Vie 06.09.2002

EL PAíS  › LUIS FARINELLO ANUNCIO QUE SE ALEJA DE LA POLITICA PARTIDARIA

“Sigo con el pueblo en la calle”

Vuelve a dedicarse tiempo completo a la actividad religiosa. Su balance, su crítica a la clase política. Cómo ve su futuro.

› Por Santiago Rodríguez

El cura Luis Farinello anunció ayer su alejamiento de la política partidaria. La causa determinante de su retiro fue que el nuevo obispo de Quilmes, Luis Stokler, le ordenó que dejara la actividad, aunque Farinello aseguró a Página/12 que en su decisión pesó también “mi experiencia en la política”. “Los políticos no tienen humildad”, explicó Farinello, quien también les reprochó su “ambición de poder” y afirmó que más de uno de los que se acercó a acompañarlo en el Polo Social “me utilizó”. El cura anticipó que aun fuera de la política seguirá “con los pobres, con los piqueteros, con el pueblo en la calle”.
–¿Por qué deja la política?
–Tengo un obispo nuevo y él piensa que el sacerdote debe trabajar con los pobres, la Justicia, los piqueteros y todo eso, pero que no debe participar de un partido político ni tampoco ser candidato. A eso hay que sumarle un poco mi experiencia en la política.
–¿Qué opina de la posición de Stokler?
–Es lo que más o menos piensa la Iglesia en su forma tradicional. Yo sabía que una vez que no estuviera (el anterior obispo, Jorge) Novak tarde o temprano iba a ser así. Stokler, que es un hombre muy austero de vida, que camina mucho los barrios, tiene la concepción de que el sacerdote debe ser el hombre de todos y no de un partido. Frente a eso me quedan dos caminos: decir “monseñor, la política para mí es lo más importante, no lo voy a obedecer” y rebelarme; la otra es decir “obedezco porque para mí la Iglesia es lo más importante”. Eso es lo que voy a hacer porque no me imagino sin ser sacerdote; para ser profundamente feliz necesito el sacerdocio.
–¿Cuánto pesó en su decisión su propia experiencia en la política?
–La política no es fácil. Si bien encontré compañeros formidables de los que aprendí mucho y que fue una experiencia muy rica, porque la política es la relación de los hombres entre sí, también llegué a la conclusión de que es muy difícil, que lo mío es muy utópico, que a veces mis opiniones causaban risa.
–¿Cuáles, por ejemplo?
–Cuando habla de los pobres, de renuncia, de lavar los pies, de servir y dice con pasión que no le interesan los cargos, que la política es otra cosa, bajan los ojos y uno ve la sonrisa como que dicen “en el fondo este es un cura y de esto no entiende nada”. Muchos con buena voluntad hasta me han dicho “vení, yo te voy a decir cómo es la política para que aprendas” y yo lleno de cólera les he respondido que no me interesaba porque eso justamente es lo que la gente desprecia. También encontré gente que me utilizó, que bajo el paraguas de Farinello llegó a tener un puestito y no le interesó lo que pensaba ni la mística que yo le pedía.
–¿Qué reprocha concretamente de la forma en que se hace política?
–La ambición de poder y la falta de humildad. Los políticos no tienen humildad y para mí la virtud más importante en estos momentos de profunda crisis es trabajar juntos en un proyecto común y renunciar a ambiciones personales para bien del pueblo, pero en la política todos se sienten elegidos y creen ser más de lo que en verdad son. Yo tengo ya 65 años, no estoy para ese internismo desgastante y me pregunto si la opción de la política es en la que debo estar gastando los últimos cartuchos que me quedan o si sería mejor hacer lo que hacía antes; recorrer el país, estar con los piqueteros, tomar mate con la gente en la villa.
–¿Se arrepiente de haber incursionado en política?
–No, ha sido una experiencia riquísima. He podido hablar a solas con todos los políticos de primer nivel, me he conmovido, he hablado de Jesús, he dicho rompa con el FMI; he dicho lo que yo pensaba con toda libertad y a algunos de ellos les he tocado el alma. Pasé por la política siendo Farinello, sin mancharme y eso fue para mí una experiencia muy rica.
–Usted habló en las últimas horas de “egoísmos dentro del campo nacional y popular”. ¿A qué se refería?
–El movimiento nacional y popular tiene que sacar personajes que nos han hecho mucho daño y que se están reciclando.
–¿Quiénes?
–Hay tantos, inclusive son candidatos otra vez. Este llamado a elecciones es un engaña pichanga, son los mismos; muchos que estaban conmigo en el Polo Social están ahora con Adolfo Rodríguez Saá, son los mismos oportunistas que no aman al pueblo.
–¿Le gusta Rodríguez Saá? ¿Quién es para usted un buen candidato?
–Está todo muy mezclado y confuso. A mí ninguno de ellos, ni siquiera Lilita (Carrió) me satisface.
–¿Hasta qué punto su alejamiento de la política no implicará la disolución del Polo Social?
–Esa es una cosa que estamos pensando seriamente con los compañeros que me son fieles porque queremos que el Polo siga; queremos insistir no tanto en el partido, sino en el movimiento y en el proyecto. No sabemos cómo va a ser el futuro, pero lo que yo voy a seguir haciendo es estar con los pobres, con los piqueteros, con el pueblo en la calle; en fin, todo eso.
–O sea, va a seguir haciendo política desde otro lugar.
–No tenga dudas. Es imposible no hacer política y la voy a hacer más que nunca. Y le pido a la gente que intervenga porque la manera de cambiar el mundo es por la política. La política es la revolución del amor y no de salvarse personalmente.

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