EL PAíS › TERMINA HOY EL PLAZO PARA LOS QUE QUIERAN PASAR AL SISTEMA DE REPARTO
Hoy termina el plazo para los trabajadores que quieran pasarse del sistema de jubilación privada al estatal de reparto. Dentro de cinco años volverá a abrirse la posibilidad, pero sólo podrán cambiar las mujeres de menos de 50 años y los varones de menos de 55 años.
› Por Fernando Krakowiak
Los trabajadores que quieran pasar del sistema de capitalización al régimen estatal de reparto tendrán hoy su última oportunidad. Si se cumple la promesa oficial recién dentro de cinco años se volverá a abrir el “corralito” que protege a las AFJP, pero sólo podrá ser aprovechado por las mujeres que entonces tengan menos de 50 años y los hombres menores de 55 años, ya que la ley previsional no les permitirá volver a optar a quienes en ese momento estén a menos de diez años de jubilarse. El Gobierno prorrogó hasta el 15 de enero el plazo para entregar los formularios, pero el trámite que se realiza por Internet vence hoy. No hay posibilidad de iniciar el traspaso de otra forma. Por lo tanto, quien no se inscriba antes de la medianoche en la página www.opcionjubilatoria.gov.ar se quedará sin ninguna chance, pues no le servirá de nada que el correo siga recibiendo los formularios dos semanas más. Se estima que el número final de traspasos podría llegar a 1,5 millón.
La decisión que cada persona tome será fundamental para su futuro. Lo que está en juego es nada menos que la jubilación. Sin embargo, el Gobierno hizo poco en estos últimos meses para facilitar la elección. Desde la Anses se había prometido una campaña de difusión pública masiva para orientar a la población, pero nunca se concretó. El desinterés por informar resultó tan manifiesto que este último y decisivo mes el Gobierno se dio el lujo de dejar a ese organismo sin conducción durante casi dos semanas. Las consultas a los distintos medios de comunicación crecieron exponencialmente en los últimos días porque mucha gente no sabe qué hacer. Las AFJP les dicen que lo mejor es quedarse donde están y desde el Estado se impone un silencio de radio sobre el tema. En muchas empresas presionan a sus empleados para que no se pasen a reparto y la CGT parece más preocupada por la suba de los aportes que tendrán los afiliados a las AFJP que por alentar los traspasos. Si alguien está dudando, lo mejor que puede hacer hoy es entrar a la página web mencionada anteriormente, iniciar el trámite y bajar los formularios. De ese modo tendrá quince días más para analizar la situación sin por eso verse obligado a pasarse, ya que el trámite sólo se completa cuando el interesado presenta los papeles en el correo.
La elección no es fácil porque no hay forma de obtener una respuesta segura cuando uno pregunta si lo mejor es capitalización o reparto. Al momento de optar, el trabajador puede precisar su sexo, edad, estado civil, salario, años aportados y comisiones actuales, pero desconoce cómo evolucionará en el futuro su ingreso, la inflación, las comisiones, la rentabilidad de los fondos, la tabla actuarial de mortalidad, la tasa de ajuste de la renta vitalicia y su estado civil. Sólo se pueden realizar estimaciones elaborando supuestos que siempre serán de cumplimiento incierto.
Algunos analistas sostienen que los jóvenes que tienen un empleo en blanco y llegan a fin de mes sin demasiadas dificultades deberían quedarse en una AFJP porque tienen muchos años por delante para acumular en su cuenta individual e incluso podrán optar por pasarse al Estado más adelante. Por el contrario, a las personas de bajos ingresos y edad avanzada se les recomienda irse al régimen de reparto por las pocas posibilidades que tendrán de acumular el dinero necesario para una buena jubilación. Esa recomendación es funcional a los intereses de las AFJP, pero suele ser cierta porque lo funcional no es la recomendación sino el sistema. La reforma previsional que impulsó Néstor Kirchner no introdujo modificaciones estructurales en el régimen previsional inaugurado por Carlos Menem en 1994 para favorecer los negocios de los bancos y ponerse a tono con el individualismo reinante.
Un informe elaborado por los economistas Claudio Lozano y Tomás Raffo, del Instituto de Estudios y Formación de la CTA, destaca que desde que se instauró el régimen privado de capitalización de fondos de pensión, las AFJP recibieron 93.870 millones de pesos (valuados a los precios de 2006) y se quedaron con 30.789 millones en concepto de comisión (32,8 por ciento). De esta cifra, 10.388 millones fueron a sus empresas vinculadas de seguro de fallecimiento e invalidez, 10.141 millones a gastos comerciales (cuyo mayor componente es la retribución al personal de ventas, gastos varios e ingresos brutos), 8285 millones a gastos administrativos (que incluye remuneraciones al personal administrativo y directivo, gastos de computación, depreciación de bienes de uso e impuestos), quedando 1975 millones de pesos de utilidad neta. Con toda esa masa de recursos, se podría haber financiado un aumento a los jubilados de 27 por ciento anual promedio desde la instauración del sistema privado hasta la actualidad. Es decir que la jubilación mínima, que entonces estaba en 200 pesos, podría haber subido paulatinamente hasta llegar a 860 pesos a comienzos de este año, en lugar de los 560 pesos a los que estaba antes de la última recomposición.
Los gobernantes y una porción significativa de la población conocen esta historia que ha sido ruinosa para el país. Sin embargo, el esquema de acumulación de ahorro en cuentas individuales permanece inalterado y mucha gente continúa eligiéndolo. Algunos porque les conviene, otros por desinformación y un tercer grupo porque el resumen que les envía la AFJP todos los meses a la casa les hace sentir que tienen algo propio que nadie les va a sacar, aunque la experiencia demuestre lo contrario. Ese es el verdadero triunfo que logró el Banco Mundial luego de propagandizar la Nueva Ortodoxia Previsional a comienzos de los ’90.
Habilitar el traspaso de capitalización a reparto ha sido una medida positiva para liberar a aquellos que no confiaban en ese sistema, pero varios especialistas la consideraron insuficiente, sobre todo por la escasa información y debate que hubo en estos ocho meses. Una vez que se conozca el número final de traspasos llegará la hora del análisis y el debate entre los distintos sectores que buscarán capitalizar los números a su favor. Eso es lo que viene para los próximos meses.
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