EL PAíS
› EL GOBIERNO QUIERE ARREGLAR CON RODRIGUEZ SAA
Cómo cambiar de candidato
› Por Diego Schurman
El humeante cigarro negro de Alberto Balestrini ya es un clásico. Lo mismo la obsesión de José Pampuro a la hora de renovar el tabaco de su pipa. Por eso, lo que realmente llamó la atención durante la sobremesa fue la ansiedad de Eduardo Duhalde por cerrar un acuerdo electoral con Adolfo Rodríguez Saá.
El almuerzo se produjo ayer a las 13.15 en la Casa Rosada, en la sala contigua al despacho presidencial. El invitado no fue un personaje menor: además de intendente de La Matanza, Balestrini es uno de los hombres de confianza del adolfismo para el armado territorial en la provincia de Buenos Aires. El vínculo está tan aceitado que al menos una vez por semana se reúnen en el Hotel Sheraton de Retiro para diseñar estrategias.
Duhalde apeló a su vieja amistad con Balestrini y lo invitó a hablar de política.
–¿Qué tenés que hacer mañana al mediodía? –le preguntó el lunes por la noche.
–Bueno, está la asunción de los ministros de Solá –atinó a contestar el matancero.
–Porque no te venís a almorzar conmigo, tipo una –lo sorprendió el Presidente.
Ya en Gobierno, el intendente comenzó a entender la preocupación oficial. Duhalde y su secretario privado querían saber sobre su “compromiso” con Rodríguez Saá. Concretamente, le preguntaron si ya había cerrado trato con el candidato del justicialismo mejor posicionado en las encuestas.
Balestrini es una presa codiciada. Está al frente del distrito más populoso de la provincia. Y por eso llueven las versiones que lo ubican como compañero de fórmula del puntano, pese a que éste asegura que su partenaire será una mujer.
–Nuestro candidato es El Adolfo –le soltó el matancero, buscando su complicidad y la de Pampuro.
Duhalde asintió. Pero reconoció las dificultades para formalizar ese viraje. El Presidente cree que José Manuel de la Sota no repuntará. Es más, algunas encuestas actualizadas, como la del sociólogo Artemio López, ni siquiera lo muestran bien posicionado en Córdoba, sus pagos.
La falta de entusiasmo oficial con El Gallego trasciende las palabras: muchos intendentes bonaerenses se resisten a recibirlo. Y no es descabellado que, más temprano que tarde, el plan inicial de desembarcar todos los fines de semana en la provincia termine desbaratándose.
La fecha clave, como adelantó hace un mes este diario, será el 21 de setiembre. En Gobierno aseguran que si para entonces De la Sota no mejora en las encuestas le soltarán decididamente la mano.
No por nada, en los últimos días Duhalde mostró cierta debilidad por el “reunionismo” para ajustar su estrategia de acercamiento a Rodríguez Saá. El lunes almorzó con Felipe Solá, con quien imagina una sociedad no muy lejana. Obviamente que los hechos de violencia en el distrito ocuparon gran parte de la agenda, ya que el tema afecta a ambos. Pero hubo tiempo para abordar otros tópicos.
El Presidente insinuó en más de una oportunidad que su mujer Chiche sería una excelente compañera de fórmula. Voces interesadas dicen que la primera dama podría hacer nuevamente pie en la provincia a través del Plan Vida, que sería reestablecido por el ministro de Trabajo bonaerense, Mariano West.
Solá aparece como el puente de plata hacia Rodríguez Saá, quien últimamente se esmera en criticar con más dureza a Duhalde que a Carlos Menem, su verdadero competidor en la interna del PJ. Si bien el gobernador evita hacer explícito su apoyo a la candidatura del puntano, envió lasemana pasada al acto del Luna Park a su mujer, “La Colorada” Teresa del Valle González Fernández.
La entente Solá-Chiche le permitiría al Presidente matar dos pájaros de un tiro: aplacar la amenaza de desmembramiento del aparato bonaerense -que en gran parte no coincide con el respaldo a De la Sota– y negociar desde un lugar de mayor poder los términos de un futuro acuerdo con Rodríguez Saá.
Pese a que insiste con negar un acercamiento al duhaldismo, al puntano podría seducirle ese “combo” ya que le allanaría el camino a la Casa Rosada. Lo mismo podría suceder con Solá, aunque en su caso para revalidar con los votos el cargo de gobernador.
El apoyo de los duhaldistas de paladar negro al actual mandatario bonaerense podría quedar blanqueado el 17 de octubre, en Necochea, con el lanzamiento de una corriente cuyo nombre será esa fecha emblemática para los justicialistas.
Antes, Duhalde deberá encontrar alguna variante para suspender las internas abiertas. A la hora del postre, el Presidente reconoció ante Balestrini y Pampuro la imposibilidad de llegar a una salida consensuada sobre el tema. Nada dijeron allí de las esperanzas que el Gobierno tiene depositadas en la jueza electoral María Servini de Cubría para que “trabe” el proceso electoral con alguna buena excusa.
Lo que no parece sencillo por el momento es la realización un congreso partidario. Duhalde quería que el PJ acordara en ese ámbito una variante a la ley de lemas para las elecciones generales del 30 de marzo. Hoy, nada más parecido a una quimera.