Mar 03.09.2002

EL PAíS

Caselli querella al embajador en el Vaticano, Vicente Espeche Gil

Espeche Gil habría involucrado al actual secretario de Culto en “manejos oscuros” con la Iglesia. El acusado contraataca.

El secretario de Culto, Esteban Caselli, presentará una querella por injurias contra el embajador en el Vaticano, Vicente Espeche Gil. El funcionario tomó la decisión en respuesta a las afirmaciones del representante diplomático, quien lo habría involucrado en “manejos oscuros” con la Iglesia.
La acción judicial, que Caselli iniciará a través de su abogado Ricardo Klass, se enmarca en los delitos contra el honor del Código Penal. Concretamente, se acusa a Espeche Gil de infringir el artículo 110. “El que deshonrare o desacreditare a otro será reprimido con una multa de $ 1500 a $ 90.000 o prisión de 1 mes a 1 año”, dice el texto.
El disparador del nuevo conflicto se encuentra en la página 587 de Nuestra Santa Madre, el libro donde la periodista Olga Wornat aborda las relaciones entre la Iglesia y el poder.
El párrafo de la discordia dice textualmente: “En la charla, Caselli sugirió al Presidente una lista de hombres de la Iglesia que debía contactar para que la visita tuviese el brillo que el Presidente deseaba. La presencia del obispo en Olivos puso incómodos a miembros de la Cancillería, la Secretaría de Culto y hasta al propio embajador argentino en la Santa Sede, Vicente Espeche Gil. Cuando tuve la oportunidad de conversar con Espeche Gil en Roma, me manifestó el desagrado que Caselli provocaba en grandes sectores del Vaticano por sus `manejos oscuros`”.
El obispo es el mote que supo acuñar Caselli como embajador ante la Santa Sede, durante la década menemista. Espeche Gil es quien lo reemplazó no bien asumió Fernando de la Rúa. Y hoy es uno de los pocos diplomáticos digitados por el ex presidente aliancista que se mantiene en su cargo.
En mayo Espeche Gil ganó un lugar en los medios por desconocer la orden de Carlos Ruckauf de efectuar un “ajuste” en la embajada. El canciller buscaba poner las dependencias extranjeras a tono con la realidad argentina. Se supo entonces que el embajador disponía en la sede diplomática de un cocinero, un ayudante de cocina, mucama, planchadora, administrativo y dos choferes.
El controvertido párrafo del libro de Wornat le da ahora continuidad a la interna entre Cancillería y Espeche Gil. Esta vez el cruce fue mediante cables diplomáticos. La secuencia fue la siguiente:
u El 26 de agosto, una vez al tanto del contenido del libro, Caselli lo intima a confirmar la reunión con Wornat y la veracidad de lo transcripto sobre aquella supuesta charla, pidiendo detalles de nombres y apellidos “de las autoridades vaticanas que actuaron en connivencia con el suscripto”. Caso contrario, le exige “enviar una carta documento a la periodista en el término de 48 horas desmintiendo lo expresado en dicho libro y enviar copia de la misma al suscripto debidamente certificada, para iniciar las acciones legales correspondientes”.
u Al día siguiente, desde el palacio Patrizi de Roma, Espeche contesta con otro cable, el número 010500, confirmando el encuentro con Wornat “el 13 de diciembre de 2000, a las 18 horas”. Pero se excusa de brindar detalles aduciendo no contar con un ejemplar del libro en cuestión. Lo único que aclara es que el encuentro con la periodista fue breve por razones de agenda. En Cancillería desacreditan ese argumento asegurando que Wornat y el diplomático compartieron posteriormente una conferencia de prensa de monseñor Mejía, director de la Biblioteca y Archivo Vaticano
u El culebrón continúa ese mismo día por la tarde, cuando Caselli le exige una respuesta “inmediata” a su orden, recordándole que su cable, el 010081, es “muy claro y conciso”. Y para que no quedaran dudas, le transcribe nuevamente el párrafo del libro que generó la controversia.
u El 28 de agosto, Espeche Gil vuelve a esquivar el bulto. “Valoro el envío de la transcripción de una parte del documento solicitado, sin perjuicio lo cual agradeceré a esa Secretaría de Culto quiera tener a bien hacerme saber si accederá a mi solicitud” de enviarle un ejemplar, antes de realizar cualquier respuesta.
u El 29 de agosto, Caselli pone fin a la polémica ordenando un sumario administrativo “ante la fragilidad de memoria del embajador y la evidencia manifiesta de querer prolongar su contestación con evasivas”. Y al mismo tiempo solicita a la Cancillería que informe si Espeche Gil pidió oficialmente autorización por cable “a la superioridad para realizar declaraciones públicas”. El artículo 24, inciso C del reglamento interno de la Cancillería obliga a ello. Para Caselli, Espeche Gil debía haber pedido autorización al ministro delarruista, Adalberto Rodríguez Giavarini o al secretario de Culto de entonces, Norberto Padilla.
Pero Caselli no se limitó a la pulseada administrativa. También inició una batalla legal. El 29 de agosto Klass le envió una carta documento a Espeche Gil para que ratifique o rectifique lo publicado por Wornat en un plazo no mayor a 48 horas.
El embajador en el Vaticano contestó ayer. Pero sólo para desconocer “la calidad jurídica” de Klass. En otras palabras, dijo no tener “pruebas” que éste represente legalmente al secretario de Culto. Y por lo tanto evitó cualquier respuesta. Fue entonces que Caselli ordenó a Klass que lo querellara.

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