En una nueva audiencia del juicio que se realiza en Miami por el caso del valijero Guido Antonini Wilson, se conocerá hoy la acusación formal contra tres venezolanos y un uruguayo a quienes el fiscal Thomas Mulvihill sindica como “agentes no declarados de un gobierno extranjero”. Y mañana será la fecha límite para que el gran jurado evalúe si formaliza la acusación contra los venezolanos Moisés Maiónica, Franklin Durán y Carlos Kauffman, un abogado y dos poderosos empresarios, quienes se encuentran presos en La Florida, donde residían. También está detenido el uruguayo Rodolfo Wanseele y permanece prófugo un quinto acusado, Antonio Canchica Gómez.

La lectura formal de la acusación se realizará a las diez de la mañana y se espera que Mulvihill revele alguna de las pruebas para sostener su acusación, ya que en las audiencias previas sólo se refirió a grabaciones que habría obtenido Antonini en forma subrepticia y con la ayuda del FBI de conversaciones con sus ex socios. En la instancia de hoy, de “acuerdos preliminares”, los acusados podrán reafirmar su inocencia o declararse culpables y colaborar con el FBI y los fiscales, a cambio de protección o de una imputación suavizada. Durán y Kauffmann, que habían sido socios de Antonini, expusieron una nueva estrategia y pidieron otra audiencia de excarcelación. Los dos venezolanos cambiaron de abogado tras la primera audiencia del 12 de diciembre -en la que se les negó la excarcelación- y ahora la nueva defensa pide otra oportunidad ante los tribunales de Miami. Es que los abogados de Durán y Kauffman señalaron que el anterior defensor cometió errores y no se respetaron las garantías de sus defendidos.

En algunas de las conversaciones grabadas, los acusados dicen hablar en nombre del gobierno venezolano para presionar a Antonini con el fin de que no revele el destino de la valija con 800 mil dólares que él debía entregar en Argentina. También en esas conversaciones, los acusados le revelaron que el destino del dinero era para la campaña electoral de Cristina Fernández de Kirchner.

El esquema planteado hasta ahora por Mulvihill en sus presentaciones no precisa en qué momento Antonini comenzó a colaborar con el FBI. El norteamericano-venezolano había escapado de Argentina, donde la Aduana había interceptado la valija que había traído en un vuelo oficial con representantes de la empresa Pdvsa, de Venezuela, y Enarsa, de Argentina. Estos funcionarios fueron apartados de sus cargos en los dos países, pero Antonini logró escapar a Estados Unidos. Allí se entregó al FBI apenas llegó, según su abogada, y habría preparado las grabaciones a sus ex socios a instancias del FBI.

En Venezuela ya se habían publicado comentarios periodísticos de que Antonini estaba colaborando con el FMI desde varios días antes de que comenzaran sus reuniones con Durán y Kauffman, con quienes compartía varios negocios como socio menor y hasta podría decirse que como empleado. Sin embargo, ambos se reunieron varias veces con el hombre de la valija, sabiendo, o suponiendo, que estaba colaborando con el FBI. Resulta difícil evaluar si estas grabaciones alcanzarán a la Justicia para probar la relación de los acusados como agentes del gobierno venezolano. Hablar en nombre de un gobierno en una conversación como las que se grabaron no parece lo mismo que ser su agente. Cuando se produjo el escándalo periodístico con la acusación, lo primero que se supuso era que el fiscal tendría grabaciones de conversaciones telefónicas de los acusados con funcionarios de Venezuela. Pero hasta el momento el fiscal sólo habló de conversaciones mantenidas por Antonini con los acusados. Y una del mismo Antonini con un alto jefe de la DISIP –la policía secreta de Venezuela–, pero en ese caso el agente sería Antonini y no los acusados.

Las dos audiencias serán presenciadas por la diputada de la Coalición Cívica Patricia Bullrich, quien viajó ayer a Miami designada por su bloque legislativo para seguir de cerca la causa.

El diario The Washington Post publicó ayer un duro editorial titulado “Cuento de un valijero”, donde expresó su desilusión por la forma iracunda en que el gobierno argentino reaccionó ante la denuncia del fiscal Mulvihill de que los 800 mil dólares de la valija que llevaba Antonini estaban destinados al financiamiento de la campaña de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El periódico asegura que acusar al gobierno norteamericano por la causa que se ventila en Miami es desconocer a las instituciones de ese país. “Fernández de Kirchner sucedió en el poder a su marido, un populista que le permitió a Chávez utilizar a la Argentina como escenario de sus manifestaciones antinorteamericanas”, dijo el diario.