En las últimas 48 horas se produjeron un allanamiento, dos detenciones y se emitió la orden de captura de Flores, supuestamente el homicida. Los dos detenidos son Lorena –pareja de Flores– y Mauro, un primo. El punto clave es que en la casa de Lorena y Flores se encontró una serie de folletos de cuentos infantiles en inglés, uno de los cuales estaba en la carpeta que se les cayó a los atacantes en el momento del asesinato. Esos folletos, del sello Cilel, fueron robados en una escuela cercana. La conclusión parece obvia: el homicida residió en la vivienda allanada. De ahí las sospechas sobre Flores.
Por ahora, el elemento más llamativo del crimen es un sobre, semiabierto, que también dejaron o se les cayó a los atacantes al lado del auto de Beroiz. Dentro del sobre había una foto del dirigente camionero tomada en un acto y con el cartel del sindicato detrás. El juez pone énfasis en dos manchas rojas, tal vez de sangre o de pintura para realizar tatuajes, sobre el corazón y el estómago de Beroiz. “Esto se parece mucho a algo umbanda, sectario o mafioso”, sostiene el magistrado. En este punto hay acuerdo con quienes siguen la investigación del lado del gremio de los camioneros. “Sí, estamos convencidos de que esto no fue un robo, como pensamos al principio. Tampoco es un crimen político o gremial, como fueron los de José Ignacio Rucci o Augusto Timoteo Vandor. En esos casos entraron a sangre y fuego, mataron y punto. Acá dejan una fotografía con dos marcas rojas. Tiene carácter sectario o mafioso”, le dijo a Página/12 un allegado a los camioneros. Las miradas están puestas ahora en alguna relación que pudiera tener Beroiz con una mujer que, supuestamente despechada, mandó a matar al gremialista. La mano de obra usada fue burda –un hombre escapado de la cárcel de Coronda– y todo el operativo resultó grotesco, al punto que los dos homicidas se hicieron notar mucho, hay personas que los pueden identificar y terminaron yéndose en taxi.
El choque entre el juez Barbero y la policía tiene que ver con información difundida por la Unidad Regional II. En un comunicado entregado ayer a la prensa, el magistrado señaló que “mal pueden afirmar los funcionarios de la policía que los investigadores están próximos a individualizar a los autores materiales e incluso intelectuales del homicidio cuando la filtración por parte de la policía ha frustrado la detención del principal sospechoso. Es el juez la única persona autorizada a dar por esclarecido un hecho delictivo, facultad que parecen arrogarse las autoridades policiales”.
En concreto, el juez sostiene que no se puede dar por esclarecido un caso en el que los homicidas fueron dos, hay uno solo identificado y ni siquiera se lo pudo detener. Además, no existen evidencias contundentes que tengan que ver con quien encargó el crimen.
La magia
El líder camionero Hugo Moyano, con el patrocinio de Daniel Llermanos, presentó un escrito aparentemente acusatorio contra los medios de comunicación, pero en verdad dirigido contra el juez. Moyano la emprende contra la hipótesis barajada públicamente por el magistrado: que se trató de un crimen por encargo, que el origen del encargo podría ser gremial y que no ve suficiente colaboración por parte de las personas cercanas a Beroiz.
Citando a “Fucault” (sic), el escrito dice: “el poder “mágico” de los juristas es sustituido por otros poderes, en la “magia” de la comunicación. Es muy claro que algunos medios de prensa se embarcan en campañas de desprestigio para dejar huérfanos de líderes a los trabajadores, utilizando la estrategia de matar al pastor para apoderarse de las ovejas”. Moyano aclara que no se presentó en la causa hasta el momento porque no fue citado y porque no tiene información útil para aportar a la investigación.
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