Sáb 07.09.2002

EL PAíS  › STORNI, CASARETTO Y GIAQUINTA CON EL PAPA

Adiós al acosador

El obispo de Santa Fe, Edgardo Storni, denunciado por acoso sexual, mantuvo ayer una entrevista con el papa Juan Pablo II. Se espera que lo separen de la diócesis y lo designen en Roma.

Por Pablo Feldman
A la espera de la comunicación de la Secretaría de Estado del Vaticano convocándolo a una entrevista privada con el Santo Padre, monseñor Edgardo Storni pasó en Roma sus últimas horas como arzobispo de Santa Fe. El sacerdote denunciado por abusos sexuales contra seminaristas tuvo su ad limina final, ya que luego del encuentro celebrado ayer en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo con el papa Juan Pablo II se conocerá la decisión de separarlo de la diócesis a su cargo y se le dará un nuevo destino, “incierto pero seguramente en las cercanías de Roma” dijo a Página/12 una fuente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).
En Santa Fe, en tanto, el caso Storni continúa desarrollándose en Tribunales: la causa por abusos cobrará mayor impulso a partir del testimonio de un ex seminarista, lo mismo que la caratulada “amenazas coactivas” por la que fueron imputados cuatro sacerdotes, discípulos de monseñor, que también serán separados de sus cargos en Santa Fe.
Después de diez días de peregrinar por los dicasterios del Vaticano, la Congregación para los Obispos y la Secretaría de Estado, Edgardo Storni accedió –junto al obispo de San Isidro Jorge Casaretto y al de Resistencia Carmelo Giaquinta– a un encuentro con el Sumo Pontífice. “Las visitas ad limina son periódicas, y este año debió hacerse en enero y febrero, pero los problemas del país hicieron que se retrasara el viaje de algunos de nuestros obispos para esta época del año” dijo a Página/12 la fuente de la CEA antes de que los sacerdotes partieran a Roma el fin de semana pasado.
Storni se fue antes, intentando sortear a la prensa pero con poco éxito: el miércoles 28 de agosto debió acelerar en los últimos metros del acceso a preembarque de Ezeiza frente a los noteros que le preguntaban si “usted es uno de los 805 curas abusadores denunciados”. El obispo santafesino no contestó y se refugió detrás de su acompañante, Marcelo Mateo, otro de los curas imputados por las amenazas a José Guntern, el sacerdote de 82 años que fue trasladado al obispado santafesino y obligado a firmar un acta ante escribano público, y un acta canónica, en las que se desdecía de la carta escrita en 1994 en la que le reprochaba a Storni el “desliz” que había tenido con un joven seminarista.
Precisamente ese seminarista, conocido por las crónicas de la época publicadas por Rosario/12 como “el hijo de un juez” es quien se presentó el sábado pasado en tribunales para dar testimonio de su caso. Martin Lascurain, que abandonó el seminario sin ordenarse sacerdote, le dijo al juez Eduardo Giovanini que fue “inequívocamente acosado por el obispo”. Esta declaración y el Informe Arancibia que se espera sea remitido tras el exhorto judicial al Vaticano, serían suficientes elementos como para que Storni sea requerido por la justicia para ser indagado.
El Informe Arancibia que recopiló el testimonio de medio centenar de seminaristas y sacerdotes y que de manera concluyente describió la conducta patológica de Storni está en el archivo del Vaticano desde la Navidad de 1994. En la actualidad, el director del Archivo Secreto del Vaticano es el cardenal Jorge María Mejía que cuando recibió la carpeta de Arancibia hace casi 8 años era tan sólo secretario. Precisamente junto al purpurado argentino, Storni cerró anoche su jornada, compartiendo una cena luego de haber visitado el Consejo de Justicia y Paz y la sede internacional de Cáritas, y una de las cuatro basílicas patriarcales, la de Santa María la Mayor.
“No hay que esperar nada especial en ese encuentro, el Papa ha recibido a obispos que luego fueron removidos”, explicó a este medio el experto que recordó que “el Santo Padre traza rumbos en las encíclicas y en los oficios religiosos, y no hace mucho fue que dijo ‘no hay lugar en la Iglesia para abusadores’”, concluyó la fuente explicando que la remoción de Storni “corre por vía separada”. Simultáneamente con lasalida de Storni del Arzobispado de la capital provincial dejarían sus cargos los vicarios Hugo Capello, Mario Grassi, y el obispo auxiliar, Edgardo Stoeffel.
En Santa Fe, la ciudadanía que se movilizó en apoyo a los sacerdotes que descorrieron el telón de silencio e hipocresía espera que el nuevo obispo retome la senda trazada por Vicente Zazpe, quien le advirtió a su confesor que “se cuide de Storni, que ha hecho tanto daño...”. Zazpe falleció en enero de 1984. El 28 de agosto de ese año, Edgardo Gabriel Storni que era el obispo auxiliar, asumió como obispo de Santa Fe. Precisamente el mismo día, pero 18 años después, dejó la Argentina para viajar a Roma con pasaje de ida. Hoy, por última vez fue recibido por el Papa como obispo.

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