Vie 25.01.2008

EL PAíS

Un caso que recuerda al de los “autos truchos” de los noventa

Quienes conocen el caso, dicen que aún falta encontrar el “Steinberg” de esta maniobra. Ese empresario fue quien pergeñó una estafa similar en 1991.

“Acá lo que todavía falta es encontrar al Cacho Steinberg”, explicaban ayer en la Cancillería sobre el caso de los autos importados. Steinberg fue el factótum del recordado caso de importación de autos truchos entre 1991 y 1993, que guarda llamativos paralelismos con la investigación que se ventila por estos días. Básicamente, lo que aún debe determinar la Justicia quién era que importaba y luego facilitaba la venta de los vehículos que ingresaban al país libre de impuestos, engranaje indispensable para la operación. Un interrogante que los investigadores pensaban determinar en breve, una vez que comiencen a citar a los primeros compradores argentinos de los autos que trajeron los diplomáticos.

En aquel caso de los autos truchos, emblemático de la primera época del menemismo, también hubo representantes diplomáticos de Paraguay, Venezuela, Panamá y España que fueron denunciados por importar autos que luego vendían en el mercado local. Pero el caso emblemático fue el del embajador de Bolivia de aquel entonces, Agustín Saavedra Weisse, a quien acusaron de ingresar 152 autos de lujo que fueron vendidos antes del tiempo que marcaba la ley. Para ello hizo pasar a 40 bolivianos que vivían en el país como miembros de la embajada. También involucraron directamente al ex embajador de Panamá Pedro Escalona Ríos.

Pero si aquel caso es recordado por algo es por los “ricos y famosos” involucrados que generalmente no sólo los conseguían a través de los diplomáticos sino también gracias a una ley que permitía a los discapacitados comprar vehículos sin pagar impuestos ni tasas de aduana. De esa manera ingresó al país Susana Giménez un Mercedes-Benz, que luego sería localizado en una estancia escondido bajo fardos de alfalfa. El actor Ricardo Darín fue procesado, luego absuelto, por comprar una Nissan Pathfinder. Los editores Constancio Vigil y Julio Ramos utilizaron ese sistema, la mayoría colocando el auto a nombre de algún discapacitado.

El cerebro de la maniobra fue Steinberg, socio de los hijos de Carlos Menem en la preparación de autos de carrera y la importación de motos. Steinberg primero fue preso, pero luego consiguió su libertad gracias a una “distracción” del entonces juez federal Carlos Liporace, uno de los jueces de la servilleta de Carlos Corach.

En la Cancillería argentina especulaban ayer que “el Steinberg” de este caso también tenía que tener vinculaciones con el gremio de los ricos y famosos, dado que no es nada sencillo conseguir compradores para vehículos que en muchos casos superan los 100 mil dólares. Incluso, dado lo poco común de algunos modelos –las Hummer están “de moda” en determinado sector social, pero no son vehículos como para usar en la calle– daban la sensación de ser compras por encargo. Entre los famosos que usan esas camionetas se menciona a dos famosos animadores, un futbolista y una modelo. En la Justicia imaginaban tener los nombres de los compradores bastante rápido.

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